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Twitter y la navaja de Occam


Las redes sociales se prestan al desvarío. A las teorías de la constipación. A la disidencia controlada. A la paranoia contagiosa. Son el productos de unos algoritmos no demasiado sofisticados.  Los debates que generan son bastante predecibles, a la postre siempre tediosos y tendenciosos. Es el caso, como no, de la compra de Twitter por Elon Musk.

La jugada de salida ten presente, que es la primera que se le olvida a la gente.  Una vez más, se cumple el genial refranero del pueblo castellano.

Las plataformas americanas ,que usa la Inteligencia Americana para impulsar la Revolución Puritana, cometieron el lamentable error de interferir gravemente en las pasadas elecciones.  El banneo de Donald Trump resultó mucho más decisivo que el posterior pucherazo postal. Todos los analistas, que pululan por las RRSS, fingen no saberlo, como si no hubiera ocurrido.  El ex presidente republicano y futuro candidato ni olvida ni perdona. Hace lo correcto. Elon Musk ha entrado a saco, decidido a sanear y optimizar la empresa sin parar de reír.  Será por dinero. 

(c) Belge

Inflación estructural e IPC: ¿Problema de enfoque o de método?


Si un contemporáneo de Carlos V pudiera viajar en el tiempo y despertar en 2020, estaría asombrado al ver como suben los precios de una semana para otra. En su época, si el coste de la vida se disparaba el 1%, ponían el grito en el cielo. Rozaba la usura. A la ligera inflación del siglo XVI, que acarrea el Descubrimiento, le siguieron 50 años de Deflación. Dicho de otro modo: en los reinados de Isabel la Católica, Carlos V y Felipe II, los precios se mantuvieron relativamente estables. 

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¿Qué es la Hiperinflación?


La destrucción del mercado, que coloquialmente se conoce como hiperinflación, parece “alocar” los precios de bienes y servicios. Por ese motivo, se suele confundir de un modo interesado con su antítesis, la inflación. Para el común de los mortales no es fácil entender que una CREA mercado (inflación) y que la otra, lo destruye (hiperinflación).
Incluso dando por buena la composición de la Cesta tipo que hace el INE, con generosidad, las cifras que publican para maquillar la hiperinflación son incongruentes. Puedes tapar el sol de mediodía con una mano, pero no evitar deshidratarte.

Cesta tipo del INE:

INE

Cesta tipo aplicada a un ingreso neto (30.000 euros)

  Sectores Ponderación (euros) Inflación (euros)
1 Alimentación y bebidas 6780 2373
2 Bebidas alcohólicas y tabaco 930 46
3 Vestido y calzado 1800 327
4 Vivienda 4260 1540
5 Menaje 1740 522
Medicina 1320 176
7 Transporte 3900 1260
8 Ocio y Cultura 1920 76
9 Comunicaciones 1080 144
10 Enseñanza 480 24
11 Hoteles, bares, restaurantes 3900 390
12 Otros 1890 100
  CESTA  30.000 6978 (23,26%)

La conclusión es evidente. Para mantener el poder adquisitivo, el hogar considerado debe elevar sus ingresos netos TRAS IMPUESTOS Y TASAS en 7.000 euros. Dicho de otro modo: En lugar de ganar 66.000 euros BRUTOS al año, el hogar tipo considerado debe ingresar ahora 92.000 euros brutos. El que no lo consigue, es un 28,3% más pobre.
Como podemos comprobar con nuestra simulación, el grueso de la inflación (75%) llega con 4 o 5 capítulos del gasto relacionados con precios y tarifas reguladas: la alimentación, la hostelería, la luz, el transporte y la calefacción.

Con la treta de la pelea en Ucrania, los distintos gobiernos del Imperio de la Triple A están sangrando a la clase media. Ni siquiera en los años 70 subieron tanto los precios regulados. El cuerpo social ha sido sometido y es incapaz de levantar la voz para protestar. Es un yonqui adicto al maná presupuestario.

 

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En el pecado, la penitencia, y en la virtud, la recompensa


Después de 6 años por debajo de cero, el euríbor se ha desperezado al alza. Se ha cumplido así el principio universal por el qué la necesidad acaba siempre sorteando el azar de las cosas. Hiperinflación cantada, con tasas del 30%, a rebufo de una deflación impuesta por razones políticas y religiosas.

Existe una poderosa razón para que el ser humano se niegue a aprender de sus errores y desaproveche sistemáticamente las oportunidades que le ofrecen las circunstancias. La envidia. La envidia es el tributo que el mediocre le rinde al éxito. Revolcado en el cómodo fango de la ignorancia, adormece ese instinto que le empuja a correr antes que a andar. Acallada la indómita voz interior que llama a maitines, busca la seguridad del rebaño en todos los espejos. Todos confinados y embozados hasta las cejas, en el fondo es feliz. Ni siente ni padece. La Revolución Puritana en marcha le brinda a los envidiosos la coartada de los tontos.

La estrategia del Placebo Social ha aguantado dos años, hasta que se ha demostrado estadísticamente que la eficacia de las vacunas low cost es ninguna. Ha enfermado gente que vivía aislada y protegida, y ha fallecido con la pauta completa. Gente joven y vieja por igual, en proporción. Es justo ahora cuando suena el oportuno cambio de tercio. La retórica pandémica que gastan los puritanos ha dejado de formar parte del argumentario público. En su lugar, el ardor guerrero justifica la nueva política monetarista de la FED. Si te roban la cartera cada vez que paras a repostar o pones la lavadora, es por culpa de Rusia.

Los agitadores del PSOE que se quejaban hace 20 años del precio de la vivienda, de la luz y de los carburantes, amén de las injustas cláusulas contractuales que los malvados bancos imponían a las familias hipotecadas, ahora callan como putas. La Generación Zoquete y sus retoños son casta en los palcos y maman de los Presupuestos. Ya no necesitan irse de botellón para fingir que son pobres mileuristas excluidos por el inicuo sistema. Son igualitaristas y globalistas, muy de Biden y de Gates, pero vigilan que la chacha lleve la mascarilla por encima de la nariz y que eche unas horitas el finde para cuidar a los padres.

Se encarece el precio del pan, subirán los tipos de interés y 1 de cada 100 personas vacunadas en 2021 padecerá secuelas graves. No hay tiempo que no llegue, ni factura que no se pague. A corto y medio plazo, la precarizada clase media española tendrá que seguir apurando el cáliz y abonando los intereses con recargo pandémico.

© Belge