Archivos de la categoría Análisis Económico

HISTORIA DE UN CUPO (LA REFORMA AUTONÓMICA QUE ALGUNOS QUIEREN)


Unamuno dijo una vez que lo de los fueros era algo muy sencillo de entender. Consiste en no pagar. Unamuno era vasco, y en el País Vasco se le rechaza y se le aprueba en función de la ocasión y los intereses, pero solía decir verdades como puños.

En la Edad Media, por el hecho de nacer o vivir en una villa o una ciudad diferente, o en un condado o señorío diferente, los ciudadanos tenían derechos y obligaciones diferentes.

El origen de todo ello era la necesidad del Rey, o del Señor, de asegurarse la fidelidad de los habitantes de un lugar, así como financiar sus costes militares. Era una época en la que además se estaba repoblando con gentes afines territorios arrebatados al enemigo.

Todas las cartas fundacionales de las villas o ciudades son cartas de privilegio, en las que se concede a los habitantes una serie de servicios por parte del señor (fundamentalmente defensa y abrigo frente al enemigo) y en ocasiones peajes (por entrar a la villa, por cruzar un puente, etc…) a cambio de una serie de tributos. A su vez el señor tenía que pagar una parte a su rey, que era el que le había concedido su señorío o título nobiliario. Los fueros vienen a ser el equivalente, aplicado a un territorio completo en lugar de a un solo pueblo o villa.

Esto era más o menos así en toda Europa, cuyas fronteras variaban constantemente debido a las guerras, excepto en España a partir de la reconquista de Granada. Los impuestos los recaudaba localmente un recaudador y éste a su vez hacía llegar su parte al señor y su parte al rey.

Los fueros de las provincias vascongadas y Navarra son privilegios otorgados a los ciudadanos libres de estos territorios (todos los vascos y navarros consiguieron ser considerados hidalgos, a diferencia de otros lugares, en los que había hidalgos y vasallos) a cambio del apoyo a la Corona de Castilla hace siglos. Por ejemplo, en caso de guerra no había levas forzosas en estos territorios, pero sí en el resto de España.

Todo esto tenía sentido en la Edad Media, pero en todos los países europeos se abolieron los fueros cuando se constituyeron en estados modernos. El ejemplo más claro es Francia en la época de Napoleón, quien redactó y promulgó su famoso Código Civil, que con pequeñas variaciones sigue estando en vigor en Francia y establece los derechos y obligaciones de TODOS LOS CIUDADANOS, todos por igual.

Eso no fue así en España, donde sucesivamente se abolieron, restablecieron, volvieron a abolir, etc… y además de manera desigual en las diferentes regiones españolas. Esto fue una de las causas principales de las guerras carlistas, guerras cantonales, etc…

Con la democracia se restablecieron al completo los fueros vascos (en Navarra nunca se suspendieron) y como resultado de ello existe el llamado cupo vasco. En este sistema el estado transfirió, no a la autonomía, sino a las diputaciones forales de cada una de las provincias, la competencia de la recaudación de impuestos. Es decir, la Diputación Foral de Vizcaya cobra los impuestos en Vizcaya, la de Guipúzcoa allí, etc… Básicamente el impuesto es igual en todos los territorios forales, pero hay algunas pequeñas diferencias, por ejemplo en algunas deducciones. El sistema llega al absurdo de que hay diferencias en el régimen matrimonial de bienes, o en el régimen de herencias, o en las posibilidades de hacer testamento, en función de que el matrimonio se celebre en un municipio o en otro (hay villas, ciudades y anteiglesias con derechos diferentes establecidos siglos atrás)

Periódicamente el Departamento de Hacienda del País Vasco negocia con el Ministerio de Hacienda el famoso cupo, que es el coste de los servicios que presta el estado en la autonomía debido a las competencias que aún no están transferidas a la misma. Una vez alcanzado el acuerdo el gobierno vasco paga esa cantidad a la hacienda central. Si no recuerdo mal el último cupo ha sido del orden de 1600 millones de euros.

El sistema del cupo, evidentemente es una discriminación, es un sistema arcaico y fuera de lugar, y yo no estoy de acuerdo con él. Creo que los derechos y las obligaciones son de los ciudadanos, no de los territorios. Pero en un país gamberro como el nuestro, al final está resultando más sano. Es un mal sistema aplicado correctamente que está resultando mejor que un sistema teóricamente más justo pero que se aplica de manera negligente, y me explico.

El Gobierno Vasco sólo tiene una vía de financiación, los impuestos que recauda. En consecuencia, su presupuesto tiene que cuadrar siempre. No puede gastar más de lo que ingresa, porque no recibe fondos de la hacienda central, sino que tiene que pagar una cantidad a la hacienda central. Si necesita financiación tiene que acudir a los mercados financieros, que cobran un tipo de interés u otro en función del rating. Por eso el País Vasco tiene unas cuentas públicas saneadas.

Las autonomías “no privilegiadas” se desentienden de cuadrar el presupuesto. A sus responsables les importa una higa si se puede gastar más o se puede gastar menos. Si necesitan más dinero piden a Madrid, y en función de que sean más o menos importantes a la hora de conseguir los votos para formar gobierno, reciben más o reciben menos.

De la misma manera, se desentienden de las inspecciones y controles legales que son necesarios para que todos los contribuyentes declaren sus actividades correctamente. Por eso en las zonas turísticas se recauda menos de la tercera parte del IVA que se debería recaudar, muchas menos cotizaciones sociales de las debidas, se cobran pensiones de invalidez irregularmente, se ofrecen pisos a todos los que vengan sin papeles, se empadrona a todo dios y se le da una ayuda autonómica o municipal, etc…

Y los presupuestos de estas comunidades no son “finalistas”, es decir, una vez que llega el dinero el responsable se lo gasta en lo que le parece más adecuado, en lugar de dedicarlo a la partida presupuestada.

¿El resultado? El País Vasco tiene unas cuentas envidiables, Galicia tiene unas cuentas más o menos presentables, Castilla y León también, de Madrid , Extremadura, Cantabria y Aragón tengo mis dudas, y el resto de autonomías, en general, son una casa de putas, con perdón de las putas. Y las más despilfarradoras ¿cuáles son? Pues es bien fácil de adivinar. Cataluña, porque siempre ha sido clave para formar gobierno, y Andalucía, por ser el caladero de votos del PSOE. Y las menos eficientes en la recaudación ¿cuáles son? Las mismas, Andalucía y Cataluña, porque reciben millones de turistas cada año y el sector de hostelería hace de su capa un sayo y declara lo que le sale de la entrepierna.

Felipe González ofreció a Pujol el mismo sistema de cupo que al País Vasco, pero Pujol no aceptó. Y no aceptó porque ya era un ladrón que había dejado un agujero de unos 30000 millones de pesetas en Banca Catalana. Eso actualizado con la inflación sería el equivalente a unos 15000-20000 millones de euros. Pujol prefirió seguir robando, pero ya de los presupuestos del estado. Cuando ahora los catalanes, que tienen unas cuentas públicas absolutamente impresentables, reclaman el cupo, la respuesta del gobierno tiene que ser forzosamente que no. No pueden reclamar la competencia de la recaudación de impuestos después de dejar una deuda multimillonaria al resto de España. Pero esto a los indepes y a buena parte de los ciudadanos de Cataluña nadie se lo explica de manera didáctica, y así estamos.

Con la reforma constitucional lo único bueno que podría salir sería que todas las autonomías tuviesen obligación de sanear sus cuentas, pero me da a mí que no van precisamente por ahí los tiros.

Si Rajoy abre con pedrito el melón constitucional nadie sabe qué consecuencias puede tener, pero desde luego ninguna será buena.

Saludos

SOBRE EL COCHE ELÉCTRICO


Hoy he hecho unos numeritos, para situarme.

El consumo de gasoil A más gasolina en España, en 2016, ha sido de aproximadamente 28 millones de toneladas. La energía contenida en esa cantidad de combustible equivale a mantener durante todo el año una generación de aproximadamente 30000 MW.
La capacidad de generación instalada en España es de 105000 MW. Si sustituimos al completo el parque de vehículos (camiones y autobuses incluidos) por vehículos eléctricos, y suponiendo que la mayoría de la recarga de las baterías se realizaría por la noche, no hay problemas importantes desde el punto de vista de la generación, puesto que tenemos 105000 MW de capacidad instalada debido a que la relación de consumo entre horas punta y horas valle es superior a 3:1. Por tanto de noche nos sobra capacidad de generación para la recarga de las baterías.

Tendríamos algún problema desde el punto de vista del origen de la generación, pero si queremos reducir la generación nuclear  y térmica, eso se salva con inversiones en pocos años. No hay problemas serios por ese lado.

Entonces ¿dónde está el problema? Pues está por el lado de la distribución.

Supongamos un bloque de viviendas con doce o catorce vecinos. Diez de ellos tienen plaza de garage, y quieren tener una estación de carga para su vehículo. Pretendemos vehículos con 500 km de autonomía.

La potencia media de los coches españoles puede ser del orden de 100 CV, es decir, unos 75 KW.

Supongamos que como el rendimiento de un motor de combustión no llega al 80% y el del motor eléctrico es superior al 99% nos conformamos con motores eléctricos modestos de 50 KW (no es, desde luego, lo que están sacando al mercado, más bien superan los 100 KW de potencia)

A un ritmo de utilización normal esos 500 km de autonomía serán 7 horas de utilización a un 60% de capacidad del motor, es decir, 7 horas a unos 30 KW de potencia.

Supongamos que somos modositos y nos conformamos con recargar la batería en 3 horas. Eso supone recargar 210 KWh  en 3 horas, es decir, una potencia de 70 KW en cada punto de recarga en el garage.

El bloque normal de potencia de un hogar es de 3,3 KW. Y algunos vecinos, si la cocina es eléctrica, tendrán contratado el bloque de 4,4 KW. Además habrá un bloque comunitario, para escaleras, ascensores, garage, etc… de quizás 11 KW.

En total, la acometida de un bloque de viviendas típico, de 12-14 vecinos, con diez garages, será del orden de 50KW aprox.

Por tanto, cada estación de recarga INDIVIDUAL, de 70 KW, supera la potencia de la acometida de la comunidad.. Que todos los vecinos con garage tengan estación de recarga para la batería de su coche eléctrico supone multiplicar por más de diez la potencia de la acometida del edificio.

Eso sería así EN TODOS LOS EDIFICIOS RESIDENCIALES DE ESPAÑA, Y DE EUROPA.

Eso significa sustituir las acometidas de TODOS los edificios residenciales de España, y de Europa. Como consecuencia, supone sustituir TODOS LOS TRANSFORMADORES DE LA RED DE BAJA TENSIÓN de España, y de Europa.

Por añadidura, eso supone sustituir TODA LA RED DE MEDIA TENSIÓN de España, y de Europa, y sus transformadores de alta tensión a media tensión. Son palabras mayores.

Ha costado más de 50 años disponer de redes capilares de distribución a media y baja tensión en España y en Europa.

Sustituir esas redes por otras con unas diez veces más de capacidad… ¿cuánto tiempo va a costar? Veinte, treinta, cuarenta años? Teniendo en cuenta las protestas ecologistas, quizá nos vayamos a los plazos más pesimistas.

Conclusión: Tenemos coches de gasolina y gasóleo para varias décadas, digan lo que digan los apóstoles del coche eléctrico.

Lo más que vamos a ver en los próximos 15-20 años es la prohibición de entrar con coches con motor de combustión en según qué ciudades. Con no ir, asunto resuelto.

Ah! Y por supuesto, nuestros graciosos gobernantes aprovecharán para OPTIMIZAR la factura fiscal del parque automovlístico.

Una prueba de última hora: Frau Merkel ha doblado, de 500 a 1000 millones de € los apoyos a la investigación para la reducción de emisiones de los motores diesel, y a la vez ha pregonado, alto y claro: TENEMOS QUE EVITAR LA PROHIBICIÓN DE CIRCULACIÓN DE VEHÍCULOS DIESEL EN LAS CIUDADES. Más claro, el agua,

Los motores modernos de gasolina, con el “downsizing” y el turbo, emiten más partículas, y más dañinas, que los motores diesel. Es cuestión de uno o dos años que la normativa les imponga un filtro de partículas y que vuelvan a tener mala prensa con respecto a los motores diesel.

Por tanto: Larga vida al motor de combustión, diesel mejor que gasolina.

Saludos

X

Vacaciones en España


El sueño de todos los europeos que he conocido era pasar sus vacaciones en España. Es el gran invento del turismo de masas. Pero, para quienes habían nacido en España, vacaciones eran otras cosas. Hacíamos redacciones antes y después del verano, y toda la clase  comentaba sus aventuras en las playas.  En el mes de junio, daban mucha envidia; en septiembre, ninguna.   Por esas y otras circunstancias, nunca confundí tres conceptos emparentados entre sí, como son turismo, viajes y vacaciones.

Sospecho que muchas de las personas que se pasan la vida viajando por hobby o trabajo nunca han estado de vacaciones, y que infinidad de turistas nunca han experimentado el extraño placer de viajar, conformándose con un sucedáneo organizado por una agencia. Claude Levy Strauss tiene escritas páginas memorables, en Tristes Trópicos, sobre la alquimia social de los viajes.

Les “congés payés” del Estado de Bienestar es un remedo de las Fiestas que abundaban en los calendarios romanos y cristianos. La modernidad que acarrea la revolución industrial provoca la metamorfosis de muchas instituciones medievales. Los esclavos expulsados del mundo rural  necesitan descansar y desconectar periódicamente.  La transición no fue sencilla: durante más de un siglo, los prebostes del nuevo régimen religioso imperante en Europa preferían usar a los pobres como carne de cañón barata para sus aventuras militares y coloniales. Hasta que no ocurre la inmensa catástrofe de la Primera Guerra Mundial, y su inevitable secuela, se resisten a dar un periodo de Gracia a sus esclavos.  Son las vacaciones en su formulación actual.

De niño, lo que me llamaba la atención, es que las gentes de los pueblos , que trabajaban duro todo el año, no se cogieran nunca vacaciones ni salieran de viaje. Me recordaban al viejo paisano de Brassens, que nunca había visto Carcasonne.  Se aburrían o eran felices, pero no sentían la necesidad de “desconectar” de su vida cotidiana. ¿Cómo podía ocurrir ese milagro?

Karl Marx racionalizó y extrapoló el estado de confusión mental que padecen los pueblos del norte de Europa, y lo definió como “alienación”.  Es decir: Karl Marx concluyó que sus contemporáneos vivían “enajenados” bajo influencia de la religión. Y casi lo clava, salvo por un pequeño detalle:  en las culturas del Sur mediterráneo no se verificaba ese estado de “alienación” que aleja a individuo de su realidad. Al contrario. Vivían su realidad y su entorno con total plenitud. No necesitaban “desconectar” ni “reencontrarse”.  Las muchas Fiestas del Calendario que celebraban eran días “grandes” donde olvidaban cualquier penuria material y cualquier agravio.

Magaluff representa la quintaesencia de lo que un alemán o un británico entienden por “vacaciones” en las playas españolas: una orgía. Sueñan con venir a España a beber, fornicar y pelear.   Esos millones de hooligans anglo luteranos, que ensucian y contaminan todas las playas en el Sur mediterráneo, son un verdadero ejército en campaña.

Turismofobia

En España, la codicia de los catalanistas y de los empresarios turísticos ha acabado por provocar una reacción social.  Durante décadas, han falsificado la contabilidad del sector para defraudar sus ingresos con total impunidad y seguir cebando la máquina de las subvenciones. Es completamente delirante, desde un punto de vista funcional, que un país que acoge a más de 70 millones de europeos por el colapso de los competidores,  se pase todo el año haciendo publicidad de las playas. TVE tiene corresponsales fijos en Benidorm, que se pasan todo el año vendiendo las bondades del lugar.

La gran estafa de la Unión Monetaria, que ha disparado las diferencias de renta de 1 a 5 entre España y el resto de Europa, ha provocado que millones de jubilados e inversores europeos vivan el sueño húmedo de estar todo el año de vacaciones y ganar dinero por ello.  Salía hoy publicada la noticia que Airbnb había intermediado casi 60 millones de alquileres y declarado poco más de 50.000 euros.

Como explicamos en un anterior análisis, el sueldo de los camareros que atiende in situ a ese ejército de jubilados y turistas cobran salarios inferiores a los que se pagaban hace 25 años , y las Comunidades Autónomas que se quedaron sin acceso al mar, no reciben ni un euro de los ingresos que genera el sector.  Ya nadie está a gusto con ese modelo, que está provocando la despoblación y desertificación de España, y el saqueo de sus recursos estratégicos.

 

La estafa del euro explicada a un camarero español


 

A veces se gana y a veces se aprende.  La sentencia que encabeza este análisis estaba impresa en la servilleta de un bar asturiano auténtico. La bollería era casera y la sonrisa, natural. Es un extraño viajar por aquellas tierras del norte que conservan un no sé qué del pasado reciente.  Es como volver por unas horas a conocer el valor de las cosas que se pagaban en pesetas de ley. En los últimos y largos 10 años, a los ciudadanos españoles les ha tocado aprender que lo que Alemania finge regalo se lo cobra en carne y en oro. La Unión Monetaria y el Euro han reconvertido España en un país de camareros improvisados al servicio de hooligans británicos y borrachos alemanes.

Por razones tácticas, al gobierno le toca presumir de creación de empleo y recuperación del PIB, pero la realidad estadística es ambigua; en los últimos meses, 3 de cada 4 empleos creados en España han sido de camareros en zonas de gran afluencia turística, pero en el resto de España, muchos bares y restaurantes han tenido que echar el cierre por falta de clientes. ¿Cómo es posible que, bien entrado el verano, las terrazas de muchos establecimientos, en las que había que pedir la vez, sigan desoladamente desiertas?

A los economistas les gusta falsear los hechos significativos con planteamientos académicos  que conducen siempre a los mismos callejones retóricos.  Huyen de la evidencia. La pregunta pertinente sería: si los bares ganaban dinero y pagaban a sus empleados salarios mayores que los actuales, ¿por qué ahora venden mucho menos y tienen que despedir empleados?  Si ganaban dinero con un café a 75 pesetas, ¿cómo es que lo pierden sirviéndolo a 225 pesetas, tres veces más caro?

Hace 27 años, solía coincidir en el gimnasio el cocinero del bar donde iba a comer.  En aquella época, a Fernando le parecían muy pocas las 300.000 pesetas netas que ganaba al mes y soñaba con coger un local en  Benidorm.  Pero por más que miraba los anuncios en los periódicos, no le salía nada decente o simplemente asequible.  Acabó por dejar las cocinas del Mesón de Castilla para hacerse cargo de los menús  de la cafetería del Hospital de Nuestra Señora de Sonsoles.  Allí le seguí viendo unos años, hasta que perdí definitivamente el rastro.  El crecimiento económico de los 90 trajo consigo una subida notable de los salarios y de los costes laborales en el sector de la hostelería. En consecuencia, camareros y cocineros de mudaban con facilidad de un establecimiento a otro, y muchos eran los que intentaban dar el salto y abrir su propio bar.  Era relativamente frecuente encontrar municipios de 2.000 habitantes con 20 bares en activos.

Spanish way of life

En un sector tan  intensivo en mano de obra como es el de la restauración, los ratios son fundamentales.  Un establecimiento de tipo medio (50 mesas equivalentes), que trabaje las 6 franjas clásicas (desayunos, aperitivos, comidas, meriendas, cenas y terraza),  necesita abarcar más de 6.000 horas al año, con una docena de empleados, para satisfacer el estándar de lo que sería el Spanish Way Of Life.

 

El Spanish Way Of Life es un concepto teórico que no tiene  precio. Su intuición es de sentido común.  Un cliente español que desayune en el bar, se tome su ronda de caña, se quede a comer, eche la partida, acuda a cenar y aguarde en la terraza que baje el calor, se habrá pasado en el establecimiento un tiempo considerable, habrá consumido X kilos de alimentos y se habrá gastado una pequeña fortuna.

¿Cuál es el VALOR básico del SWOL teórico, al margen de la unidad monetaria que se use?  La respuesta es relativamente sencilla.  Son 1000 kilos de productos por cliente,  multiplicado por un coeficiente tributario, más un coste laboral mínimo anual equivalente a 250 veces el SMI, dividido por la capacidad del establecimiento. En nuestro ejemplo, dicho ratio sería el resultado de dividir 250 SMI por 200 clientes permanentes.

En 1990, el SWOL teórico de un establecimiento con 50 mesas (25 dentro y 25 fuera) era inferior a las 200.000 pesetas anuales.  En 1999, el SWOL era inferior a las 300.000 pesetas anuales. En 2004, dos años después de adoptar España el Euro como moneda oficial, el SWOL roza los 4.000 euros anuales.  En la actualidad, supera los 4300 euros anuales. Por lo que se deduce que el SWOL de un ciudadano español tipo de clase baja equivalía al 13% de sus ingresos brutos de 1990, pero ascendía al 30% en 2004 y a cerca del 40% entre 2010 y 2015.

Del concepto se derivan una serie de corolarios. El principal, tal vez, es que si se dispara el SWOL en una proporción de 1 a 3 en pocos años, el dueño del negocio necesitará compensar la caída de la clientela con un fuerte incremento de la rotación. En buena lógica, en el perímetro de un municipio o de un barrio ya no cabe el mismo número de bares y cafeterías. La segunda es que la fuerza laboral del sector tenderá a desplazarse a aquellas zonas o regiones que garanticen una fuerte rotación de la clientela y soporten una merma de la calidad del producto y una marcada subida de los precios. El bar que daba trabajo a 12 personas ha reducido su franja de actividad, ha despedido a camareros y cocineros cualificados, ha subido los precios y ofrece peores productos, pero el tercer corolario que se deriva del análisis del concepto es, sin duda, el más perverso.  El cliente, que ha dejado de sentirse cómodo con el servicio ofrecido, pasará menos tiempo y gastará menos dinero en ese tipo de establecimiento que ha descapitalizado su modelo de negocio.

La falsa moneda expulsa la verdadera

Con la entrada de España en la Unión Monetaria,  la falsa moneda ha expulsado la verdadera. El turista, que desayuna bollería industrial saturada de grasas insanas,  bebe cerveza para emborracharse, come paellador y pizza congelada, se sienta pleno sol con 40 grados,  cena a las 7, y monta broncas a las 12 de la noche, ha sustituido al genuino cliente que daba su valor de mercado a un bar.  El turista está dispuesto a pagar el doble y acepta que le sirvan sucedáneos de cualquier producto.  Los camareros de aluvión, mal pagados, no saben lo que es un café con hielo ni, por supuesto, como se tira una cerveza, y los cocineros improvisados nunca aprenderán a guisar unos callos, un sencillo cocido o unas tristes lentejas.

 

El SWOL está desapareciendo como patrón de valor. En muy pocos años, su valor teórico habrá superado el 50% de los ingresos de una clase media empobrecida.  El estándar de vida universal que en 1990 costaba 500 pesetas, y se podían permitir los ciudadanos más humildes, en 2020 superará los 50 euros por día. En consecuencia, las cafeterías y bares serán reconvertidas en locales de paso en los que unos toman café aguado con pasteles de Mercadona  y otros se emborrachan con cerveza barata.

Desde un punto de vista empresarial,  un bar es el típico negocio familiar que se ha vuelto completamente inviable con el Euro como moneda. Para mantener a flote su balance, necesita que sus 200 clientes “permanentes” se gasten un mínimo de 6.000 euros al año o que el mercado soporte una intensa rotación.  Con los salarios más frecuentes que se pagan en España desde el año 2001, es algo materialmente imposible.  El coste por cada una de las horas de las 6 franjas de negocio supera los 200 euros. Un euro por cada cliente potencial.  Los bares de media España cierran cada vez más pronto y abren cada vez más tarde: en los próximos años se habrán perdido cerca de 1.000 millones de horas de trabajo productivo en el sector.

 

La crisis del sector hostelero encierra una extraña paradoja económica y empresarial.  Bares y cafeterías han pagado mayores salarios a sus empleados en los años 90 que en los últimos 15 años , a pesar de que su facturación en pesetas era forzosamente menor.  El típico local de barrio, explotado de 12 a 12 por una misma unidad familiar de 4 o 5 miembros,  dejaba 1 peseta de ganancia neta por cada 2 pesetas facturadas. El mayor margen de beneficio lo dejaba la humilde tasa de café de la sobremesa. El coste del producto y de la energía representaban el 15% del PVP, de modo que con solo 100 clientes al día el bar se garantizaba unos ingresos anuales de 1 millón de pesetas.

La función del clásico camarero español, que se extiende hasta su sustitución progresiva al final de los años 90, no necesita mayor glosa antropológica. No es nada sencillo tirar correctamente una caña de cerveza o preparar un buen café, pero mucho menos estar atento al cambio de humor de cada cliente. Es un tipo de “mediador” social (Gate keeper) del que habla la Teoría de la Comunicación.

El Tratado de Maastricht, cuya mayoría de cláusulas se negociaron y firmaron con total opacidad, impulsó una fuerte corriente migratoria en el Sur de Europa a partir de la segunda mitad de los años 90.  La hostelería no resistió la tentación de abaratar costes laborales, especialmente en zonas de gran afluencia turística, y el camarero “mediador” tiende a ser remplazado por trabajadores de origen rumano e iberoamericano.  En la mayoría de las cocinas, el resultado fue absolutamente desastroso.

La explicación económica de la paradoja es sencilla.  El sector de la hostelería evoluciona parejo al índice de precios delos alimentos, el cual marca, en gran medida, el incremento de los salarios más bajos.  Sube el precio del pan y de los alimentos más básicos y suben los salarios de un modo equilibrado.  En cada momento de efervescencia económica y comercial del pasado reciente de España, subían los precios en las cafeterías y subía el sueldo de sus empleados.  De ese modo,  cualquier bar que diera copiosos menús del día por 900 ptas y copas por 500 ptas hace 25 años, ganaba dinero pagando 150.000 pesetas a sus camareros y 300.000 pesetas a sus cocineros.

Si al calor de los Juegos Olímpicos de Barcelona se comía a la carta por 2500 pesetas, en el año 2002 el precio de una cena ya no bajaba de 60 euros por comensal. Los españoles con salarios más básicos habían empezado a experimentar una brutal caída de su poder adquisitivo desde 1998, cuando se fijan las paridades de la Unión Monetaria y arranca la fase de anticipación al Euro y redondeo al alza de los precios.  Entre 1998 y 2003, el precio de muchos alimentos se multiplica por 3.

Deflación y pérdida de poder adquisitivo

El bosque del crédito artificioso instrumentado por Alemania para engrasar el lanzamiento del Euro no dejó ver lo que se cocía en los fogones. Camareros y cocineros cualificados se ven empujados a emigrar a la Costa Mediterránea en busca del nuevo El Dorado, al tiempo que el sector hostelero intenta afrontar el marcado descenso del número de clientes abaratando sus costes laborales y subiendo los precios.

2007 le da la puntilla a la Hostelería. La gestión de la crisis de la Unión Monetaria por el BCE destruye 5 millones de empleos en España y deja a la clase media en precario, pendiente todos los meses de pagar las letras de sus coches y la hipoteca de su casa. La ciudadanía sanea sus cuentas dejando de acudir al cine, a las peluquerías y a los bares.

En términos actuariales,  la Unión Monetaria ha provocado en España una caída del 75% del poder adquisitivo de los salarios. Es un experimento de una crueldad sin precedentes.  El Salario Mínimo Interprofesional de 1990 permitía a la ciudadanía más humilde pagar sus impuestos y llegar a final de mes, manteniendo su SWOL.  Para disfrutar del mismo nivel de vida, hoy, necesitaría ganar 3.000 euros al mes.

Del otro lado de la barra, camareros y cocineros ganan lo mismo o menos que lo que ganaban en 1990, pero atienden a jubilados subvencionados del IMSERSO, a hooligans británicos y borrachos alemanes. Su sueño de montar su propio bar o restaurante se ha esfumado.En resumidas cuentas, y a modo de conclusión del análisis, puede afirmarse de un modo rotundo que la Unión Monetaria, dirigida con mano de hierro por Alemania, ha arruinado en España el sector constructor, el sector inmobiliario, el sector financiero, el sector hostelero, el sector ganadero y el sector del comercio minorista.

© Belge