Por definición, el valor intrínseco de un valor útil es su valor de reposición. Lo que vale una casa es lo que cuesta edificarla. En sentido inverso, el “Valor” de otro tipo de bienes, como es un cuadro de Picasso, es siempre relativo: basta cambiar la firma y el motivo para que fluctúen el precio y la utilidad.En el precio de una vivienda intervienen muchos factores: los materiales, los costes fabriles, los impuestos y el derecho de residencia. Si, además, no disponemos del ahorro suficiente, también hay que sumar los gastos financieros. Los materiales suponen un 30% del valor final; los costes fabriles equivalen en España a 10.000 horas productivas y la tasa impositiva representa el 50% del valor final de una casa.El “derecho de residencia” suele ser el precio que pagamos a la clase política, vía administración, por el suelo y el correspondiente permiso de construcción. Varía en función inversa de la distancia desde el centro ideal considerado. Desde el Km 0 hasta un radio máximo de 100 km, cada metro de desplazamiento útil que nos ahorramos tiene un determinado valor. 1km/día supone un gasto extra de 10.000 euros. Esto es: adquirir una vivienda alejada que obligue a la unidad familiar a recorrer en coche 30 km extra cuesta 300.000 euros más que la misma vivienda sita en el emplazamiento ideal.En su día ideamos un modelo del precio de la vivienda en España basado en cinco tipos de círculos concéntricos. Desde entonces, se ha disparado el coste del km recorrido, con un barril de petróleo a 150 dólares.El Precio Justo de una vivienda correctamente situada incorporará, como parte del derecho de residencia, parte del ahorro que supone acudir a todas partes andando. En las grandes ciudades, con un centro difuso, no resulta sencillo optimizar los desplazamientos útiles, de modo que es frecuente que el inversor tome decisiones erróneas basadas en percepciones ajenas.El coste de fabricación de una vivienda de 200 metros, en terreno propio, ronda los 700 euros por m2 ante de impuestos y los 1.000 euros por m2 después. En el mercado libre, en cualquier ciudad española, es posible encontrar pisos habitables por debajo de los 1200 euros/M2. Con este sencillo dato se puede ver que el “valor de mercado” se sitúa por debajo del “precio justo”, a pesar de que la percepción sea otra y que desde la política se “venda” la idea que tenemos “derecho” a disfrutar GRATIS de una serie de bienes y servicios.Hace 40 años, como referencia válida, el precio del m2 rondaba las 7.000 pesetas. Tanto hoy como a mediados de los años 70, dicha cantidad era el equivalente al Salario Mínimo Interprofesional. Por aquel entonces, no había entrado en vigor la Ley que obligaba a contratar los servicios de arquitectos y aparejadores para la construcción de un edificio, y tanto los impuestos como la corrupción de los partidos políticos eran notablemente menores. La paradójica conclusión se impone: desde que la vivienda ha dejado de ser un bien “útil” para pasar a ser un “derecho social”, la vivienda es mucho más barata para los “ricos” (3 veces más barata que en 2005) y completamente inasequible para los “pobres”.(c) Belge