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La elección de José Luis Rodríguez Zapatero


El testimonio de los viejos barones socialistas sobre las razones por la que José Bono acabó perdiendo el XXXV Congreso del PSOE también son importantes, pero la pluma que inclinó los platillos de la balanza fue la de Pedro J. Ramírez, el director del periódico El Mundo.  La campaña de imagen a favor del joven diputado Zapatero resultó determinante. La corriente Nueva Vía, que apadrinan Trinidad Jiménez y Jesús Caldera tras las debacle electoral, se debió crear ex profeso para dar empaque a la candidatura de un joven diputado que no conoce nadie.

La pugna que se presumía entre la disidente vasca Rosa Díez y el calculador José Bono se decantó a favor de un tercero outsider gracias a que la candidatura de la “guerrista” Matilde Fernández le hurtó al castellano manchego votos decisivos de los compromisarios andaluces.  También cabe recordar, por la importancia que tienen las hemerotecas, que el colectivo  madrileño “ Renovadores de la Base” que apoyaba a Zapatero estaba liderado por José Luis Balbás, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez.

Es evidente, a estas alturas, que la campaña por eliminar al candidato natural a liderar el PSOE contó con muchos medios económicos y un conocimiento exquisito de los resortes del Aparato socialista. El gran ganador del XXXV Congreso del 22 de julio de 2000, tras contabilizar las 414 papeletas que coronan a José Luis Rodríguez Zapatero, es el Partit dels Socialistes de Catalunya de Pascual Maragall, que consigue que todos sus delegados voten en bloque.

El joven político oportunista de León firmó muchas letras para llegar a la Secretaría General del PSOE y estas fueron venciendo una tras otra durante la primera década del siglo XXI. No se entienden sus estrategias y acción de gobierno sin estas hipotecas. Demasiadas deudas. La principal de ella le obligó a tener que avalar una Reforma de Estatut que el Tribunal Constitucional echó por tierra, pero no menos importante es el giro radical, anticatólico y antiespañol que le da al PSOE. Abrió puertas que no se han vuelto a cerrar desde entonces.

El anverso de la elección de ese candidato que a Francisco Umbral le parecía un aficionado con un discurso insustancial merecería un análisis minucioso. La pregunta pertinente no es por qué no ganó José Bono, sino cómo se coordinan y organizan en dos meses todas las fuerzas políticas que se conjuraron contra él. En abril de 2000, el PSOE solo lleva 4 años en la Oposición tras haber monopolizado el Poder real desde la Transición. No era, a priori, el caldo de cultivo propicio para buscar salidas rupturistas y radicales.

José Bono era ese socialista atípico, de raíces católicas, capaz de revalidar 5 veces su mayoría absoluta en una tierra castellana profundamente conservadora. Su perfil y trayectoria recuerdan los de otro ilustre “desterrado”,  el gallego Francisco Vázquez, que a punto estuvo de ser expulsado del PSOE por Caldera y Maragall en octubre de 2000. Zapatero consumaría su venganza en 2006, al mandarlo lejos de Galicia, a ocupar un cargo político irrelevante en el Vaticano.

José Luis Rodríguez Zapatero se casó en la señalada Ermita de Nuestra Señora de Sonsoles, en Ávila, con lo que resulta difícil atribuirle la enemiga anticatólica que manifiesta el PSOE a partir del año 2004. Es el político al que todos presumen blando y  al que intentan manejar en función de sus propias estrategias. La anécdota de la ovación que recibe en el XXXV Congresos, tras pronunciar un discurso sin contenido, delata la guerra soterrada que se libra en el PSOE desde el PSC fracasa en su intento de lanzar a Josep Borrell.

PIGS in Muck. El origen de un acrónimo


El éxito económico de los países mediterráneos siempre despertó un cierto resquemor entre los funcionarios británicos destinados en Bruselas. Lo atestigua que a alguno de ellos, más culto e ingenioso que los demás, se le ocurriese motejarles, como PIGS.  Desde los años 90, formaba parte de la jerga y de la juerga comunitaria habitual para referirse despectivamente a Portugal, Italia, Grecia y España. Eran los cerdos voladores.

Le explicaba un guía franciscano a un grupo de turistas sefardíes el curioso origen de la matanza del cerdo en España. Toda creencia es fácil de impostar, pero resulta muy difícil cambiar los hábitos culinarios. Se invitaba a familiares, amigos y vecinos para alejar cualquier duda religiosa. El cerdo se convirtió de ese modo en un tótem que marcaba las líneas divisorias entre cristianos viejos, musulmanes, judíos y herejes.

Los cerdos católicos y ortodoxos de la Unión Europea  experimentaron un notable crecimiento económico entre 1995 y 2006, debido al fuerte tirón del consumo, al incremento del turismo y a la bajada de los tipos de interés en todo el mundo. A medida que iban engordando, se multiplicaban las maledicencias en los periódicos británicos y alemanes, de modo que cuando surge el debate inmobiliario en España, la prensa salmón encuentra un filón para dar rienda suelta a sus críticas y prejuicios religiosos.

Cuando estalla la Crisis Subprime en 2007, los cerdos voladores del Sur Mediterráneo se encuentran en una situación inmejorable. Su sistema financiero, centrado en la banca comercial tradicional, ha esquivado  el naufragio y sale reforzado. Pero la Banca es también su Talón de Aquiles. Las economías de estos países están muy bancarizadas y apalancadas. Su Deuda es relativamente pequeña, pero la aversión al riesgo es un parámetro voluble que fluctúa con el sentimiento del mercado.

A partir del verano de 2008, coincidiendo con el colapso de su banca de inversión, los periódicos económicos más importantes de la Triple A, como Newsweek, The Economist, Wall Street Journal y Financial Times, lanzan una batería de ataques contra los PIGS. Recae sobre el Financial Times el dudoso honor de popularizar el mote con un titular sensacional que impacta de lleno en los mercados: “cerdos en el fango” (PIGS in Muck).

Como apunte, para otro capítulo más extenso, conviene resaltar que en España se produce entonces unos de esos fenómenos políticos que acaban por determinar su Historia. En lugar de repeler la agresión y organizar la defensa, el gobierno  de Zapatero decide poner la otra mejilla y su partido político hace suya y amplifica la crítica económica y financiera de sus competidores.

Lehman Brothers


A toro pasado, se recrean en la suerte. La caída de Lehman Brothers, hace 10 años, cogió por sorpresa a casi todo el mundo. Unos estaban en la inopia y otros en la higuera.  Cuando la FED decide que la mejor estrategia es provocar la caída de Lehman Brothers en lugar de gastar fuerzas en apuntalar un edificio que se derrumba, pocos periodistas se acordaron de Meredith Withney. Hacía dos años que la mejor analista americana había recibido amenazas de muerte por publicar que Citigroup necesitaba acometer con urgencia una ampliación de capital de 30.000 millones de dólares.  Cuando la quiebra de Lehman Brothers desata un auténtico tsunami financiero en todas las plazas bursátiles del mundo, hacía justo un año que Ben Bernanke forzaba  la dimisión de Charles Prince, el todo poderoso CEO de Citigroup.

En febrero de 2007, se precipitaron los acontecimientos después de una declaración bastante pesimista de Alan Greenspan. De repente, se acaba el “chollo” del carry trade y el Yen se derrumba un 10%.  A los Gestores de Fondos de todo el planeta les entra las prisas por salirse del mercado con disimulo, y un 8 de agosto estalla “oficialmente” la Crisis Subprime cuando varios Fondos de Inversión de los mayores bancos occidentales son incapaces de hacer frente a los reembolsos.  En ese momento, falta un año entero para el colapso del histórico banco de inversión americano.

Durante 13 meses, la supina ignorancia de los periodistas y la corrupción de los políticos permiten que los gestores y directivos, culpables de provocar el mayor caos financiero desde los años 30, le endosen la factura de la crisis a clientes y contribuyentes. Aunque la FED maniobra a gusto, la estrategia que implementa no está exenta de riesgos. ¿Qué habría pasado si hubiera fallado el corta fuegos? Nunca lo sabremos. En aquel momento, la prioridad absoluta de la Reserva Federal era salvar el sistema de pensiones de los americanos, el colapso de AIG, por la crisis de los CDS, provocaría la suspensión de pagos de EEUU y llevaría la nación al borde de la anarquía.

Los mismos periodistas, analistas y políticos, que llevaban años sermoneando a la sociedad con el temible “riesgo moral”, permanecieron  callados mientras los grandes bancos británicos, suizos y alemanes se dedicaban a manipular en beneficio propio el mercado interbancario. Su descaro y cinismo no fue menor que el de un BCE que miraba para otro lado mientras los gobiernos “liberales” de Alemania, Francia y Reino Unido inyectaban ingentes cantidades de dinero público en sus bancos. Las últimas referencias que se han publicado al respeto apuntaban a que Alemania pudo rescatar ilegalmente a sus entidades financieras con más de 500.000 millones de euros.  El propio Banco de Inglaterra confesó una ayuda de más de 60.000 millones de euros en el Royal Bank of Scotland.

 

 

 

Y a todo eso, cayó Lehman Brothers. Fue una gran operación bursátil, pura orfebrería financiera, pero también el epicentro de un seísmo político y militar cuyas réplicas llegan hasta la actualidad. Debió ser tal día como ese cuando los ciudadanos del poderoso imperio de la Triple A anglosajona tomaban consciencia del precipicio que se abría bajo sus pies. El barril de petróleo se hundía de 150 a 50 dólares y se desploman las exportaciones en todo el mundo. El pánico  forzó la convocatoria de un G-20 extraordinario en Washington. Allí, los países más afectados por la crisis predicaban libertad comercial, muchas libertad, mientras concertaban medidas de proteccionismo financiero poco ortodoxas. La historia y descripción de esa ingeniosa estrategia que implementan EEUU y sus aliados a partir del G-20 de noviembre merecería, sin duda, un libro entero.

En noviembre de 2008, la Reserva Federal  aprueba y pone en marcha un ambicioso plan de rescate de las empresas americanas. Ha nacido el Quantitative Easing. La idea es imprimir dinero masivamente para adquirir  toda clase de activos financieros tóxicos, empezando por la cartera de cédulas y bonos hipotecarios que habían hundido el mercado. Los 3,7 trillones de dólares (3 billones de euros)  que la FED inyecta en la economía de los Estados Unidos sirven para que las empresas se deshagan de pasivos que lastran sus balances y reestructuren su deuda corporativa a tipo 0.

Las tres grandes Agencias de Calificación de riesgo empiezan una campaña para estigmatizar como arriesgadas las inversiones fuera del entorno económico de la Triple. Rebajan el rating de solvencia a sectores y países que no comprometen los intereses comerciales de EEUU.  Con ello, logra poner en marcha una dinámica que favorece la evasión de capitales de Sur a Norte y coloca al borde de la quiebra el sistema financiero de España, Italia y Grecia.

En paralelo, los grandes bancos de EEUU, Reino Unido, Alemania  y Suiza se ponen de acuerdo para manipular los índices de referencia Euribor y Libor y el mercado de bonos. Favorecen la financiación barata de sus empresas en detrimento de sus competidores y elevan hasta los 600 puntos básicos la Prima de Riesgo que los mercados les exigen a países como España, Italia, Portugal o Grecia.

La Apuesta del Cordero


La Memoria es aquel rumor de luz y calor que queda cuando no queda nada. El tiempo lo barre todo.  Los libros en sus estanterías y los artículos en las hemerotecas de los periódicos guardaban los rescoldos de ese incendio.  El desarrollo mundial de Internet a final de los años 90 ha supuesto tal revolución del paradigma cultural y de los patrones de comunicación que la humanidad sigue sin encontrar la fórmula para preservar ese evanescente espacio colectivo. Nada escapa a ese continuo lavado de cerebro que se consigue por la acumulación infinita de información inútil.

En los 16 años que duró la auténtica Invertia (Anson dixit), los inversores que conformaban el mercado financiero llegaron a intercambiar más de 30.000 conversaciones cada día.  Había de todo, como no: muchos mensajes anodinos, repetitivos, bastantes insultos,  intercambios brillantes, ideas a raudales y tertulias muy divertidas. La que bautizamos como Apuesta del Cordero, en noviembre de 2006, fue uno de esos momentos estelares que concitó a los mejores foreros de la comunidad, como protagonistas o testigos. Ahí estaban el inolvidable Borja1956, de Neguri, el genial Luizz, de Getafe, el cántabro Chewaka, el soriano Botitas, el catalán Duc, la rebelde gata, Kaurismaki, el madrileño Gosub o el canario Krakk55.

La idea de la apuesta fue de Krak55. El mercado en 2006 era irracionalmente alcista,  como lo es en la actualidad, y un servidor venía insistiendo en la idea de que el sistema financiero iba a colapsar.  Consideraba que la irresponsable  política monetaria del BCE  iba a ser la causa del desastre. Por aquel entonces, ya había publicando varios foros del día, explicando que lo mejor para España sería salir del euro por arriba, y fusionar todas sus Cajas de Ahorro. Me burlaba del corrupto Jean Claude Trichet y de su política del Euro Fuerte con una sencilla ecuación lógica.

A finales del mes de octubre de aquel año, analicé que la situación de los mercados se había vuelto insostenible. Botitas intentaba explicarnos las buenas razones de Bernanke para subir los tipos en EEUU, pero yo entendía que estaba generando mucha desconfianza en el mercado. Solía comparar, entonces, a los grandes Gestores de Fondos con los ciclistas de un pelotón bajando un puerto a 100 por hora.  Lo importante, decía, es trazar correctamente las curvas y dar confianza.  Si el que guía el descenso, traza mal, duda y toca el freno,  la montonera es inevitable.

Los mercados seguían subiendo con fuerza, como ocurre en la actualidad, pero insistía en vaticinar que el colapso de los mercados se produciría antes del 30 de febrero. Nadie tiene una bola de cristal para ver el futuro, pero todos tenemos la capacidad de deducir consecuencias lógicas.  Fue Botitas el que acotó la fecha y fijo las condiciones de la Apuesta. El 1 de marzo, el que perdiese tendría que invitar al cordero asado al resto de foreros.

Durante esos 3 meses que faltaban para el 1 de marzo, entre chanzas y bromas se multiplicaron los debates y los análisis. Ni siquiera los avisos de Alan Greenspan hacían mella en el sentimiento alcista de la mayoría de los inversores. Llegó a decir, literalmente, que el futuro de los mercados era “una moneda al aire”, al criticar, de un modo velado, que Bernanke siguiera subiendo los tipos de interés por encima del 5%.

El 26 de febrero, cuando los simpáticos foreros de Invertia se las prometían muy felices, el carry trade japonés volaba por los aires . El cambio del dólar paso de 169 a 151 yenes, y las bolsas se hundieron.  Era el claro aviso que esperaban los grandes Gestores de Fondos para salirse del mercado. Mandaron tocar a la Orquesta del Titanic, como es costumbre, y dedicaron los siguientes 6 meses a deshacer sus posiciones más comprometidas y a retirar sus inversiones. Tal y como había vaticinado, el BCE no corrigió su política monetaria y facilitó que los grandes inversores salieran  discretamente por la puerta de atrás.

La moraleja del cuento es que la Apuesta quedó en tablas. Acordamos que había sido un empate, y realmente fue algo milagroso. Fue un Golpe de Suerte que la Crisis Subprime, la mayor crisis financiera de la Historia,  se originara precisamente antes de los 3 meses vaticinados.

(c) Belge