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Il est où le bonheur?


Il est où le bonheur 


Christophe Maé
Letra Traducción Belge

¿Donde está, la felicidad?

¿Donde esta?
¿La felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
Hice el amor
estuve mendigando
Estaba esperando para ser feliz
Hice canciones
He tenido niños
Lo hice lo mejor que pude
Puse mala cara
fingí
Lo hacemos como podemos
Hice el gilipollas, es cierto
Me fui de juerga, sí
Pensaba que era feliz, si, pero

están todas estas tardes sin colegas
Cuando nadie llama ni viene
Esos domingos, de noche, en el agua
Como un gilipollas en su baño
Tratando de ahogarla, ¡pero flota
esa puta pena!
Así que aquí estoy, cantando mis mejores notas y
mañana estaré mejor
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
La felicidad está ahí, ahí está
Ahí está
La felicidad está ahí, ahí está
Ahí está
Seduje,
monté el numerito
Estaba esperando para ser feliz
Hice el payaso, es verdad y nada hice
Pero esto no mejora
Hice el bien, tuve mis fallos
Lo hacemos lo mejor que podemos
Hice locuras, me reí mucho, ya
Pensaba que era feliz,si, pero
están todas esas noches de Navidad, en las que sonreímos educadamente
Para proteger de la vida cruel
Todas esas risas de niño,
Y esas sillas vacías que nos recuerdan
todo lo que la vida nos quita
Entonces, me cantando mis notas más bellas
Antes, era mejor
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
Está ahí, la felicidad, ahí está
Ahí está
¡La felicidad está ahí, está ahí!
Ahí está
Es una vela, la felicidad
No te rías muy fuerte, por si acaso
Puedes apagarla
Queremos la felicidad, sí, la queremos
Todos el mundo quiere alcanzarla
Pero no hace ruido, la felicidad, no, no hace ruido
No, no lo hace
Es poca cosa, la felicidad, ya, porque siempre es después cuando nos vemos que estaba ahí
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
¿Dónde está, la felicidad, dónde está?
¿Donde esta?
Está ahí, la felicidad, ahí está
Ahí está
Está ahí, felicidad, ahí está, sí.
está ahí
Oh, si pero ¿dónde está, la felicidad?
¿Dónde está la felicidad?
¿Donde esta?
¿Donde esta?
Oh,si pero ¿dónde está, la felicidad?
Pero si está ahí
La felicidad, está ahí, está ahí
Y ahi esta
La felicidad ahí está, ahí está

P.D  Una voz prodigiosa, un  gran talento…Y de propina

El Ataque de los Tigretones


De las muchas batallas olvidadas que se libraron al Oeste del Mississippi,  la que más bajas causó en el ciberespacio patrio fue la que protagonizó la Banda de los Tigretones.  El feroz pero desconocido depredador ibérico, que ocupa el tercer puesto en el escalafón, tras el Tigre de Bengala y el Tigre de Papel,  atacó desde varios flancos cuando septiembre ya tocaba a su fin.

El Ataque de los Tigretones llegó por sorpresa, cuando me había cogido tres días de vacaciones.  Procedía de varias IP´s diferentes, coordinadas, y duró más de un año.  Habían creado centenares de cuentas con el único propósito de cargar de recomendaciones negativas el perfil de los usuarios. Tocar a rebato, y multiplicar los informes explicando la gravedad del sutil ataque que estábamos sufriendo, no sirvió absolutamente para nada.  Se negaron a tomar medidas específicas, salvo impedirme controlar las IPs de los distintos usuarios.  Al cabo de un año, el tráfico de la página se había reducido a la mitad.

A los incompetentes directivos que medraban en torno a la máquina de café,  esperando su merecido incremento de sueldo, no les entraba en la cabeza la poderosa lógica del juego de recomendaciones.  Les parecía una estupidez que los mejores foreros se esforzaran en escribir mensajes solo para conseguir la recomendación positiva de otros usuarios y evitar ser ignorados. Y aun más estúpido que se dieran de baja, y emigraran a otras webs, a ver su perfil ultrajado con 500 “ignores”.

El Ataque de los Tigretones tenía como finalidad acabar con un peculiar sistema de Bonus/Malus  que había establecido una jerarquía meritoria en la página. Finalizó de un día para otro cuando accedieron a eliminar del perfil de los usuarios el contador de las recomendaciones negativas.  Era un mal menor transitorio, mientras se frenaba el Ataque y se limpiaba el perfil personal de los foreros,  pero nunca se recuperó.  La Banda de los Tigretones, victoriosa, desapareció.  Una auditora de tráfico externa revela cual fue el impacto de aquel sabotaje masivo:  A lo largo de 2008, se perdieron 2.000 puestos en el Ranking Mundial.

(sigue)

La Falacia de Peter


En el arte de la guerra,  Sun Tsu nada decía de los francotiradores  ni de los quintacolumnistas, pero algunos conceptos se deducen de los principios generales. Cuando el enemigo avanza, nos retiramos. Cuando el enemigo para y acampa, lo molestamos. Cuando el enemigo trata de evitar el combate, atacamos. Cuando el enemigo se bate en retirada, lo perseguirnos. Todo español nacido libre lleva un general  Quinto Fabio Máximo escondido detrás de la sonrisa, dispuesto a hacer de la indisciplina militar un arte.  Lo recordaba Pérez Reverte en una columna reciente, a propósito de las gestas de los soldados españoles en Francia y Rusia durante la Segunda Guerra Mundial.

Decía en un análisis anterior que es un error dar por hecho que los empleados y directivos de una Organización, por símil con los soldados y oficiales de un Ejército, persiguen el Bien Común y el Provecho Propio.  La mayor parte de las guerras comerciales las ganan los traidores  y agentes dobles cuidadosamente infiltrados en las empresas. Un empleado que asciende hasta su nivel de incompetencia es casi siempre un quintacolumnista empotrado en la organización por la competencia.

Cazar un topo multinick no es tarea sencilla. Suelen esquivar los cepos del hortelano y no se dejan envenenar fácilmente. Se saben en terreno enemigo y no bajan la guardia.  Para tener éxito en su trabajo, un Community Manager necesita más paciencia que un agricultor. Y mucha imaginación para renovar estratagemas y aplicar las reglas de un juego sin reglas. Para ser el Mejor Community al Oeste del Mississippi, además hay que disfrutar trapeando Trolls tanto como un oso en una colmena.

Hacía pocos días que había cruzado el Mississipi, y me encontré de sopetón con una partida de caza mayor. No conocía entonces al Jefe de los Indios ni me imaginaba cuáles eran sus planes, pero estaba decidido a emular al mismísimo David Crockett.  Mi predecesor, que sufría cada jueves los siete males para redactar un newsletter que se mandaba a los suscriptores de la web, procuraba  anotar algunas ocurrencias de los foreros.  Yo vi una herramienta útil para hacer periodismo y rastrear la información financiera real sumergida en los foros. Era trabajoso pero duró poco. A los pocos meses habían suprimido la sección, y los lectores se quedaron sin noticia de cómo los Indios asaltaban la Colonia fortificada.

Al topo de los indios lo cacé un año más tarde. No conocía la fábula de la zorra y el cuervo de La Fontaine y acabó soltando el apetitoso queso.  Fue un juego de niño descubrir la identidad del directivo que le había filtrado la mayor (y única) exclusiva  que ha publicado en toda su carrera profesional.  Aunque cuando se descubre a un topo, hay que tener más paciencia que nunca para que nos guíe hacia su nial.

Cuando los Indios vieron que alguien les seguía el rastro, caparon algunas de las herramientas disponibles que permitían triangular e identificar a los Trolls más activos. En muchas webs en España, estos usuarios pueden llegar a registrar más de 100 cuentas falsas.  A pesar de la retórica oficial, cuesta entender que la “protección de datos” de los usuarios pueda llegar a amparar la profusa creación de identidades falsas para mentir, amenazar, difamar y lanzar bulos en las RRSS.

Nuestro topo multinick  usaba varias máscaras para meter cizaña en los foros, creyéndose amparado por el anonimato. Lo que nunca supo es que le descubrí muy temprano, cuando cometió el error de pedirme unos datos personales que a los pocos días aparecieron publicados en los Foros de Marca. Nunca supe muy bien el motivo de la obsesión del Topo con ese periódico deportivo, pero me resultó muy útil para conocer el tipo de información sesgada que le había comunicado a los Directivos de la empresa.

(sigue)

El Principio de Peter


Decía José Ortega y Gasset, hace un siglo, que todos los empleados deberían ser degradados a un escalón inmediatamente inferior porque solían ser ascendidos hasta volverse incompetentes. El aforismo del filósofo español, que inspiró probablemente al famoso escritor americano Laurence Peter, sigue siendo tan descriptivo hoy en cualquier organización como hace 2.000 años en Roma. No obstante, cabe preguntarse si el enfoque es el correcto.

En todo ejército en movimiento coexisten dos fuerzas centrípeta y centrífuga, aglutinadora y disgregadora, pero: ¿Por qué damos por hecho que el objetivo de una organización militar es ganar la guerra y no una consecuencia? La idea de “progreso” hipoteca y lastra el método científico.  Presuponemos que los Directivos de una empresa o los Oficiales de un Ejército buscan el Bien Común y el Provecho Propio, cuando parece más bien evidente que son sus frustraciones acumuladas y su falta de Fe las que les determinan en sus decisiones. Como decía Winston Churchill: el adversario lo tienes en frente, el enemigo lo tienes detrás.

La envidia empuja a los competidores y rivales hacia fuera y hacia arriba, mientras que el instinto de supervivencia retroalimenta las tendencias conservadoras.  El éxito es siempre sospechoso. Todo lo que ocurra de un modo circunstancial o por accidente, sin que se le pueda atribuir a nadie el mérito, sirve para reforzar el liderazgo de la organización.  Pero en cuanto  pueda  sentirse amenazado por el protagonismo de otro compañero, crecerá tentación de desubicarlo.

Este largo preámbulo es una manera de explicar que un “pelotazo” informático como el de INVERTIA en 1999 no fue fruto ni de la casualidad ni de la improvisación ejecutiva propia de un grupo como Telefónica.  Era algo tan novedoso que el grupo de programadores que lo ideó, desde la más absoluta nada, tuvo que asumir muchos riesgos en la elección y definición de los conceptos.

Como usuario, antes que como periodista y diseñador gráfico, lo primero que me impactó fue el uso del color blanco para eliminar el exceso de ruido. Lo segundo, la arquitectura flexible de los mensajes. Coexistían sin estridencias los mensajes lapidarios con los textos trabados y densos. Lo tercero,  la perspectiva panorámica del conjunto. 17 años después de descubrir INVERTIA, me sigue pareciendo asombroso y absolutamente genial lo que logró aquel grupo de programadores y que nadie ha sido capaz de volver a conseguir después.  Ni siquiera gigantes de las RRSS como Facebook o Twitter.

El problema que arrastra INVERTIA desde el primer día es que la Redacción profesional no encaja en el concepto ideado. Es como si la hubiera metido con calzador. Una vieja miope y con peluca conduciendo un Ferrari a 20 por hora. Se daba la circunstancia, en aquellos años, que la mayoría de los usuarios desconocía que existiera una página de “noticias”: entraban directamente en los foros de contenido. Del mismo modo, los redactores del “periódico” ignoraban por completo todo lo que escribían y publicaban los foreros de INVERTIA.

Me gusta ilustrar el análisis de lo que era INVERTIA entre 1999 y 2005 con tres anécdotas. La primera fue el increíble Caso de la Ampliación de Capital de KPN, en la que fui protagonista involuntario; la segunda, el asombroso Caso de Dinamia a 25, que llevó a varios foreros de la página a sentarse en el Consejo de Administración; la tercera, el esperpéntico Caso de Jazztel.  Los tres casos tienen en común que no se publicó ni una mísera reseña en las páginas de economía de la Prensa Salmón. Tampoco los redactores de INVERTIA.

El Caso KPN vino precedido por una OPV paneuropea a 16 euros, en plena burbuja de las punto.com, y un derrumbe del título hasta los 2 euros. Cuando la teleco holandesa anunció una macro ampliación de capital, los bancos españoles, liderados por el Santander de Emilio Botín, se quisieron pasar de listos y quitarles la cartera a los pequeños accionistas.  Empezaron diciendo que los minoritarios españoles no tenían derecho a acudir a la Ampliación, pero la propia KPN desmintió por escrito el bulo y confirmó que en la OPV se habían vendido acciones y no ADR.  Durante el largo mes que duró el pulso, los foreros de KPN en INVERTIA lograron coordinarse para incrementar la presión y cobrar finalmente los derechos de suscripción preferentes que les negaban en España. Miles de clientes, o simples partícipes de fondos, que habían acudido a la OPV a través de Agencias de Bolsa y Cajas de Ahorros o no conocía INVERTIA, se quedaron sin cobrar su dinero. No salió publicada ni una sola línea en la Prensa.

(sigue)

c. Belge