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Pobreza energética

En el mapa de España, coloreado en función de la renta media disponible declarada,  resulta que el rojo carmesí  (>48.000 euros) predomina en las principales áreas urbanas y configura  pequeñas islas de riqueza en un mar de municipios azules (<12.000 euros).

Del Macizo Central hacia arriba,  los colores azules y rojos son también indicativos de las diferencias de temperatura media entre zonas urbanas cálidas e iluminadas y zonas rurales frías y oscuras.  El rojo oscuro sería referencia para 18 grados o más en pleno invierno, y el azul para termómetros por debajo de 0.

Cuando los nuevos movimientos marxistas, de cuño bastante populista o radical, hablan de “pobreza energética” se refieren exclusivamente a un catalogo de seres urbanos cuyo voto esperan captar con una retórica demagógica.  Nunca en los últimos 40 o 50 años se ha referido a aquellos ancianos de áreas montañosas que carecían de cualquier medio para afrontar los duros inviernos.

Con el crecimiento económico, y el desarrollo de infraestructuras adecuadas (casas nuevas, carreteras, canalizaciones, subvenciones, etc) se han podido baremar las necesidades de un modo objetivo.  Calentar a 18 grados una casa en la montaña leonesa o asturiana puede suponer una  factura de 2000 euros al año.  La mitad de ese dinero son gravámenes indirectos que pesan sobre los carburantes, de modo que podría decirse que el impuesto medio por habitante es de 500 euros al año.

En la parte azul del mapa, con una renta media que ronda los 5.000 euros per cápita, los ciudadanos deben pagar un impuesto de 500 euros por el derecho a calentarse en invierno. En la parte roja del mapa, urbana, con una renta media per cápita superior a los 12.000  euros, los ciudadanos gozan de una temperatura de 18 grados de un modo gratuito. No deben pagar ningún impuesto ni realizar ningún gasto.  En relación a la España Azul, la España Roja se ahorra 1.000 euros per cápita.

No deja de ser llamativo que los nuevos movimientos falangistas, marxistas, nacionalistas y populistas levanten la voz de un modo amenazante para exigir el derecho de los urbanitas a obtener gratuitamente mas grados de comodidad. Ya no se conforman con los 18 grados ambientales.  ¿Cómo se les va a privar del derecho a tener la casa a 26 grados en pleno invierno de manera totalmente gratuita? La factura irá a engordar la Deuda que luego pagarán los “tontitos” de la España Azul.

El mismo ejemplo puede reproducirse, milimétricamente, con el agua y con el derecho a la electricidad. Cualquiera puede realizar un pequeño experimento y constatar que en una Ciudad se puede leer un libro sin dificultad, de noche, sin tener que dar a un interruptor ni pagar ni un solo céntimo. Gratis total.

El problema no se le escapa ya a nadie, aunque los nuevos movimientos populistas se dediquen a generar debates confusos:  las facturas de la España Roja, rica, codiciosa e insolidaria, no las está pagando nadie y acaban engordando la Deuda de todos los españoles.

 
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