La factura de la crisis política y social en Cataluña no es fácil de cuantificar. De hecho, constituye un verdadero reto para todos los economistas y analistas. ¿Cómo explicar y cuantificar el daño causado por el pulso de los independentistas en su loco desafío institucional? De entrada, hay que hacer un inventario de daños y diferenciar conceptos. No es lo mismo la pérdida económica que provoca la discordia social que emputece las relaciones entre amigos y familiares que el lucro cesante de las empresas afectadas en sus ventas o en el normal funcionamiento de sus negocios.