Pescar en río revuelto


En jornadas de caos sobrevenido, el trading es una elección personal de tipo moral.  En mi caso, el 11-S y el 11- M renuncié a especular y ganar dinero con la desgracia ajena. Han pasado los años y siempre me he alegrado de aquellas decisiones tomadas por impulso.

Son muchas las ocasiones que tenemos para ganar (y perder) dinero en buena lid como para condenar nuestra alma. En este caso, lo correcto es defender nuestras posiciones, si se ven comprometidas. La pauta que se da en estas circunstancias está siempre dominada por la confusión. El mercado permite operar a los traders más ágiles, y luego, en horas y días posteriores, corrige con fuerza. El Ibex va a corregir en las próximas sesiones hasta la zona de los 8350-8500.

Belge

El Caso Rufián, según Perez Reverte


El caso Rufián  no es el mejor artículo que ha escrito mi admirado Arturo Pérez Reverte. Son reflexiones de urgencia, al calor de un debate de investidura que fue de una mediocridad extraordinaria. El diputado de ERC, el tal Rufián, no despertó en mi ningún arranque de ternura: solo un sentimiento de vergüenza ajena que me impulsó a apagar el televisor. Hace ya años que ni me interesa ni me intereso por la vida interior de los zoquetes. Que su negocio sea el Mal o el Punto de Cruz “ne change rien a l’affaire”, como cantaba Brassens, en un inmortal canción…”quand on est con, on est con….”.

La naturaleza gregaria de las sociedades contemporáneas acaba llevando a las minorías a adherirse a las corrientes mayoritarias. No tanto por mimetismo o espíritu de supervivencia, ni por quedar huérfanos de amparo político, sino porque nadie milita como perdedor en un mundo de ganadores.  Es una posición estética reservada a unos pocos, como Jean Genet, que asumen el precio que han de pagar por ser libres.  Y es obvio que el tal Rufián ni ha leído ni sabe quien es ese genial autor francés que conocía Barcelona mejor que ningún catalán.

Decía un catedrático que tuve que el psicoanálisis marxista era puro escapismo moral:  si la gente no es responsable de sus actos y decisiones porque está determinada por la sociedad…¿para qué sirve el juicio crítico?… puede acabar cometiendo cualquier crimen y cargarle siempre el muerto a los demás.  Que un cretino sea un memo superlativo pasa a ser culpa del entorno y de las circunstancias adversas.

La tesis de que los nazis eran cuatros locos que guiaron al pueblo por el camino de la perdición fue una estrategia del aliado americano tras el final de la guerra para “disculpar” al pueblo alemán.  Del mismo modo, en España llevamos 40 años escuchando como alivian la responsabilidad  de los nacionalistas:  la culpa de sus fechorías, de su maldad, de su egoísmo, de su profundad estupidez…acaba siendo de los demás.  Ellos son como niños pequeños, irresponsables, que no distinguen el bien del mal.

(c) Belge. In Lucro.orgo

El ladrillo superó a la bolsa entre 1995 y 2015


Memoria histórica de la economía. El gran debate político en España no es ideológico: es inmobiliario. Los ciudadanos españoles entienden, intuyen o barruntan confusamente que han sido manipulados y engañados por el runrún de los medios de comunicación en la última década. Esa sospecha acaba, por lo general, cristalizando en forma de pregunta o inquietud de naturaleza financiera o contable. ¿Ha sido y sigue siendo más rentable y provechoso comprar la vivienda o vivir de alquiler y destinar el excedente de recursos a la inversión financiera, en cualquiera de sus modalidades? La respuesta es contundente.  A pesar de ello, el debate y la confusión duran ya 20 años.

El valor más solvente de la Bolsa Española, y el preferido por la clase media como recordaba uno de nuestros usuarios, fue siempre el Banco Popular. Hasta el año 2006, el trato al accionista minoritario, difícil de mejorar, y la rentabilidad financiera a partir de 1990, difícil de superar.  1 millón de pesetas ahorradas e invertidas el 2 de enero de 1995 en la adquisición de 1000 títulos del Banco Popular Español se han convertido hoy en 2700 euros. Se puede calcular con facilidad si la suma de dividendos abonados y la resta de impuestos liquidados compensa la diferencia, pero de entrada se constata de un simple vistazo que la rentabilidad financiera acumulada ha sido mediocre y posiblemente negativa. Otros muchos valores, de peor calidad y trayectoria, sencillamente han desaparecido con los años, quebrando los sueños y el bolsillo de los inversores.

Un estudio ya antiguo de la Universidad de Navarra revelaba que la rentabilidad media de los Fondos en España se situaba ligeramente por debajo del retorno de los humildes y conservadores FIAMM, debido a los errores de gestión y al cobro de comisiones. Lo mismo podría decirse de la gestión directa de una cartera de acciones por parte de los particulares. Un periodo de 20 o 25 años es tan dilatado que da tiempo para cometer muchos errores y caer en la tentación de la codicia y del dinero fácil de multiplicar. Sumando errores y aciertos, y pagando siempre impuestos y comisiones, es muy difícil (por no decir imposible) que los particulares e inversores minoritarios puedan mejorar el target de los gestores profesionales.

La inversión inmobiliaria es harina de otro costal. 1 millón de pesetas ahorradas e invertidas el 2 de enero de 1995 en la adquisición de la vivienda habitual se han convertido en 9.000 euros, tras 7 años de deflación, ajustes económicos, y fuertes recortes en el sector constructor. La suma de alquileres ahorrados al comprar la vivienda equivale en 20 años al importe de la inversión inicial. De modo que en ese periodo, en que el retorno de los mejores instrumentos financieros ha sido 0 o negativo, la rentabilidad anual neta media compuesta de la inversión inmobiliaria ha sido del 4,7%.  A pesar de la crisis económica reciente, y de los excesos crediticios manifiestos de los últimos 10 años, el “ladrillo” le gana por goleada a cualquier modalidad de inversión financiera y bancaria.

(c) Belge.  In Lucro.

¿Son sostenibles las Pensiones Públicas?


España necesita 1 millón más de afiliados a la SS

Definir lo público. La pensión media de jubilación en España roza los 1000 euros al mes. Pero ¿qué es una pensión pública? Hasta los prolegómenos de la crisis monetaria en el año 2006, los conceptos eran relativamente claros.  Desde entonces, las diversas partidas presupuestarias para atender prejubilaciones nominales, viudedades, incapacidades y orfandades se han disparado un 45%, por encima de los 1.000 millones de euros al mes. Es representa, a su vez, el 40% de todo el incremento del gasto en pensiones contributivas de los últimos 8 años. Al ritmo actual, en muy pocos años el número de trabajadores que se hayan jubilado legalmente a los 65 años será inferior al 50% de todos los pensionistas.

Antes de que finalice esta legislatura, serán 10 millones los pensionistas contributivos. Simplificando la contabilidad: 1 millón de prejubilados, 1 millón de incapacitados permanentes, 2,5 millones de viudedades y 300.000 orfandades. Un tercio del gasto total corresponde a Barcelona y Madrid. Algunos datos de las series estadísticas son significativos. El mayor número de incapacidades laborales permanentes concedidas corresponde a la provincia de Barcelona, y prácticamente dobla a la segunda en la lista, Madrid, a pesar de contar con 1 millón menos de ciudadanos en el censo. Barcelona es también la que registra el mayor número de pensiones de viudedad y de orfandad.

La evolución del sistema de pensiones públicas en España desde el año 1981 ha estado marcada por las circunstancias políticas y económicas de la nación. Contrariamente a lo que se escucha y lee habitualmente, no se han producido grandes cambios en la tendencia histórica de las últimas 4 décadas. En periodos de bonanza, la proporción entre trabajadores afiliados a la SS y pensionistas se eleva ligeramente por encima de 2, y en época de crisis, cae a 1,7. Nada nuevo bajo el sol. El análisis de las series revela que esa ratio cae de forma brusca y luego se recupera de un modo muy lento. Para alcanzar el nivel previo a la recesión del 91-93 fueron necesarios más de 12 años de crecimiento continuado.

(c) Belge. InLucro