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El maravilloso negocio del Flete marítimo

La mayoría de las mercancías que se producen y comercian en el mundo llegan a través de 20 grandes puertos internacionales. El crecimiento del negocio del Flete tiende a ser exponencial. Cuenta, como anécdota, que fueron simples estibadores los que idearon el sistema de los contenedores estandarizados que se utiliza hoy para agilizar el transporte de mercancías. No se puede comparar el tiempo que se tarda hoy en descargar un barco entero y el que se tardaba hace tan solo medio siglo. Y en esta nueva industria del transporte especializado, media docena de grandes operadores controlan el 50% del tonelaje. Y cuando decimos que “mandan”, decimos que imponen sus condiciones a las autoridades portuarias y a gobiernos locales. Las más conocidas son la italiana MSC, la danesa MAERSK, y la china COSCO.

Con la subida del precio del petróleo, los barcos portacontenedores han ido creciendo de tamaño y capacidad. En la actualidad se están construyendo en los astilleros de China navíos que pueden cargar 18.000 cajas. La consecuencia directa es un crecimiento anual del 7% del Flete y de la cantidad de mercancías transportadas. Para que nos hagamos una idea precisa, en un contenedor de acero caben aproximadamente 10.000 cajas de zapatos. Los nuevos barcos de casi 400 metros que se están construyendo pueden cargar de 300 a 400.000 toneladas de mineral de hierro.

El problema de los costes del flete de ese tipo de barcos obliga, de alguna manera a inundar el mercado de todo tipo de mercancías, aunque sea a granel. De modo que se entiende que la obsesión de esos monopolios es mover (nunca mejor dicho) el mayor número de cajas posibles en los trayectos de ida y de vuelta. Todo por el Flete. El clásico ejemplo que ponen es el de las empresas a las que resultaba más barato deslocalizar su producción en China que mandarla al pueblo de al lado.

Una pequeña idea del negocio que supone el tránsito, lo da la construcción de Canales como el de Panamá o Suez, con inversiones que rondan los 10.000 millones de euros y brindan generosos peajes. Según la OCDE, la mitad de todo el valor que genera el negocio de las importaciones mueve en contenedores estandarizados la friolera de 2.000 millones de toneladas. Es un río de mercancías imposible de tasar o controlar. La mayoría de los servicios aduaneros han quedado fuera de juego. Sólo en España entran cada año 5,5 millones de contenedores por sus 43 puertos. Del barco a la caja del camión, tardan menos de 1 minutos 30 segundos.

Las cifras marean. La capacidad del Flete marítimo supera con crece la capacidad de los consumidores para absorber la mercancía que se produce y distribuye.  Solo en los 20 mayores puertos del mundo podrían descargarse anualmente30 kilos de material por cada uno de los habitantes del planeta. Y en el resto de puertos, otro tanto o más.  Eso nos convierte en una civilización de la agitación en la que subyace y resulta determinante una especie de logística trilera. Importa más lo que se mueve que lo que se produce, compra y vende.  Un negocio global de 3 billones de euros.

(c) Belge
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