Tamquam Tabula Rasa. El Gran Reseteo que pretextan los puritanos con terminología digital es arrasar con todo para dejarlo como un solar. Como en Bamiyán, en Bagdad, en Palmira y tantos otros sitios. Formatear la Civilización para borrar la memoria de los siglos. Predican que la Historia es como una página en blanco, que Dios les ha encomendado reescribir, pero los que confunden la b con la v seguirán sin distinguir la baca del vurro.Al margen de otras muchas preguntas interesantes que plantean las disputadas elecciones a la Casa Blanca, cuesta entender que una parte de la sociedad finja no ver lo extraordinaria que resulta que el mainstream mediático se apresure a cantar la victoria de Joe Biden faltando 20 millones de votos por escrutar. Una participación que ronda el 70% del censo es algo completamente insólito en un país como EEUU, pero no menos asombroso que los 78 millones de votos que consigue el Partido Demócrata con un candidato gris. Son 13 millones más que los que logró el carismático Barack Obama en 2012.Tampoco es una circunstancia menor que 72 millones de americanos acudan a votar a Donald Trump pero se vean superados por una avalancha de votos llegados por correo, con más o menos opacidad por el camino. Chirria. La mujer del César no sólo debe ser honesta, también debe parecerlo. Cuesta entender que una parte de la Opinión Pública finja desconocer un principio tan básico y asentado. Si la democracia es, en esencia, un régimen de representación, es por definición, un sistema de transparencia. Las voces que se manifiestan en contra de investigar el posible fraude electoral son las que siempre están dispuestas a blanquear las fechorías de los suyos. Abren puertas traseras a cualquier enemigo que les prometa una parte del botín. No les importa promover dictaduras si el tirano les garantiza, como decía el protagonista de Margin Call, un dedo en el fiel de balanza. Justifican atrocidades y genocidios en nombre de un supuesto derecho de injerencia humanitaria, pero entre todos sus nobles propósitos, la humanidad brilla por su ausencia.Cuando el tsunami de la Crisis Subprime anegó los mercados, los puritanos pedían a grito hacer Tabula Rasa de todas las reglas que habían impuesto a los demás. Querían reescribir la página en blanco, palabrita del niño Jesús, pero llenaron el folio de erratas. La Agenda 2030 que predican ahora es más de lo mismo. Un programa de gobierno sin gobierno. Quieren hacernos creer que los Derechos Sociales son un lastre, que la Libertad es una rémora para poder competir con Asia, que la Naturaleza está amenazada, pero son burdas coartadas. La realidad es que los puritanos han perdido el control de la Globalización. Si un adolescente quiere un móvil nuevo, lo compra en China; si quiere un televisor, viene de Corea.(c) Belge