Conocer es una actitud que mantiene alerta y facilita la adaptación a los cambios. Es por lo tanto un imperativo de la especie humana. La ignorancia no es una virtud: el individuo que pasa por alto las señales del entorno es vulnerable. Desde la firma y entrada en vigor del Tratado de Maastricht en 1993, hasta la aprobación definitiva en 1998 de las paridades monetarias, la sociedad española tuvo mucho tiempo para analizar en profundidad como le afectaría la Unión Monetaria. En lugar de eso, eligió ignorar todas las señales.El entonces subdirector del Banco de España, Luis Ángel Rojo, se mostraba preocupado por el impacto que tendría la futura moneda en el balance de las Cajas de Ahorros. No era para menos. Habría sido un juego de niños explicarlo, pero no consideraron oportuno informar a la Opinión Pública.Aún siendo menor de edad, la Opinión Pública Española habría entendido el problema de quienes tuvieran suscrita una hipoteca. Para abonar la cuota mensual de un préstamo de 20 millones al 6%, una familia española tenía que aportar 7164 pesetas por millón durante 20 años. Era la cantidad equivalente a un sueldo neto de 100.000 pesetas al principio, y de 60.000 pesetas al cabo de 10 años. Al convertir la deuda hipotecaria en euros, de manera forzosa, el tenedor de la póliza pasaba a deber 120.000 euros al 5,5% en el año 2005. Es decir: la hipoteca de 100.000 dólares al 6% en 1999 pasó a ser una deuda de 180.000 dólares al 5,5%.Lo que es imposible explicar a una niña de 8 años es porque el entonces Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, y toda la izquierda española reclamaron con tanto ímpetu la subida de tipos de interés en la Eurozona y le entregaron la llave del BCE a la recién llegada Ángela Merkel. La misma izquierda que protesta ahora en España contra el pago de la Deuda Soberana es la que apoyaba la política del Euro Fuerte del Bundesbank.Entre los años 2004 y 2008, el gobierno infló deliberadamente el 50% del PIB español que controlaba a través de los Presupuestos Generales del Estado. Subió la presión fiscal para simular un incremento de los ingresos y duplicar el Gasto Público. Pero el crash subprime de 2007 y el colapso económico de 2008 dejaron al descubierto el monumental déficit estructural provocado por la conversión al Euro. La España Oficial del BOE cobraba sus rentas en euros, mientras que la España productiva seguía trabajando en pesetas.Con la quiebra del sistema financiero mundial, y la crisis política que generó, también ha quedado patente el límite de la solidaridad entre estados de la Unión Monetaria. Los países del Norte, que nos habían prestado falsa moneda, ahora exigen que devolvamos oro de ley para reflotar sus bancos y empresas. Los 60 billones de pesetas (300.000 millones de dólares) que debía España en el año 2000 nos obligaron a pagar 30.000 millones de dólares en 2011 en concepto de intereses.Ese 10% de la deuda convertida a euros fuertes es tanto, a su vez, como todas importaciones de petróleo. Difícilmente hubiéramos visto un barril de petróleo a 150 dólares si no se hubiera creado la Unión Monetaria. Fue acuñar el Euro y multiplicarse por 5 la cotización del barril de petróleo. Entre financiar la Deuda, el Déficit estructural y las importaciones de petróleo, la UM le ha costado a España la friolera de 80.000 millones de dólares al año. © Belge