Ya hay cifras oficiales. En España quedan 260.000 establecimientos hosteleros. Llegaron a ser más de 360.000 hace pocos años. La crisis provocado por la Unión Monetaria ha influido, pero también los nuevos usos surgidos a raíz del famoso “botellón”. Los españoles son ahora mucho más reacios a salir de noche para encontrarse con locales desiertos. El gasto oficial en copas nocturnas – el segmento más rentable durante todo el siglo XX – ha caído a la mitad en la última década, hasta los 65 euros mensuales.
Según los datos que facilita la Consultora Nielsen para el sector Horeca, el perfil del cliente habitual está cambiando a marchas forzadas. Los españoles han dejado de ser fiel a unos pocos locales en los que se reunían, y empiezan a ser sensibles a las ofertas. Es la prueba evidente de la pérdida por deterioro de una cultura específica. Los consumidores más jóvenes prefieren consumir alcohol a granel o en modo cooperativo.Por reacción, el bar tradicional tiende a involucionar hacia el modelo de cafetería impersonal con camareros mal pagados y cabreados. Baja la calidad del producto y suben los precios, a pesar de promocionarse lo contrario. Pocos establecimientos conservan un servicio de cocina digno de ese nombre, como han popularizado algunos programas de televisión. Y no pocos empresarios del ramo se han acabado por instalar en el litoral mediterráneo, a la caza del turista.(Visited 160 times, 1 visits today)