A la hora de culpar a Alemania, al Bundesbank y a su canciller, Ángela Merkel, de la mayoría de los problemas que han dañado de un modo irreversible toda la arquitectura institucional y emocional del Proyecto Europeo, los analistas se enfrentan a la mayor dificultad de todas: explicar al hombre de la calle cómo determinadas decisiones políticas y monetarias le han afectado y perjudicado.
Las reglas del juego del “Mercado Común” se llamaban Pacto de Estabilidad y eran claras para todos. Los miembros de la Unión Europea se comprometían, por lealtad, a no superar el 3% de déficit y el 7% de superávit público. El incumplimiento crónico y las trampas contables debían ser denunciados y sancionados, por condicionar la economía del resto de los socios. La cosa empezó a cambiar y empeorar con el relevo de Wim Duisemberg al frente del BCE y la elección de Ángela Merkel como Canciller en noviembre de 2005. Casualidad o no, con la elección de una política luterana, Alemania empieza a maquillar y disimular un superávit crónico de sus cuentas públicas de más del 7%. Ese modelo de crecimiento, basado en exportar mucho más de lo que se importa ha frenado, primero, el desarrollo económico de la UE y originado, después, grave desequilibrios financieros en toda la Eurozona. Es lógico que sea así ya que se asemeja bastante a las viejas políticas proteccionistas que incendiaron dos veces el continente europeo.No se trata tanto de denunciar las políticas de austeridad como de denunciar las trampas. Bajo el pretexto de controlar y sanear las cuentas públicas, la canciller alemana, su ministro de Finanzas y el Bundesbank buscaron imponer un orden moral que sirviera de parapeto y coartada para su política proteccionista y su derecho de injerencia. Uno de los rasgos más característicos de esta crisis que se origina en 2006 y estalla en 2007 es la presión sobre el sistema bancario y el fuerte endeudamiento de los estados. Es una consecuencia lógica del proteccionismo encubierto y la política del Euro Fuerte que impulsa el BCE: los gobiernos afectados por el notable deterioro de la balanza comercial intentan mantener el nivel de vida de parte de sus ciudadanos inflando el Gasto Público con dinero prestado. El modelo de Europa de Dos Velocidades con el que soñaba Alemania en 1991 empieza a ser una cruda realidad a partir del año 2010. Varios bancos del Norte de Europa y de EEUU trucan el Euribor y el LIBOR para dinamitar el Mercado Interbancario y manipular la Prima de Riesgo. Es parte de una estrategia común, que tuve la suerte de intuir y observar en 2008, y describí como “proteccionismo financiero”. Estamos en febrero de 2019, y muchos analistas, políticos y economistas siguen sin entender la naturaleza del ataque coordinado a los PIGS a partir de 2010.La política de deflación interna impuesta por Alemania y sus aliados tenía como finalidad impulsar las exportaciones alemanes en grandes economías emergentes, vía joint venture, a cambio de eliminar aranceles y barreras aduaneras en determinadas zonas de la Unión Monetaria. El empobrecimiento del poblado y turístico sur mediterráneo favoreció las importaciones desde China y destruyó 11 millones de puestos de trabajo.Cuando estalla la Crisis Subprime, causada por la codicia y el exceso de riesgo de la Banca de Inversión, el viejo reflejo proteccionista lleva a los bancos alemanes y anglosajones a presionar a los países del Sur para que les devuelvan los dineros prestados. Juegan a dudar de la solvencia y solidez de esos países; a cuestionar la moralidad y legitimidad de sus gobiernos para así poderse presentar como “víctimas”. Era lógico reclamar y hasta “imponer” a esos países los ajustes necesarios. Entre 2010 y 2019, los llamados PIGS, Francia y los países del Este han sido sometidos al ajuste y sus desequilibrios reconducidos en base a exportar más y reducir los salarios de sus ciudadanos. Los grandes déficits del 15% del PIB y la expansión del crédito al consumo que sirvió para dopar las exportaciones alemanes son ahora cosas del pasado, pero en lugar de reducir Alemania su superávit público para restablecer el equilibrio en la UE, han sido China y EEUU las grandes economías que han disparado su déficit a cambio de ver despejado el camino para sus exportaciones e inversiones.El déficit de unos debe compensar el superávit de otros para que las cuentas corrientes a nivel mundial estén equilibradas, pero Alemania y sus aliados han vuelto a jugar sucio y hacer trampas.Y claro, cuando cambian las reglas tácitas, y la UE quiere cobrarle impuestos a las grandes multinacionales americanas o chinas, saltan chispas. En 2010, antes de la crisis de los PIGS, la eurozona estaba en equilibrio con el resto del mundo, pero ahora presenta un superávit considerable. Cualquier sanción o represalia comercial, afectará de lleno a los países del Sur.El exceso de ahorro frente al consumo, en países como España o Grecia, se resolvió a partir de 2008 de un modo sencillo. A la clase media, a los ancianos, a los inversores, accionistas y a los ahorradores, en general, les robaron parte de su dinero. La Canciller Ángela Merkel se reunió con Zapatero y con el Banco de España para convencerles que tenían que aplicar “quitas” a los depósitos de las Cajas de Ahorros avalados por el Estado. Era “fundamental” para poder “eliminar” el riesgo país y “reducir” la prima de riesgo.Es muy dudoso que Alemania y sus aliados protestantes apliquen esa misma receta con sus ciudadanos de cara a reconducir el superávit con el resto del mundo y evitar una guerra comercial con EEUU y con China. De momento, ya tenemos que lidiar con el BREXIT de Londres y más bien parece que pudieran tener la tentación de romper la baraja y levantarse de la mesa con las ganancias.© BelgeP.DSiguen disponibles unos pocos ejemplares de la “Estafa del Euro explicada a un niño de 6 años” Edición In Lucro. inlucro@gmail.com
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