Archivos de la categoría Análisis inmobiliario

¿Por qué estás sola?


La respuesta a la pregunta de por qué estás sola es directa y sencilla: porque vives de alquiler. Es muy posible que un ciudadano tarde toda una vida en entender la respuesta.  Primero, le sorprenderá la pregunta. Luego, le extrañará la respuesta. Llegado a ese punto, pregunta y respuesta andarán rondando durante meses en su cabeza. No way out.

Existe una correlación poco evidente pero directa entre la tasa de alquiler en una sociedad y el grado de infelicidad de sus ciudadanos. A la inversa, la mayor tasa de propiedad corresponde al mayor sentimiento de felicidad.  De modo que se pueden extraer unos primeros corolarios lógicos.

  1. Si crece la tasa de alquiler, entonces crece la tensión social
  2. Si la tasa de alquiler supera el 50%, el clima social es bélico
  3. El coste del alquiler es, necesariamente, humillante
  4. No se puede vivir de alquiler y ser feliz
  5. Una mujer que vive de alquiler siempre está sola.

Más allá de las correlaciones estadísticas y de los análisis sociológicos en línea con el pensamiento de Durkheim, lo cierto es que la explicación es religiosa o de tipo religioso.  Las religiones son sistemas de valores coherentes que sirven para establecer lazos entre los miembros de una sociedad.  Por lógica, hay al menos tres tipos de estructuras: basadas en el interés, basadas en el linaje, basadas en el miedo.

Las personas más vulnerables en las sociedades nihilistas son las mujeres.  Puede parece paradójico, pero el feminismo es, en las sociedades anglosajonas y protestantes, una corriente de pensamiento de tipo marxista profundamente patriarcal.  Trata de convencer a las mujeres que pueden ser felices viviendo de alquiler y solas. Es decir: simulando que son jóvenes adolescentes, libres de ir y venir, sin cargas ni responsabilidades.

Los protestantes viven de alquiler porque su religión no está basada en la solidaridad familiar. Un estudio científico demostró que la única razón por la que prosperaban los inmigrantes de origen judío en EEUU es porque sus lazos de solidaridad abarcan un grado más de parentesco que los católicos irlandeses y dos que el resto de inmigrantes.

P.D.  Moraleja. Si quieres ser feliz, cómprate una casa y cásate de blanco por la Iglesia.

Los paradigmas perdidos. El lotero de Ciempozuelos


Cosas de la Postguerra del Hambre, cuando en las mejores familias había más ovejas pardas que blancas. Me contaron en una ocasión el caso verídico de cierta persona que se hallaba en la ruina más absoluta. No había una mala perra gorda con la que lastrar el bolsillo, y en los ventisqueros del duro invierno se veía volar a la gente de menos peso. Es de suponer que por eso decía el refranero que el hambre da alas. El caso es que aquella crisis de liquidez era terreno abonado para la picaresca. Había que echarle mucha imaginación a la vida para llegar a final de mes y cumplir con los prestamistas del régimen al 25% TAE. Y más de uno y de una se veían abocados a acudir al Monte de Piedad con los últimos enseres para que le dieran la extremaunción financiera.

Así fue, probablemente, como empezó la cosa. Antes que empeñar el ajuar para no salir de pobre, mejor rifarlo entre los vecinos que lo quisieran. Y así fue como brotó sin ninguna malicia la vocación financiera en una persona que por su humilde extracción no estaba preparada para evitar la tentación monetarista. Primero descubrió que podía “emitir” casi tantos boletos como quisiera sin que pasara nada. Luego, que podía “reducir” la sensación de riesgo bajando el precio de las papeletas. Y por último, que no era tan mal negocio ser pobre, siempre y cuando no le faltara mobiliario que vender. También constató que la avaricia rompe el saco, pero me cuentan que esa lección sigue sin haberla aprendido a sus años.

El mecanismo en el fondo es sencillo. A falta de liquidez o solvencia del sistema financiero, bueno es el esfuerzo cooperativo. En toda América Latina, y especialmente en el Brasil de hace unos pocos años, era una práctica conocida y habitual apuntarse a un fondo mancomunado hasta para la adquisición de un simple televisor. Es esfuerzo entre muchos es menor. Tampoco difiere demasiado, en esencia, del sistema de avales del mundo árabe cuya eficacia ha hecho famosa la red terrorista de Al Qaeda. Es más, no difieren nada unos de otros. Los cuatro paradigmas financieros mencionados precisan de las mismas reglas del juego. La usura, la lotería, el cooperativismo y el aval se basan en la confianza sin resquicio y corren un mismo riesgo de felonía.

El lotero de Ciempozuelos ha descubierto la pólvora. Las mañas financieras que le han valido las portadas de los medios de comunicación provocan más sonrojo intelectual y cívico que curiosidad. ¿Dónde está la gracia en intentar vender a trozos por 320.000 euros algo por lo que se pide 200.000 euros, y que a todas luces vale poco más de 100.000 euros? El desconocimiento inmobiliario del que han hecho gala los periodistas españoles en los últimos años pone los pelos de punta. En lugar de alertar contra las políticas erróneas de ZP, han animado al disparate. Y no lo digo porque el estado haya malgastado el dinero de los contribuyentes en un bodrio administrativo llamado “Sociedad Pública de Alquiler” con el que ahora no sabe que hacer: al fin y al cabo, en algo hay que entretener a un ministro. No. Es necesario insistir en la denuncia al comprobar que, a pesar de la que “está cayendo”, siguen confundiendo la velocidad (inmobiliaria) con el tocino (hipotecario).

¿Crisis? ¿What Crisis? Pregunta Solbes en el papelón que le corresponde. La crisis hipotecaria. Los últimos datos publicados ponen los pelos de punta. La situación es mucho peor de lo que parece. Lo dicen los profesionales del sector, y no está claro si están cargando las tintas, o si se han parado a analizar con precisión las estadísticas que evidencian el desplome hipotecario. El número de hipotecas cae un 40% hasta 70.000, y se “hunde” el importe medio resultante hasta los 141.000 euros. Hace poco más de un año, superaba los 161.000 euros y crecía a una tasa anual del orden del 25%. La incorporación de pisos caros a la media aritmética y la amortización de los pisos más baratos explicaban la magnitud del porcentaje. La obra nueva se ha parado en seco, y los propietarios están amortizando deuda a marchas forzadas, dejando en evidencia la falacia de buena parte de los estudios sobre el tan cacareado y pernicioso endeudamiento de las familias españolas.

El verdadero problema hipotecario en España empieza aquí y ahora. Su diagnóstico es el siguiente: las familias más solventes — las mismas que sostienen sobre sus anchas espaldas al sistema financiero y a la administración pública — perciben que hasta la más liviana de las deudas es ya un riesgo insoportable ante la fuerte recesión que se avecina. No confían en el futuro y deshacen el camino andado. Los recursos que de otro modo dedicarían a invertir y consumir, se los devuelven al banco. El sistema financiero se enfrenta así al riesgo de ir concentrando en sus balances las deudas de peor calidad. Al incremento de la morosidad y al mayor coste de los pasivos, hay que añadir desde ya la más que previsible caída de la rentabilidad de los mejores productos financieros.

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¿Cuántas viviendas vacías hay realmente en España?


Dicen que el 10% de las  25,9 millones de viviendas que hay en España están vacías, pero las mentiras tienen las patas cortas.  Para llamar la atención de los medios, en los últimos 10 años,  no han dudado en  engordar la cifra por 10.  La estrategia inmobiliaria de los radicales de Podemos y de los grupos okupas que el catalanismo viene subvencionando desde el año 2002 pasaba por manipular las estadísticas oficiales y forzar un debate artificial en lo económico, sesgado en su ideología y políticamente envenenado.  La obsesión confesa de todos esos agitadores (Montalvo, De la Quimera Inmobiliaria…Antoni Bosch, 2008) era conseguir cambiar la percepción natural del mercado que tenían los españoles,  introduciendo una visión catastrofista basada en datos  precocinados.

Los agitadores nunca dudaron en propagar los bulos más inverosímiles, contando con la caja de resonancia de diferentes medios y televisiones.  Tan extraordinario es el caso que como ocurre en 1984, la célebre novela de Orwell,  los datos oficiales del sector que se han ido publicando cronológicamente entre 2004 y 2016  se contradecían unos a otros.  La falta de congruencia en las series y de pudor político hacía decir a las ministresas que la vivienda seguía creciendo un 15% cada año desde 1993. Matemáticamente, eso equivale a decir que en esos 15 años (1993-2007)  los precios medios se multiplicaron por 8,13.   Que un piso de 40 millones en 2007 valía menos de 5 millones en 1993.

A pesar de la barbaridad de las cifras publicada, ningún medio se esforzó nunca contrastar y verificar los datos.  Doy fe que sistemáticamente muchos periodistas y medios se negaban a corregir los errores más burdos y las manipulaciones más descaradas. Para ellos, publicar que se construían 2 millones de pisos al año, o más, era un acto de FE CIEGA, su contribución a la causa generosamente financiada desde Cataluña.

Uno de los mayores bulos propagados por radicales y antisistema consistía y consiste en magnificar hasta el absurdo el número de viviendas o pisos “vacíos” e inflar el número de desahucios  –  (confundiendo deliberadamente ejecuciones hipotecarias de primeras viviendas, con embargos de fincas rústicas y expulsión de okupas y  morosos profesionales tras largas batallas judiciales)  –  para crear alarma social.  Se da la paradoja que España sigue siendo, tras casi 10 años de crisis y deflación inducida, el país del mundo que registra el menor número de desahucios.  Una ardilla podría saltar de okupa en okupa desde el paso de Canfranc hasta el puerto de Algeciras, sin tocar el suelo, y si además elige inquilinos morosos y periodistas venales, puede elegir recorrido.

Las estadísticas oficiales son conocidas e implacables. Para evitar cualquier tipo de polémica,  se elaboran fuera de España, en Bruselas. Un tercio de todos los pisos y casas que se construyen desde hace 40 años en todos los países del Mediterráneo son dotaciones turísticas.  Eso significa que España cuenta con un parque de 8 millones de apartamentos en las playas. El resto, entre 16 y 17 millones de referencias catastrales según distintas fuentes, pueden considerarse como infraestructura inmobiliaria.  Y entre 4 y 5 millones de fincas son infraviviendas con más de 100 años de antigüedad.

Es cierto que entre 1997 y 2007 se ha construido mucho en España.  Concretamente, se han visado y edificado 5 millones de viviendas , duplicando con creces la media del periodo 1977 – 1997.  Como el sagaz lector habrá entendido, eso significa que entre 1976 y 2016 se han construido en nuestro país menos de 12 millones de pisos.  7,5 millones destinados a infraestructura habitual para una población que pasó de 32 a 50 millones de habitantes, y 4,5 millones para dotación turística.

Es un auténtico prodigio matemático, sin parangón en la Historia de la ciencia, que radicales y perroflautas financiados con impuestos malversados por los políticos catalanes , afirmen que hay 3 millones de pisos vacíos en España.  Eso implicaría, de un modo lógico indiscutible, que 48 millones de personas viven hacinadas en  8 millones de pisos distribuidos por todo el país, a razón de una media de 6 personas por piso.  Un auténtico disparate.

(c) Belge

¿Hubo o no hubo burbuja inmobiliaria en España?


Jose García Montalvo, antes de ser reclutado por Zapatero para la causa, reconocía en sus escritos y estudios como consultor inmobiliario una gran verdad “científica”: la única correlación positiva que había conseguido analizar y documentar en relación al precio de los activos inmobiliarios tenían que ver con la actividad laboral y la tasa de ocupación. Dicho de otro modo: el precio de la vivienda crece y solo crece en proporción cuando se incrementa la empleo.

Es fundamental explicar esa sencilla verdad, de unos de los mayores activistas catalanes contra el sector inmobiliario, para entender el fenómeno que se produjo entre 1998 y 2003. Por primera vez en muchas décadas, hubo una fuerte creación de empleo en España y muchos ciudadanos optaron por mudarse a barrios mejores. Vendieron y/o alquilaron el piso viejo, y se compraron una casa nueva.

Tal y como el propio Montalvo reconoce en un libro que publicó en 2008, la obsesión común de los activistas catalanistas (ppcc) y sociocomunistas (ir) era manipular el sentimiento natural de mercado que tenía la Opinión Pública cocinando las estadísticas oficiales de Fomento. Y así fue como se empezaron a publicar en todos los medios cifras incoherentes y exageradas, con el único fin de corear falsedades en las televisiones. La insidiosa campaña sobre la “burbuja inmobiliaria” arranca en 2002 y se prolonga hasta el año 2010. Altos cargos del Ministerio de la Vivienda llegaron a decir, en numerosas tertulias, que el precio de la vivienda se había incrementado en España un 15% al año desde 1993.

Cualquier ciudadano que sepa usar una calculadora debería conocer que una tasa de crecimiento sostenida del 15% multiplica los precios por 8 en 15 años y por 16 en 20 años. Es evidente para todo el mundo – incluso los periodistas – que el precio de la vivienda NO multiplicó su precio por 16 entre 1990 y 2010, ni tan siquiera por 8 entre 1993 y 2008 como sostenían por tierra, mar y aire, miles de agitadores y asalariados de la Causa. De hecho, cualquier persona que accediese a las series del INE y de Fomento podía COMPROBAR que los precios se multiplicaron por 4 entre 1988 y 2008. El piso de 70 que costaba al lado del Calderón 100.000 euros pudo llegar a pagarse 300/350.000 euros en el pico de la boom.

Lo cierto es que NUNCA hubo burbuja inmobiliaria en España. Entre 1994 y 2008, solo se construyeron y promovieron en España 5,5 millones de vivienda, tercio de ellas en las playas como dotaciones turísticas. A pesar de incrementarse, vía inmigración, la población neta en 10 millones de almas, solo se edificaron 400 millones de M2 habitables. 4 millones de pisos y casas. Poca cosa a tenor de la fuerte demanda. Entre 1976 y 2016, solo se han construido en España 12 millones de viviendas, 8 millones para uso residencial. La población global ha crecido un 50%. Un piso por cada 2 habitantes en 40 años de tiempo.

(c) Belge