En el campo, hay toda clase de fincas. Están las fincas que ladran en cuanto te acercas a ellas y las fincas calladas; están las fincas con pachorra de mastín y las fincas que lucen un gran cartel, que reza: ¡cuidado con el perro! Están las fincas de campo, sin puertas aparentes ni barreras, donde pastan las vacas, y las fincas de recreo, alambradas y electrificadas, en las que pasta la tripulación completa del Capitán Tapioca.Donald Trump no ha defraudado y su Discurso de Investidura ha sido frontal y proteccionista. Con la elección del magnate, EEUU cierra definitivamente el círculo que se abría con el estallido de la Crisis Subprime en 2007. Ha transcurrido una década y la mayoría de los analistas, periodistas y políticos siguen tan confundidos como al principio. Basta coger un mapa geopolítico para constatar la presencia creciente del Imperio “anglosajón” en cualquier rincón remoto del planeta. No hay el menor signo que evidencie un repliegue. Según datos de la Comisión Europea, 31 de las 32 principales multinacionales del siglo XXI son americanas y están ejerciendo un monopolio económico, jurídico y religioso sin parangón en la Historia de la Humanidad.Por resumir una serie de análisis que publiqué entre 2005 y 2007 sobre el inevitable colapso financiero que se avecinaba, la oportuna crisis subprime abría para EEUU un periodo en el que el concepto de Riesgo Moral era sustituido por una Tabula Rasa que iba a justificar toda una batería de medidas unilaterales e inmorales, dentro y fuera de sus fronteras.En el G-20 extraordinario de la Silla Prestada, no exagero si afirmo que fui la única voz que alertó acerca de la estrategia proteccionista encubierta ideada por EEUU, Reino Unido y Alemania. Con el pretexto de evitar perjudicar a las economías emergentes, en las que tanto dinero tenían invertido, propusieron mantener las fronteras abiertas y proteger los flujos comerciales. Hacían de la necesidad imperativa de evitar la Quiebra y Colapso de sus sociedades, una especie de virtud teologal del sistema . En realidad, solo buscaban ganar el tiempo suficiente para sanear con dinero público todas las deudas corporativas de sus propias empresas y barrer a sus competidores del mercado.La estrategia liderada por EEUU y Alemania en 2008 no solo ha tenido éxito sino que ha superado con creces sus expectativas más locas. Y ese es, precisamente, el mayor desafío al que se enfrentan y explica la victoria de Donald Trump. Todo lo que va a ocurrir en los próximos 8 años es muy previsible.Llegados a este punto, abrimos un pequeño paréntesis. Como anticipo para los amables lectores, un pequeño ejemplo que facilite la intelección del debate. En 2008, la FED decide sacrificar Lehman Brothers para salvar AIG, la gran aseguradora americana, que estaba en quiebra. La estrategia para salvar los planes de pensión privados de los americanos consistía en dos fases: crear, primero, un cortafuego para impedir el contagio subprime e imprimir, después, una cantidad infinita de dinero para tapar los agujeros de la gestión de los bancos y aseguradora. EEUU rescató con dinero público las pensiones privadas de los ciudadanos americanos y sus fondos de inversión.El Obamacare, que se dispone a suprimir Donald Trump, fue uno de esos “acuerdos con el cielo” del que los anglosajones tienen el secreto. ¿Cómo iban los lobbies republicanos a seguir negando el derecho de los pobres sin recursos a una especie de sanidad básica si acababan de rescatar con dinero público todos los Planes de Pensión privados del mercado americano? ¿Cómo negar la propina de un Obamacare si el rescate de la elitista sanidad privada y del ahorro privado habían costado más dinero público que todo el sistema sanitario europeo? Cerramos el paréntesis.La política económica que va a impulsar Donald Trump se deduce de los parámetros expuestos. La Re-Construcción de la Nación Americana va a seguir dos pautas. De puertas para adentro, el líder de los republicanos va a intentar contener el creciente poder de los latinos y blindar los privilegios del mundo anglosajón más tradicional; de puertas para afuera, la gran preocupación de EEUU es China. Las dos pautas conforman una misma estrategia: utilizar la palanca financiera para cambiar sobre la marcha las reglas de una Globalización que ha beneficiado casi exclusivamente a las empresas americanas.La pujanza económica de Pekín, a la que los anglosajones y alemanes permitieron exportar masivamente Deflación para eliminar a sus competidores europeos y japoneses, supone una clara amenaza para los intereses americanas. Por poner un ejemplo, la china Ali Baba ha conseguido en un par de años que la potente Amazon parezca una antigualla. Lo más previsible, en los próximos meses, es que usen sus terminales mediáticas y religiosas para intentar criminalizar a su exitoso competidor.El discurso proteccionista de TRUMP va a ser la “coartada” perfecta en la UE para dar un giro de 180 grados a la política de deflación, controlando fronteras y levantando aranceles. Van a agitar el miedo al populismo para impulsar una política inflacionista que deje su sistema financiero en una posición de clara ventaja frente a unos competidores endeudados y castrados. Es un ejercicio muy sencillo de llevar a cabo: analizar y comparar una a una las principales empresas mundiales, en 1997, en 2007 y en 2017.