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¿Cuál es la lógica del conflicto catalán?

Decía Gustavo Bueno que Cataluña no es problema sino conflicto. Nunca lo ha sido, ni siquiera cuando los romanos fortificaron Tarraco para cortar la vía de abastecimiento de Aníbal Barca. Por su orografía, esas regiones del Mediterráneo han sido siempre propicias para el corso y la piratería. El rapto de hombres, mujeres y niños era uno de los negocios más lucrativos de toda la Edad Media.

Cuando España empieza a ceder en su ímpetu imperial y marca el paso frente a las naciones protestantes, ese conflicto depredador se vuelca hacia el interior. La invasión de Napoleón agravó los problemas económicos de la nación y precipitó la descomposición del Estado. El caos institucional y militar duró medio siglo. La Constitución de 1876 que trae la Restauración devuelve la paz al territorio y la estabilidad institucional que España necesitaba para crecer. La segunda Restauración de la Casa de los Borbones propicia 50 años de prosperidad económica y financiera pero encona la conflictiva oposición de los catalanes y de sus aliados marxistas.

El artículo 11 de la Constitución de 1876 es la verdadera Línea Maginot que separa a los contendientes de ambos bandos. Reza así: “La religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y sus ministros. Nadie será molestado en territorio español por sus opiniones religiosas, ni por el ejercicio de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana. No se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni manifestaciones públicas que las de la religión del Estado”. La probada injerencia de las potencias del Eje Protestante y sus airadas protestas delatan con precisión todas las contradicciones que ocultan los discursos anticlericales y pretendidamente ilustrados de toda la fauna carlista, marxista y mercenaria de la época.

Sin poder para escribir un nuevo capítulo militar de las Guerras Carlistas, la burguesía y la política catalana conspiran contra el Régimen y multiplican las acciones terroristas, los magnicidios y pronunciamientos golpistas. La lista es tan larga como explícita: los atentados criminales contra Canovas (1897), Maura (1904), Alfonso XIII (1906), Maura (1910), Canalejas (1912), Dato (1921) allanan el terreno para la Dictadura de Primo de Rivera (1923) y el Golpe definitivo contra la Constitución y la Monarquía (1931).

En aquella época, Dios ya era español: salvando la vida de Maura y de Alfonso XIII esquivó que Alemania nos arrastrara a participar en la Primera Guerra Mundial. Pero no pudo evitar que Alemania lo volviera a intentar. El Partido Socialista Obrero Alemán de Hitler tenía planificada la misma estrategia que Napoleón para acudir como bombero a sofocar el incendio provocado con su ayuda por el filogermano Partido Socialista Obrero Español. Tampoco lo consiguió.

La evidencia es lo último que se ve. Son pocos los que se preguntan lo obvio: ¿Porque Francisco Franco esperó a su muerte para culminar la tercera Restauración de la Casa de los Borbones en España? ¿Qué le impidió hacerlo en los años 60? En España, es tradición universal que los abuelos no quieran asistir en vida a los conflictos que dejan entre herederos. Es lo que significa la expresión “atado y bien atado”. Con un marxismo muy crecido en los años 60, es improbable que Don Juan hubiera renunciado a sus derechos dinásticos en favor de su hijo y el espíritu de la Restauración habría quedado comprometido.
De nuevo es tan significativa la injerencia de una potencia extranjera para asesinar al albacea de la Tercera Restauración de la Casa de los Borbones que al nuevo régimen descafeinado lo llaman Transición. Es una suerte de Restauración Provisional, en función de sus intereses geoestratégicos. Y cuando ponen fin al terrorismo de ETA, es porque ya han premeditado dar los siguientes pasos.

El momento actual del conflicto catalán está a tiro de piedra de conseguir dinamitar la Constitución de 1978. Busca poner fin a la Tercera Restauración, por aquello de hacer bueno el dicho y conseguir mover la Línea Maginot entre católicos y protestantes. Es la Hoja de Ruta secesionista que está arruinando a las familias españolas pero que nunca hará feliz a ningún catalán. Parafraseando a Gustavo Bueno: ¿quién sueña con ser finlandés si tiene pasaporte americano?

© Belge
Autor de: La Estafa del Euro explicada a un niño de 6 años. De la reunificación alemana a la secesión de Cataluña.
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