Fracasa la Operación RiveraLa esperada sesión de Investidura superó todas las expectativas. El segundo parlamento de Pablo Iglesias fue extraordinario y le situó como vencedor indiscutible de toda la izquierda. No se tienen noticias contrastadas, pero al bueno de Julio Anguita le debió llegar el contento político e intelectual al borde mismo del orgasmo fisiológico. El único que había previsto esta situación – al margen de un humilde servidor – y se la debió exponer a sus compañeros de Ejecutiva, fue Mariano Rajoy. Tres hechos significativos lo corroboran desde el pasado 25 de Mayo, más allá del vilipendio y linchamiento moral por parte de una prensa mercenaria cada vez más desnortada: apuró la legislatura en busca del Empate, preparó a sus ministros para gobernar en funciones hasta el verano y renunció a presentarse como primer candidato a formar gobierno.Muchos analistas – y alguno al que me gusta leer los fines de semana – se han formado una imagen equivocada de Mariano Rajoy. Le ha tocado gestionar toda la complejidad del mapa político y económico español de un modo sutil e inteligente. La prueba de ello es que ha logrado bloquear primero la Operación Chacón, frenar después la Operación Syriza y desbaratar ahora por completo la Operación Rivera. Que la inmensa mayoría de los periodistas y políticos patrios no son capaces de “leer” la partida de ajedrez que se está jugando a la vista de todos es una obviedad. Reaccionan con ira puritana y soflamas morales donde deberían esforzarse en hallar y explicar las claves del momento.En junio del pasado año, el Presidente del Gobierno preparó su Sacrificio de Dama a consciencia. No puedo imaginar cómo intuyó Rajoy que Pablo Iglesias no aceptaría el papel de querida en el matrimonio a la catalana de Sánchez y Rivera