Éramos pocos y parió la abuela. La crisis del Banco Popular empezó el mismo día que alguien decidió defenestrar a Luis Valls Taberner y colocar a Ángel Ron al frente del que era considerado el mejor banco del mundo. No fue algo accidental. Recién aterrizado Zapatero en La Moncloa, el equipo de gestores de Ron empezó a filtrar su interés por promover fusiones extrañas, que nunca llegaban a nada. Pero es en 2006, cuando Ángel Ron se hace con las riendas de la entidad con el apoyo de un sector del Opus Dei. Sale Javier Vals, que había permanecido como copresidente del Banco, y Ángel Ron se queda como Consejero Delegado con el apoyo de la Sindicatura de Accionistas.Su primera gran decisión fue convocar a todos los directores de sucursales en Las Rozas para explicarle el nuevo rumbo que iba a tomar el Popular. El Plan Suma. El objetivo era alcanzar la cifra de 1000 millones de euros en comisiones, siendo mucho más agresivos en el sector inmobiliario. Los viejos directores del Banco, prejubilados todos sin misericordia, no han olvidado aquella mítica reunión al estilo “americano”. De aquella época es la Deuda de Colonial, la inmobiliaria que La Caixa le “vende” a Luis Portillo, un empresario de Dos Hermanas bien relacionado con el PSOE. En tan solo dos años – el tiempo que transcurre desde la creación de Inmocaral hasta su inclusión como Colonial en el Selectivo Ibex 35 con la ayuda de la CNMV – el promotor sevillano consigue cerca de 10.000 millones de euros en préstamos de bancos y cajas.A principios de 2008, el Banco Popular entra como accionista forzoso de Colonial para intentar recuperar parte de los 365 millones de euros prestados inicialmente. Esto es, por aquello de las magnitudes: 60.000 millones de las antiguas pesetas. Es más del doble de lo que Luis Portillo le adeuda a La Caixa en el mismo tiempo y circunstancia.Otra de las brillantes “gestiones” por la que Ángel Ron merece pasar a la Historia es la compra del Banco Pastor en 2011, sin ayudas públicas, cuando todo el sistema financiero español está suspendido al borde mismo del abismo. Le toca asumir todo el pasivo de la maltrecha cartera industrial e inmobiliaria de la entidad gallega. Algo podía haber sospechado el Consejero Delegado del Banco Popular, cuando unos meses antes el Pastor se había deshecho de Fenosa, la Joya de la Corona. En 2012, Pescanova deja de presentar sus cuentas: la auditora KPGM revela que tiene un agujero de 927 millones de euros y eleva su deuda financiera hasta los 3280 millones de euros. Cuando al pobre le dan merluza, o la merluza está mala, o el pobre está jodido.Podríamos ir enumerando, uno a uno, todos los charcos en los que ha ido saltando Ángel Ron, hasta llegar al esperpento de Abengoa, pero sería un ejercicio tan tedioso como inútil. La masa arbolada impediría ver el árbol, y miles de pequeñas operaciones financieras concretas pasarían desapercibidas.(c) Belge