La etimología evidencia a menudo la aleación de la que están hechos los conceptos y las palabras que usamos para asir la realidad que nos moldea. Son las palabras las que nos piensan y dan una u otra forma. El lenguaje humano es el parásito vivo de esa realidad que intenta verse a sí misma. El origen de la palabra chusma es griego. Keleusma significaba “yo ordeno, mando, empujo, excito, pongo en movimiento”. En su traducción al latín vulgar empezó a usarse para designar a los presos, pobres y esclavos de poco valor que remaban en las galeras. Son el lumpen mercenario del luterano Karl Marx.Cada vez que leo algo acerca de la Conspiración del Club Bieldberg me asalta la misma duda: ¿qué ganan los prosélitos de la teoría con esa ficción? ¿En un planeta poblado con casi 8.000 millones de seres humanos, es necesaria la existencia de un club de mandamases que ejerzan un lobby maligno para diseñar y organizar un gobierno mundial nihilista? En un reciente artículo al que ya hemos aludido en otro análisis, The Washington Post revelaba que tras los acontecimientos del 11-S de 2001, hay creadas ya más de 3.000 agencias de seguridad secretas en EEUU que dan trabajo a un ejército de 800.000 personas. ¿Alguien puede pensar cómo se dirige tal número de individuos para que se muevan de un modo ordenado y no se generen graves conflictos internos? La historia militar de la Primera y Segunda Guerra Mundial, que se empieza ahora a conocer en todo su detalle, confirma lo que tanta gente ya denunció: fue un atroz caos y genocidio provocado por políticos y generales ruines, estúpidos y codiciosos.La CHUSMA es el gran partido internacional de los puritanos anglosajones y escandinavos. Es un ejército de mercenarios levantado por la Triple A, el conjunto de países cuya solvencia económica y financiera está por encima del Bien y del Mal. Nunca antes del Estallido de la Crisisis Subprime en 2007 se había podido observar con tal nitidez el cordón umbilical que une a las tres grandes agencias de calificación de riesgo y a las agencias internacionales de prensa con el poder militar e industrial de EEUU. ¿Para qué crear un Club Bieldberg en Suiza, dirigido por fanáticos e integristas, si ya existen Standard And Poors, Fitch, Moodys y Reuters para fustigar a millones de remeros estúpidos?Desde el Foro del Día de INVERTIA tuvimos la suerte de analizar y describir cómo llevarían a Syriza al poder en Atenas para pastorear a la CHUSMA griega, y la suerte de que ocurriera tal cual. No era muy difícil vaticinar el Farol del Referendum, aunque el esperpento superara en su obscenidad cualquier expectativa razonable. Aunque en España crearan a PODEMOS con la misma finalidad, una serie encadenada de auténticos “milagros” políticos supuso un pequeño revés para la Triple A. No siempre salen bien los planes; Iglesias es un histrión que se parece más a Varoufakis que a Tsipras, y Pedro Sánchez es un político del montón.No es preciso forzar mucho el análisis para observar la gran similitud que existe entre la farsa del referéndum griego y la patochada del referéndum catalanista, salvo por un pequeño detalle: la CHUSMA contratada en Cataluña es asombrosamente patética. Si hubiera un Premio Nobel al mayor ridículo interplanetario, Rufián, Guardiola, Puigdemont y Assange rivalizarían por llevárselo 10 años seguidos.El trágico suceso de Zaragoza, silenciado por los medios de comunicación de la CHUSMA en la medida en que pueden hacerlo sin que sea evidente su complicidad, ha permitido relacionar de un modo directo a un genocida chileno pagado por la CIA y movido por la Escuela de Chicago con un okupa marxista, batasunizado y subvencionado por el Ayuntamiento Catalanista de Barcelona. No citaremos a los periodistas de la CHUSMA que salieron en defensa de ese angelote, del mismo modo que no conviene recordar lo que dijeron entre el 11 y 14 de marzo de 2004 o el papelón que jugaron para intentar llevar a PODEMOS a la Moncloa.La ideología de la CHUSMA en todo el planeta tiene uno u otro matiz en función de las características de la cultura local. Su paradigma oscila entre los postulados del marxismo académico de Marx y Engels y los del nazismo ontológico de Heidegger, con inmenso abanico de exabruptos entre medias. Se adapta, evoluciona, allana el camino hacia una nueva y despiadada forma de totalitarismo racista.© Belge