Entre monitorizadores y minimizadores, nos está quedando muy aparente la dictadura totalitaria de los puritanos. A las ruedas de prensa del gobierno podemita, ya solo acuden las voceras marxistas y catalanistas de La Sexta. Cada vez más ratas abandonan el barco, y descubren que el régimen ha devenido siniestro. Mientras cobraban por salir en tertulias y escribir naderías en columnas subvencionadas, no les parecía tan malo el oficio de propalar bulos y verdades oficiales. Ahora que se han quedado en casa, a verlas venir, han bajado corriendo al trastero a disfrazarse de disidentes. Lástima, hace tiempo que la chacha zumbeó al contenedor la caja con los cuellos de Mao y la chaqueta de pana del Partido Comunista.

España ha sido secuestrada. La población confinada se aferra al relato prometido. Todo va a salir bien. No asoma ningún conato de rebelión. Las teles juegan a meter miedo y hasta los balcones se han cansado. Los rehenes está de bajón. Se tragan su dosis diaria de mentiras solemnes y ni se molestan en sumar los muertos que les cuentan. Si se hubieran puesto a ello, con la tele apagada, habrían visto que los números cantan. En los últimos 7 meses, desde que se inició la pandemia de SARS COV 2, han fallecido en España un total de 249.602 personas. El 74% (184.894) tenía más de 74 años. En circunstancias normales, habrían muerto, respectivamente, 200.000 y 140.000 personas.

Una primera desviación significativa se produjo entre el 6 de octubre y el 18 de enero. Es un dato sorprende, que ya mostramos en el anterior análisis. Fallecieron 14.500 personas por encima de la media, de las cuales, 11.600 tenía más de 74 años. La mayor parte de esas defunciones debieron ser atribuidas al virus de la Gripe A, como en 2018 y 2019.

Desde que el gobierno impuso el Estado de Alarma, hace 32 días, el Sistema de Vigilancia de la Mortalidad (MoMo) han contabilizado 61720 muertes en España. Arroja un exceso de mortalidad de 25.043 personas. El problema es que los últimos 15.102 los ha sumado desde que publicó los datos relativos al periodo del 17 de marzo al 11 de abril. Es un problema porque ese exceso que se observa próximo a los 8.000 fallecidos no se corresponde, ni de lejos, con las cifras que certifica el Ministerio de Sanidad en sus alocuciones televisadas. El periódico oficial del Régimen podemita confirma 3927 defunciones por Coronavirus en ese mismo periodo. Son 4.000 menos de los que contabiliza el ISCIII. ¿Cómo es posible este prodigio estadístico?

La Navaja de Occam reza que la explicación más sencilla es la más verosímil. Con el dato de hoy, la cifra total de muertes es ya probablemente inferior a los 1300. Se ha controlado el contagio y el sistema sanitario supera el colapso hospitalario que originó una pésima gestión de la crisis del Coronavirus. Pero el gobierno podemita de Pedro Sánchez es alérgico a la crítica. El ataque de autoritarismo nazi del que hace gala muestra todas las miserias de esa generación adoctrinada a consciencia durante 40 años. Iban a asaltar el Cielo, pero solo han llegado a atracar el cajón del pan. ¡Quién les ha visto y quién les ve!

10 años haciendo apología del terrorismo de ETA y justificando la insurrección golpista en Cataluña para acabar criminalizando la libertad de expresión y pidiendo cárcel, desde un atril, para quienes osen disentir. No toleran haber perdido el control de las RRSS y usan las teles y periodistas que subvencionan para difundir miedo e intoxicar de odio a la Opinión Pública. Cuanto más dure un Estado de Alarma que ya nada justifica, y se prolongue el Toque de Queda, más tiempo tendrán para imponer medidas de excepción que violan la Constitución Española. Cuanto más dañada resulte la economía, más tocadas quedarán las empresas y más necesitadas de subvenciones públicas.

La Emergencia Social, que Pablo Iglesias invocó sin ton ni son durante 10 años y que ahora sueña con prolongar los 3 años que quedan de legislatura, es la coartada perfecta para mantener silenciada en su casa a toda la población española. Que transcurra mayo, el mes de todas las revoluciones, secuestrada y temerosa en su propia casa.

© Belge