El guión de septiembre ya está escrito. Lo que acarrea el final de la temporada estival no es lodo, son piedras. Los datos del INE, relativos al desplome del PIB en el segundo trimestre, han confirmado lo que ya evidente en enero: Deflación y Proteccionismo han hecho volar por los aires la globalización. Es una crisis sin precedentes, que no se va a resolver bajando los tipos de interés o subiendo los impuestos. La catástrofe económica y social que se cierne sobre España tiene un marcado carácter bíblico que no atenúa el consabido consuelo de los tontos ni su premeditada agenda Los que miren para atrás se convertirán, a fuerza de llorar, en estatuas de sal. La Nueva Normalidad, el Nuevo Hombre, el Nuevo Orden Europeo y Mundial son expresiones que inventó la propaganda alemana en los años 30 para justificar su agresivo imperialismo de potencia emergente. La Revolución en Un Sólo País y el Nuevo Orden Mundial de los marxistas luteranos empiezan a sonar viejo.El sabotaje deliberado del Sector Hostelero y del Turismo en verano presagia un confinamiento selectivo de la población, con centros de reclusión para asintomáticos. En Madrid han vuelto a habilitar, con gran sigilo, las instalaciones de IFEMA. A final de agosto, cuando bajen las temperaturas y acaben las vacaciones, será tan fácil como declarar nuevos brotes y anticipar el cierre de bares y otros lugares de ocio. Un relato simple, que tira a facilón: La indisciplina de los más jóvenes y una cierta permisividad social “obligan” ahora a tomar medidas “más duras”. Los niños y los alumnos no volverán al colegio en septiembre. ¿Cabe mayor prueba de la premeditación con la que está actuando la Administración que su obstinado silencio oficial? El objetivo del gobierno nacional socialista de Pedro Sánchez es doble: aprovechar la Vuelta al Cole para que los padres tengan que regresar a sus casas y evitar que el personal docente pueda programar el curso y organizar una respuesta política. Cuando llegue septiembre todo serán urgencias. Los españoles, atados al devenir de sus hijos, se dejarán arrastrar por una falsa sensación de improvisación, sin ningún horizonte a la vista. A parte de patalear en las RRSS, no harán nada. Con un desplome del PIB cercano a los 400.000 millones de euros en 2020, el tipo de rescate al que va a ser sometida España está cantado. El primer recorte del 15% del salario de los funcionarios y de los pensionistas no será suficiente para contener la hemorragia, y el gobierno nacional socialista se verá “obligado” a “reestructurar” y “reorganizar” todos los servicios públicos. Más barato enterrar a unos octogenarios con “conmorbilidad” que mantenerlos enchufados al Sistema Sanitario Universal. En general, le resultará más útil extender la premeditada Renta Básica Africana a determinados colectivos urbanos que seguir pagando sueldos públicos.La Moción de Censura que ha anunciado Santiago Abascal tiene como principal objetivo intentar evitar que el PP y CS apoyen gratis los Presupuestos Generales del Estado del PSOE. No está claro que lo consiga. Solo hay que observar lo rápido que se han movilizado la Prensa del Régimen y la Disidencia Controlada para contrarrestar la estrategia . Coinciden en su propósito: apoyar los disparatados Presupuestos del Psoe y de Podemos es hacer Oposición pero presentar una Moción de Censura es ayudar a Pedro Sánchez a mantenerse en el Poder. (sigue)
Ningún país, salvo España, tira piedras contra su propio tejado. Es un hecho que ya acreditaron los generales romanos que venían a pelear por estas tierras. Éramos entonces la aldea de Asterix, pero nos hemos quedado sin poción mágica y Asterix se ha dado a la fuga. Tras 9 meses de mentiras, al gobierno de Pablo Iglesias y Pedro Sánchez le ha dado un ataque de transparencia informativa. ¿ Ha escuchado alguien relato de brotes en Portugal, Bélgica o Alemania? Obviamente, es una pregunta retórica. El Reino Unido no ha desaprovechado la oportunidad. Contener a los turistas en casa este verano puede suponer un pequeño balón de oxígeno para su balanza comercial. El turismo europeo es un apetitoso pastel de medio billón de euros al que nadie quiere renunciar.