zumbada

Alicia en el país de las mascarillas. El misterio del 17 de enero

La verdad está en los gráficos. No se esconde bajo la lente de un microscopio, sino en los números. Correlaciones y series estadísticas dibujan curvas que nos permiten conocer lo que NO está pasando. No había ocurrido antes con ninguna otra epidemia o pandemia. Constatado el exceso de mortalidad en los países católicos, y restadas las defunciones oficiales por COVID, la pregunta pertinente sigue siendo: ¿De qué ha muerto el resto?

Desde INLUCRO, habíamos ideado una bonita teoría para explicar porqué se registra todos los años el mismo pico de mortalidad el 17 de enero. Por Navidad, se reúnen los amigos, las familias, y los abuelos juegan con sus nietos, recién vacunados de neumococo y otras enfermedades víricas. La mayor intensidad de la vida social en España podría explicar la diferencia con otros países. Pero los datos correspondientes a 2021 acaban de echar por tierra ese modelo. El misterio del 17 de enero sigue sin resolverse.

La teoría del contagio, aceptada por casi todos, hace agua. En España, la población lleva confinada en sus casas desde hace 10 meses, y desde el mes de junio, la mayoría sale a la calle con mascarilla. Durante estas navidades, la vida social en España se ha reducido a la mínima expresión, por más que los medios del mainstream puritano insistan en distorsionar la realidad. En teoría, el pico de mortalidad del 17 de enero se debería haber visto atenuado. No ha ocurrido en ninguna de las CCAA. En el resto de países europeos, las restricciones tampoco han servido para frenar el incremento anual de la mortalidad que corresponde a los meses de noviembre y diciembre. Al contrario: se han visto amplificados en el periodo que corresponde a la gripe estacional.

Contrario al concepto de contagio exógeno, con expresión matemática, es la idea de una causa endógena que origine o proceda de un desequilibrio previo. ¿Cómo explicar las diferentes curvas de mortalidad en regiones limítrofes? Si fuera un contagio, el virus se habría extendido de un modo más homogéneo. En Madrid, Castilla La Mancha y Castilla- León multiplicó por 10 el número de víctimas en marzo, pero no afectó en la misma proporción a Andalucía, Murcia, Valencia y Baleares. Ahora, en el pico anual de enero, comprobamos que esas cuatro comunidades autónomas alcanzan el mismo día su cuota más alta de mortalidad de los últimos 5 años. ¿Cómo es posible ese prodigio?

 

CCAA 2019 2020 2021 Variación
Baleares 1.049 964 1.311 +36%
Valencia 6.368 6.034 8.185 +35,6%
Murcia 1.413 1.604 1.794 +11,8%
Andalucía 10.325 10.041 11.439 +13,9%
Madrid 5.726 5.482 6.218 +13,4%
España 55.603 54.638 63.497 +16,2%

Periodo analizado: 1-12/17-01

Si comparamos los datos de marzo y abril, la realidad salta a la vista

CCAA 2019 2020 Variación
Baleares 1.227 1.499 +22,1%
Valencia 7.495 9.148 +22,1%
Murcia 1.933 2.037 +5,3%
Andalucía 11.901 13.594 +14,2%
Madrid 6.795 20.465 +301,1%
Castilla La Mancha 3.061 8.306 +271,3%
Castilla León 3.805 7.346 +193,1%
España 65.987 109.641 +66,2%

Periodo analizado: 1-03/30-04. Fuente ISCIII (MoMo) y Carlos Iglesias

El primer conato de desviación significativa de la mortalidad, que se detectó en verano de 2019 y se extendió por todas las costas españolas, no afectó a la España Interior hasta el mes de marzo.  ¿Cómo saltó el virus? Extraño “contagio” que tampoco explica cómo se puede incrementar la mortalidad, a toro pasado, entre 2018 y 2021.  El exceso verificado asciende ya a más de 150.000 muertes.

Alternativa al modelo del contagio sería la Teoría del Troyano.  Un Un coronavirus inocuo que hubiera pasado desapercibido, por debajo del radar de nuestras defensas, para facilitar la entrada de otro virus, una “Quimera” sintetizada en algún laboratorio . El Troyano viaja en patera y la Quimera en avión.  El patrón que hemos observado en los brotes de marzo y abril es compatible con el extraño SARS de 2003 que surgió en la provincia de Cantón y en Hong Kong.  Los Virus Quimera no sobreviven mucho tiempo en la naturaleza, se extinguen solos.

Desde el punto de vista militar, el objetivo de cualquier ataque es hacer diana. No se consigue ninguna ventaja estratégica disparando al aire ni arrasando con todo. Lo que explican los virólogos  sobre las estrategias de los virus se enmarca en esa lógica. Las quimeras víricas, creadas por el hombre en laboratorios, son como pequeños grupos de asalto, con objetivos terroristas muy limitados. No pueden sobrevivir mucho tiempo en terreno enemigo. Son rápidamente neutralizados y el “cuerpo social” tiende a recuperar su equilibrio. Elimina a las personas infectadas y fomenta la “distancia” y el “aislamiento” selectivo del resto.

Lo que observamos en esta crisis sanitaria es que las explosiones provocadas por las “Quimeras” en marzo han sido el mejor pretexto para iniciar una política de confinamiento social. Es el famoso Síndrome de la Carretera Cortada que expuso Hans Rosling en su libro póstumo y ese Gran Reseteo político y social que busca provocar cualquier grupo terrorista o insurrecto. 

¿Cómo eligieron sus dianas? Fue relativamente fácil, como ya analizamos en un anterior artículo. Pero nos faltaba una pieza por encajar, el caso de Suráfrica. La investigadora Alexandra Henrion-Caude nos puso sobre la pista al revelar que habían usado a la población de aquel país para experimentar el nuevo suero. ¿Porqué Suráfrica y no la región del Kongo, como han hecho otras veces? La razón más probable es que sus habitantes ya son inmunes a los coronavirus, por coincidir con el mayor reservorio de murciélagos del mundo. Los vecinos más próximos eran probablemente los sudafricanos. Con 38.288 muertes oficiales, es el país más afectado de África.

(c) Belge
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