Año cero. Día 13. Los brazos abiertos

Abuelita, abuelita, ¿para qué tienes los brazos tan largos? La flota negrera, fletada por Georges Soros y tripulada por la mafia marroquí, está haciendo el agosto en las costas de Libia. El filántropo de la CIA ha explicado alguna vez porque los negros africanos se suben a las pateras motorizadas de los puritanos. Es para eludir el control en los aeropuertos. Las cláusulas del Tratado de Dublín contemplan que las aerolíneas que facilitan el pasaje a los emigrantes ilegales tienen, luego, que asumir los costes de su repatriación. Si son “rescatados” en el mar, llegan a las costas de Italia, Malta, Grecia o España, en calidad de “refugiados” y no pueden viajar fuera del país de asilo. Ni siquiera de vacaciones, para ver a la family.

La lectura de “Congo” me ha abierto los ojos. El impresionante libro de David Van Reybrouck, que me regaló mi amigo Vincent por mi cumpleaños, es un bofetón de realidad con la mano abierta.  No sale nadie bien parado. Lo que los racistas llaman África Subsahariana para evitar que se les note, es ese inmenso Reino del Kongo y aledaños en el que se paseaban Tarzán, Jane y Morton Stanley. El libro acaba con una anécdota. Regresando de China a Kinsasa, el autor se cruzó con dos holandesas que iban a facturar una jirafa de madera. De las fábricas del XXI  en Wuhan a la estampa del XIX que coleccionan los turistas protestantes.

El Charity Business es la cara visible de la globalización. Aprovechando la emergencia sanitaria creada, centenares de Organizaciones No Gubernamentales usurpan las funciones sociales del Estado, del mismo modo que las empresas se reparten los recursos naturales y las milicias locales imponen, en beneficio propio, el ejercicio de la Fuerza y el monopolio de la violencia. La Santa Trinidad de la Explotación Humana.

Los negros que huyen a Europa no son los pobres, la inexistente clase media, ni los refugiados que huyen del caos y la anarquía: son soldados, violadores, saqueadores y traficantes que temen la Justicia Popular en una sociedad que vuelve poco a poco a la normalidad pero que no olvida. 25 años de guerra criminal no son fáciles de perdonar. Los asesinos que perpetraron el Genocidio de Ruanda se refugiaron en el Congo, protegidos por Francia y EEUU, y muchos de ellos llegaron a Europa en patera.

Salvini es un demagogo en plena campaña electoral y Sánchez un corrupto mandado de los puritanos. El pulso televisado por la defensa de las fronteras de Italia oculta un ataque frontal al Estado de Derecho. Las navieras de los negreros fletadas por Soros son la punta de lanza de la Santa Trinidad. Aspiran a implantar en el Sur de Europa el mismo modelo de colonización anárquica y feudal que ya testaron  con éxito en el vasto Reino del Kongo.

© Belge
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