Todas las entradas de belge

Periodista especializado en Economía

Ellos y nosotros


DSC01736~2

La lectura del Antiguo y del Nuevo Testamento se impone, por aquello de las fechas señaladas. No se entiende el Jueves de Pasión, y el revolucionario mensaje de Jesús de Nazaret, si no se conoce la etimología y genealogía de algunos mitos.  No se puede entender el concepto de solidaridad, tal y como emana del cristianismo, sin dedicarle un tiempo a analizar algunos mitos de la Antigüedad. Para los pueblos nómadas que vivían del pastoreo a lo largo y ancho del Tigris y del Éufrates,  el Paraíso era un Oasis en medio del desierto. Son numerosas y constantes las referencias bíblicas a los primeros conatos de civilización mesopotámica. Su Dios, implacable en el vértice de una estructura  social rígida y jerárquica, es el que excomulga y expulsa a los disidentes y les condena a vagar por el desierto (infierno).

Miles de historiadores, teólogos y politólogos – además del sobrevalorado Niestche – han estudiado el impacto que supuso el cristianismo para Occidente. Pocos sin embargo se han interesado en conocer como debió influir la cultura romana en otras civilizaciones. Conocemos por la aventura militar de Aníbal la enorme fascinación y admiración que despertaba Roma. Para el joven Jesús, las maneras fraternales de toda la tropa romana desplazada a Palestina debió ser una especie de revelación, frente a la ortodoxia judía, el ejemplo vivo de la fuerza de la solidaridad imperial.

Los antropólogos han descrito un fenómeno universal curioso: la mayoría de los pueblos y clanes solo consideran plenamente “humanos” a los miembros de su especie. Para deshumanizar al otro, y diferenciar una y otras especies animales, algunas tribus precolombinas usaban diferentes palabras. El bárbaro balbuceaba (bla bla) griego o latín y amenazaba desde las fronteras una civilización de la que no formaba parte.  En la propia biblia, los gentiles eran todos los pueblos que no formaban parte de la nación elegida por Dios, los que se quedaban fuera.

Refugiados, emigrantes y simples oportunistas se agolpan en las puertas del Oasis, huyendo del infierno en que se han convertido sus vidas. Tocan a rebato: son los nuevos bárbaros que amenazan el Imperio y la Civilización. Nos dicen: ellos o nosotros. Y ahí empieza el verdadero dilema.  Está claro quiénes son “ellos”,  pero  ¿quiénes somos nosotros?  ¿Son “nosotros” aquellos que nos tildaban de PIGS hace unos días? ¿O estos otros jueces que se negaban a extraditar etarras huidos por temer que fueran torturados en España? ¿Somos “nosotros”  católicos vilipendiados, conquistadores genocidas y machistas maltratadores?  Desde hace 500 años, “nosotros” no somos nosotros. Desde que la herejía luterana dividió Europa, unos obedecen sin rechistar al Dios del Antiguo Testamento y otros rezan al Dios amable que se hizo humano.

(c) Belge

Ellos y Nosotros (II)


Nelson Mandela, inmortalizado en el cine por Morgan Freeman, tuvo mil años en la cárcel para entender que compartía la misma Fe que los bisnietos de los primeros holandeses y británicos que colonizaron Suráfrica. El Apartheid y la Lucha de Clases son dogmas de la misma religión. La película de Clint Eastwood narra las tretas y astucias del viejo líder del Congreso Nacional Africano para crear un “nosotros” sin perímetro definido y sin enemigos exteriores.  La pasión por el Rugby le proporcionó la argamasa que precisaba para cimentar una nueva comunidad nacional en fiesta.

Mandela tuvo éxito ahí donde Mahatma Gandhi había fracasado. A pesar de todos sus esfuerzos por evitar la partición de la Colonia India, los británicos dejaron sembradas las semillas de la cizaña entre musulmanes e hindús cuando se vieron forzados a abandonar sus lucrativos dominios. El conflicto de Cachemira que desembocó en la independencia de Pakistán se saldó con 1 millón de muertos.

Católico, Apostólico y Romano. El significado se pierde y puede ocurrir que los analfabetos más rabiosos acaben difundiendo la idea que es sinónimo de “rancio” y “viejo”.  Es sorprendente que en los tiempos de la Globalización incipiente no se advierta la modernidad absoluta del primer culto “universal” que rechaza la imposición de cualquier dogma de fe. Es una religión que se construye en base a los relatos de los apóstoles y testigos y que se va alimentando de todas las instituciones vivas de la cultura romana y mediterránea.  No hay ni rastro de “ellos” en el Nuevo Testamento.  El Enemigo Exterior de un Imperio político ya decadente no estaba en las Fronteras sino en su mismo corazón . Los bárbaros que sitiaban y saquearon el Oasis eran líberos y legionarios desmovilizados que reclamaban las soldadas pendientes y las tierras prometidas. A su manera, solo  intentaban  mantener vivo el sueño de esa Roma Eterna y Universal.

©Belge. 25-03-16

 

Predecir los atentados yihadistas


INLUCRO.NEWS

AICS es una empresa española creada en 2013 por Salvador Burguet y que ha desarrollado un método que busca anticipar donde y cuando se van a producir atentados de tipo yihadistas. Suena a ciencia ficción pero solo son herramientas que se aplican a la ingente cantidad de información que producen en todo el mundo las Redes Sociales y los distintos foros de intercambio.

A sus clientes potenciales con presencia en África o Próximo Oriente les avisan de la existencia de “riesgos ocultos”. Tratan y almacenan todos datos que pueden usar en el futuro, sea cual sea su formato.  Lo más curioso, señala Burguet, es que toda esa información es pública y se puede recopilar sin mucha dificultad, aunque tenga que multiplicar las entrevistas de prensa  para explicarlo. “No tenemos una bola de cristal, nuestro trabajo se basa solo en recoger y analizar los datos”

La ausencia


Jueves. Es el título de la mejor canción de La Oreja de Van Gogh. Por aquella época intentaba dirigir Aviladigital.com y publicaba un pequeño artículo para una revista de papel que se editaba cada mes para dar más presencia a la nueva marca. La desazón que compartíamos muchos me inspiró “La Ausencia”. Han pasado 12 años y cualquiera diría que lo escribí ayer.  La estación de Maelbeek estaba a 50 metros en frente de mi infancia.  Recorría la Rue de La Loi a todas horas para ir a buscar a mi amigo Antonio García, el hijo del conserje del viejo Consulado español en Bruselas. Los domingos sin coches usábamos la ancha calle como velódromo particular para nuestras carreras. Antonio era Eddy Merckx y yo era Luis Ocaña.

La ausencia

“No habías pedido nada. Ni gloria, ni lágrimas, ni el rezo de los tuyos. Te llamabas Saúl, te llamabas Iris, o Inés, tal vez Serge, tal vez Michael; ¿Quién sabe?, las letras de tu nombre han quedado esparcidas por todas partes, pisoteadas, levantiscas, difíciles ya de pronunciar. Eras dos y cien, eras dos y cien mil.

Once días ya como una mala costumbre, que rápidos pasan once días. Del acero helado de una madrugada de ferrocarril, donde colgaron harapos de soledad, hoy pende tu recuerdo. La gente que iba sin ojos para verte sigue viuda de ti en el asiento de enfrente. Eras una presencia, a veces amenazante, a veces somnolienta; el atrezzo de una vida de paso; hoy, el toque de queda de sueños. Barruntan que no habías acabo de hablar de amor, que no habías terminado tu pitillo, y se preguntan por qué un juez te condenó al amanecer sin un último deseo.

Tu tan solo querías volver a sentir su sonrisa correr por tus venas como un rumor. La víspera llegaste tarde a casa, por culpa del atasco, por culpa de la hipoteca, absurda como día sin descanso. Encendiste tu escasa vida, compartiste un pequeño saldo de circunstancias con tu pareja, hiciste el indio con tu niño. La niña de tus ojos que no se quería dormir le dijo adiós a la luz. Su mirada golosa roza tu mejilla, te dice que no porque no, te dice que si diciendo que no.  Escondido entre un día y el siguiente, conocías un bello secreto.

Dormida de madrugada, tomas asiento en una vida de cercanía, apuras un sueño como un yonki; mecido por el runrún de los vagones que te limitan y te protegen, permaneces en el placer de las cosas. Maelbeek. El mono acecha. Transbordo. Empieza una mal viaje por la línea 0. Te tambaleas, tropiezas con el desengaño, y cargas con una bolsa llena de mentiras. Por la megafonía anuncian que la pasión es un perfume barato, la libertad es un coche, la verdad un voto. Estás citado. Acudes cada mañana, acudes a ciegas a mercadearte. Eres dos y cien, eres dos y cien mil. Francotiradores, soldados rasos, porteras de la Corte, pobres todos de solemnidad viviendo del tirón. Por un gramo de felicidad.

Traficantes de odio han decidido ya cuánto vales yacida, han puesto precio a tu cabeza. No saben de ti, no quieren saber. Eres el número 0 que suma sin fin, que multiplica el miedo como un contagio. Su credo es la nada resentida que tu amorosa presencia estremece. Se ocultan como pordioseros vergonzosos, tras banderas ajadas, alimentando creencias de pacotilla compradas en el todo a cien. Se creen lobos, no son más que perros cobardes y traicioneros que ladran cuando la caravana ya ha pasó. Son el 0 que odian, la nada minúscula y silenciada. Son poca cosa, la verdad.

Desde ayer la realidad está adulterada. Un guantazo de plomo ha borrado el jueves del calendario. Todos hemos emprendido un mal viaje por la línea 0. Detrás de cada coartada, detrás de cada mentira se ocultan los mercenarios del poder. Somos guerra muy a tu pesar. Somos el estrago de un incendio que nos tienta y desarbola. No ganamos, no perdemos, somos los muertos que pone cada bando”.

©David Sánchez ( 23-M-2004)©Belge (23-M-2016)