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Periodista especializado en Economía

Los terroristas tumban al gobierno de Bélgica


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Un derechazo. Los terroristas que se inmolaron el pasado 22 de marzo en Zaventem y en la estación de Metro de Maelbeek han conseguido sus objetivos políticos. El gobierno belga ha empezado a perder los papeles y es cuestión de hora que bese la lona. Hans Bonte, el alcalde flamenco de Vilvorde, una pequeña población limítrofe de la Región de Bruselas, autorizó la reunión y desplazamiento a la Place de la Bourse de un grupo de ultraderechistas y nacionalistas flamencos.  Su propósito nada pacífico era reventar el acto de recogimiento y memoria a las víctimas de los atentados que sustituía la Manifestación contra el Miedo prohibida unas horas antes.

El Alcalde del distrito Villa de Bruselas, Yvan Mayeur,  había declarado que no se veía con fuerzas para impedir el acto de homenaje, aunque había ordenado la presencia de fuerzas anti disturbio. La polémica ha saltado porque los partidos flamencos que conforman el Gobierno no solo no quisieron firmar hace unos días un comunicado común y prohibieron que se celebrara en Bruselas la Manifestación Contra el Miedo, sino que ahora se han negado a condenar las agresiones de los 500 neonazis desplazados ayer al centro de la ciudad. “Estoy escandalizado por lo que ha ocurrido y constatar que tales crápulas y canallas hayan podido venir a provocar a los ciudadanos en el homenaje a las víctimas. Nos habían prevenido de estas intenciones y constato que no han hecho nada para impedirlo” ha declarado Yan Mayeur a RTL.

Es cuestión de horas que caiga el Gobierno belga.  Desde el pasado martes, el Primer Ministro belga no ha parado de intentar sofocar las llamas de un incendio incontrolado. Las duras críticas contra la Policía y los Servicios Secretos por su manifiesta incompetencia fueron contestadas por un portavoz de los socios flamencos con insultos a los Ministros de Interior y de Justicia. Charles Michel, que  se ha negado a aceptar dimisiones en su gobierno por la incapacidad para gestionar la crisis, debe lidiar ahora con la abyecta provocación pública de sus socios flamencos y la imagen mundial de la salvaje agresión a un pacífico manifestante en la Place de la Bourse.

La más que previsible caída del Gobierno belga llega en el peor momento posible para las instituciones europeas. Es una crisis sin precedente en Europa y es harto improbable que las dos comunidades flamencas y francófonas consigan conformar un nuevo gobierno. Han reaccionado de la peor manera posible a los atentados, amplificando la onda expansiva hasta el punto de dinamitar la estructura federal y los siempre precarios equilibrios políticos de Bélgica. A su vez pone en jaque la forma actual de la propia UE.

Ellos y nosotros


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La lectura del Antiguo y del Nuevo Testamento se impone, por aquello de las fechas señaladas. No se entiende el Jueves de Pasión, y el revolucionario mensaje de Jesús de Nazaret, si no se conoce la etimología y genealogía de algunos mitos.  No se puede entender el concepto de solidaridad, tal y como emana del cristianismo, sin dedicarle un tiempo a analizar algunos mitos de la Antigüedad. Para los pueblos nómadas que vivían del pastoreo a lo largo y ancho del Tigris y del Éufrates,  el Paraíso era un Oasis en medio del desierto. Son numerosas y constantes las referencias bíblicas a los primeros conatos de civilización mesopotámica. Su Dios, implacable en el vértice de una estructura  social rígida y jerárquica, es el que excomulga y expulsa a los disidentes y les condena a vagar por el desierto (infierno).

Miles de historiadores, teólogos y politólogos – además del sobrevalorado Niestche – han estudiado el impacto que supuso el cristianismo para Occidente. Pocos sin embargo se han interesado en conocer como debió influir la cultura romana en otras civilizaciones. Conocemos por la aventura militar de Aníbal la enorme fascinación y admiración que despertaba Roma. Para el joven Jesús, las maneras fraternales de toda la tropa romana desplazada a Palestina debió ser una especie de revelación, frente a la ortodoxia judía, el ejemplo vivo de la fuerza de la solidaridad imperial.

Los antropólogos han descrito un fenómeno universal curioso: la mayoría de los pueblos y clanes solo consideran plenamente “humanos” a los miembros de su especie. Para deshumanizar al otro, y diferenciar una y otras especies animales, algunas tribus precolombinas usaban diferentes palabras. El bárbaro balbuceaba (bla bla) griego o latín y amenazaba desde las fronteras una civilización de la que no formaba parte.  En la propia biblia, los gentiles eran todos los pueblos que no formaban parte de la nación elegida por Dios, los que se quedaban fuera.

Refugiados, emigrantes y simples oportunistas se agolpan en las puertas del Oasis, huyendo del infierno en que se han convertido sus vidas. Tocan a rebato: son los nuevos bárbaros que amenazan el Imperio y la Civilización. Nos dicen: ellos o nosotros. Y ahí empieza el verdadero dilema.  Está claro quiénes son “ellos”,  pero  ¿quiénes somos nosotros?  ¿Son “nosotros” aquellos que nos tildaban de PIGS hace unos días? ¿O estos otros jueces que se negaban a extraditar etarras huidos por temer que fueran torturados en España? ¿Somos “nosotros”  católicos vilipendiados, conquistadores genocidas y machistas maltratadores?  Desde hace 500 años, “nosotros” no somos nosotros. Desde que la herejía luterana dividió Europa, unos obedecen sin rechistar al Dios del Antiguo Testamento y otros rezan al Dios amable que se hizo humano.

(c) Belge

Ellos y Nosotros (II)


Nelson Mandela, inmortalizado en el cine por Morgan Freeman, tuvo mil años en la cárcel para entender que compartía la misma Fe que los bisnietos de los primeros holandeses y británicos que colonizaron Suráfrica. El Apartheid y la Lucha de Clases son dogmas de la misma religión. La película de Clint Eastwood narra las tretas y astucias del viejo líder del Congreso Nacional Africano para crear un “nosotros” sin perímetro definido y sin enemigos exteriores.  La pasión por el Rugby le proporcionó la argamasa que precisaba para cimentar una nueva comunidad nacional en fiesta.

Mandela tuvo éxito ahí donde Mahatma Gandhi había fracasado. A pesar de todos sus esfuerzos por evitar la partición de la Colonia India, los británicos dejaron sembradas las semillas de la cizaña entre musulmanes e hindús cuando se vieron forzados a abandonar sus lucrativos dominios. El conflicto de Cachemira que desembocó en la independencia de Pakistán se saldó con 1 millón de muertos.

Católico, Apostólico y Romano. El significado se pierde y puede ocurrir que los analfabetos más rabiosos acaben difundiendo la idea que es sinónimo de “rancio” y “viejo”.  Es sorprendente que en los tiempos de la Globalización incipiente no se advierta la modernidad absoluta del primer culto “universal” que rechaza la imposición de cualquier dogma de fe. Es una religión que se construye en base a los relatos de los apóstoles y testigos y que se va alimentando de todas las instituciones vivas de la cultura romana y mediterránea.  No hay ni rastro de “ellos” en el Nuevo Testamento.  El Enemigo Exterior de un Imperio político ya decadente no estaba en las Fronteras sino en su mismo corazón . Los bárbaros que sitiaban y saquearon el Oasis eran líberos y legionarios desmovilizados que reclamaban las soldadas pendientes y las tierras prometidas. A su manera, solo  intentaban  mantener vivo el sueño de esa Roma Eterna y Universal.

©Belge. 25-03-16