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Resumen de la intriga nacionalista en España


La hoja de ruta que se está siguiendo con los nacionalismos en España es bastante compleja y tiene un desarrolla a largo plazo. Pero, afortunadamente, va quedando bastante clara a medida que acerca a su fase final.

Lo primero, lo que más ha dificultado que la entendiésemos, es que no son los nacionalistas quienes la manejan. En realidad es el propio PSOE (Cataluña nación, nación de naciones..)

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“La hoja de ruta nacionalista”
https://politicadegaraje.blog/2019/10/18/la-hoja-de-ruta-nacionalista/

El objetivo final no es la separación de Cataluña o País Vasco. Ya que seguiría quedando una España demasiado grande e influyente dentro de Europa. Por eso están esperando a tener preparados trozos mayores. Esto explica que el PSOE apoye el acercamiento de Navarra a País Vasco, el de Baleares y C. Valenciana a Cataluña…

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Sánchez nos lleva a nuevas elecciones


Vayan de antemano una confesión y una evidencia.

La confesión es que yo creí que Sánchez formaría gobierno con Podemos y nacionalistas, para evitar el riesgo que siempre suponen unas nuevas elecciones.

La evidencia es que las convoca porque ve que, con el poder que le proporcionan el disponer de las instituciones del Estado y el alineamiento a su favor de la mayoría de los medios de comunicación, ese riesgo parece ser mínimo. Es más, las encuestas le dicen que lo más probable es que mejore su posición.

 

Pasemos al análisis general.

La estrategia de Sánchez, la que le permitió llegar al liderazgo del PSOE con el apoyo de PSC, es la que sigue el PSOE en País Vasco y Cataluña desde hace ya décadas: avanzar hacia los mismos objetivos que los nacionalistas pero ofreciendo una cara más amable.
Algo así como hacer de poli bueno, dialogante, que siempre propone un punto intermedio entre las exigencias nacionalistas y la realidad actual. Un Estatuto que declare nación a Cataluña, la nación de naciones, continuar la transferencia de competencias… la clásica función del poli bueno de las películas, que busca lo mismo que el poli malo pero bajo la apariencia de un ofrecer un aparentemente conciliador mal menor.

El objetivo final, el mismo que el de Yugoslavia, Checoslovaquia o quizá pronto Reino Unido. Transformar España en un conjunto de pequeños países políticamente irrelevantes, parte de Europa pero sin capacidad de oponerse a los intereses de Francia o Alemania.

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Trocear España
https://politicadegaraje.blog/2019/03/27/troceando-espana/

Esta estrategia tiene hoy día dos líneas de acción fundamentales, aparte de los avances prácticos en competencias:

1- Lavado de imagen en las zonas con nacionalismo afianzado. Se trata de dar aceptación social y apariencia de normalidad a Bildu, que viene del terrorismo, y a ERC, que viene de un intento de golpe de estado. Ambos delitos extremadamente graves que se intentan tapar con unos distorsionados “peor fue Franco” o “peor es Vox”.

2- Extensión del nacionalismo a otros territorios: Navarra, Comunidad Valenciana, Baleares… ¡incluso van sembrando la semilla en Asturias!

Esto permite entender fácilmente por qué ni PP ni Cs podían apoyar a Sánchez. Ni Sánchez aceptar las condiciones de último momento de Cs:

  • PP y Cs no pueden apoyar dar estabilidad a quien está desplegando una estrategia que busca desestabilizar España y avanzar hacia la desmembración. No es que se tema que lo haga, es que ya lo está haciendo.

  • Sánchez no puede aceptar unas condiciones opuestas a sus dos objetivos principales y que le enfrentarían a sus aliados. Condiciones que impiden la extensión del nacionalismo a Navarra y el lavado de imagen de ERC (indultos…)

Solo quedaría analizar por qué tampoco ha querido formar gobierno con Podemos y nacionalistas.

Creo que para entenderlo hay que recordar el gobierno tripartito en Cataluña. Una etapa convulsa en la que el PSC era manejado por sus socios como un muñeco de trapo. Imagino que Sánchez es consciente de que ese es el punto débil de su estrategia. Que le fuercen a ir más rápido y menos discretamente de lo que el PSOE ve viable. E intenta reforzarse lo máximo posible. Buscando que, al menos, su gobierno solo dependa directamente de los escaños de unos, Podemos o los nacionalistas. No de ambos a la vez como ahora.

 

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P.S.1 (22 sep 2019) Un artículo de Ferdinando Giugliano en Bloomberg Opinion me ha resuelto la duda inicial. La de por qué Sánchez no ha seguido el camino obvio, el de la presidencia de la mano de Podemos y secesionistas, y ha preferido asumir el riesgo de unas nuevas elecciones.

“In Europe, France has looked at Spain as a potential partner to reform the bloc, but this cooperation will be harder to sustain in the absence of a solid government.” (https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2019-09-19/spain-needs-to-learn-the-art-of-compromise-after-the-election)

Esto lo explica perfectamente: Macron necesita que su hombre en España tenga más poder. Está en juego la formación de Europa, la lucha por el control, por quién manda en Europa. (El eje franco-alemán, por sus frutos los conoceréis
https://politicadegaraje.blog/2019/04/13/el-eje-franco-aleman-por-sus-frutos-los-conocereis/)

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El nuevo camino de servidumbre


 

 

Comencé a interesarme por la política allá por la época de ¡Basta Ya!.

Soy vasco, pero poco. 😉 De Bilbao. Lo que en su día implicaba un cierto liberalismo en medio de tierras carlistas. O, visto a la inversa, también algún nacionalismo en medio de una clara apuesta democrática. El Bilbao de finales de Franco no tenía ningún apego a la dictadura, pero sí germinaba la semilla del nacionalismo.

Siendo apenas un crío, a los catorce, nos trasladamos a Madrid. ¿Para qué vivir en una olla de perversión nacionalista si podíamos evitarlo, debió pensar mi familia? Así que pasé a ser el Vasco entre mis nuevos amigos. Uno suele caracterizarse por lo que le diferencia. Y, por un rato, por primera vez en mi vida, me encontré pintando ikurriñas y repitiendo con orgullo el poco euskera que había aprendido en el colegio. Un orgullo absurdo, pronto fui comprendiendo. Ahí percibí por primera vez el olor del supremacismo vacuo y enfermizo. En mí mismo. Un olor dulce y a la vez podrido, a veneno.

Así que el tiempo pasó, hice por olvidar esa matraca que dice a tu amígdala cerebral que lo vasco es mejor, y lo conseguí. Pero aún no lo había metabolizado. Me quedó pendiente analizarlo.

Por eso comencé a interesarme por la política allá por la época de ¡Basta Ya!. Tocaba entenderlo.

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Mi primer descubrimiento, quizá ayudado por El bucle melancólico de Juaristi, fue que el nacionalismo no era ideológicamente nada. Que no tenía ninguna base material real, ni ningún objetivo práctico. Que no era la respuesta a algo, una injusticia o una necesidad, sino mera y adictiva propaganda emocional. Una revelación que además quita mucho trabajo, ya que evita la tentación de seguir el señuelo de las justificaciones argumentales nacionalistas de cada momento.

“Nuestros nacionalismos ¿algo más que publicidad?”
http://pajobvios.blogspot.fr/2014/02/nuestros-nacionalimos-algo-mas-que.html

Esta capacidad de cautivar y movilizar a la sociedad tan solo a partir de sus emociones, me pareció digna de atención. Y con el tiempo entendí que había algo grande ahí. Había descubierto el Mulo de La Fundación de Asimov. Un mecanismo para controlar y fijar las emociones ajenas. Para poner a la sociedad a tu servicio. Era el nuevo camino de servidumbre. Lo que antes habían sido las ideologías totalitarias racionalistas. Solo que ahora basado en la moderna teoría de la inteligencia emocional. Y le puse un nombre: Emociologías.   Sigue leyendo El nuevo camino de servidumbre

El eje franco-alemán, por sus frutos los conoceréis


Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos.
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos.
Mateo 7:15-18

Vaya por delante una confesión: no sé qué es exactamente el Eje franco-alemán.

No sé quienes lo componen, desde cuando actúa, ni siquiera me resulta claro cuándo actúa y cuándo no, a medida que cambian los presidentes. Tampoco sé siempre en qué asuntos está metido y en cuales no… pero, como dicen a veces los físicos: es necesario que exista para que la realidad tenga sentido.

 

El eje franco-alemán sería un poder que busca el control de los gobiernos de Francia y Alemania sobre Europa. Y, a través de Europa, la primacía en el mundo. Es decir, un poder que tendría como enemigo a cualquiera que se enfrentase a Francia y Alemania en Europa. O que haga sombra a la UE en el mundo.

En Europa sería partidario de una Italia políticamente disfuncional que justifique que las decisiones se tomen desde la UE. De una Grecia caótica en la que gobierne Syriza, para que todos estemos de acuerdo en que Alemania le debe ajustar las tuercas y marcar el camino. Partidaria de una España dividida en partes como Checoslovaquia o Yugoslavia, una España que derive en nación de naciones para acabar convirtiéndose en un conjunto de pequeñas naciones (no en vano el nacionalismo nace y se hace fuerte… en las regiones fronterizas con Francia). De un Reino Unido que, o se fraccione empezando por Escocia, o se vaya de la UE…

 

Sería un poder que, dada su pequeñez, Alemania y Francia apenas suman unos 150 de los 500 millones de europeos (un 30%), ha optado por estrategias anti. No se centran tanto en su propio crecimiento como en la capacidad de desbaratar los planes ajenos. Y, como tal, vivirían en una eterna hipocresía disfuncional: no tomaré ninguna medida práctica, demonizaré a quienes las intenten tomar, y no dudaré en utilizar todo mi poder para boicotear las medidas ajenas.

Esta sería la posición de Europa respecto de la Guerra de Iraq, respecto de Palestina, respecto de Venezuela… Se apoya nominalmente la democracia y los derechos humanos. Pero se hace hipócritamente, ya que luego se tacha de belicista y criminal a todo aquel que pretenda hacer algo práctico para defender esos valores. Si Rusia, Cuba o China invaden y someten por la fuerza a los venezolanos, se pide democracia de forma abstracta. Si EEUU propone hacerles frente, se boicotean sus propuestas y se le acusa de no querer la paz.

En España, a esta posición hipócrita que valida en la práctica los logros de los agresores y erosiona la respuesta de quién intentan hacerles frente, se le denominó equidistancia: comparar dos acciones como si no existiesen implicaciones morales, equiparando en la práctica a agresores y víctimas. Y en el mundo ha venido a denominarse como multilateralismo: que valga lo mismo lo que diga una dictadura militarista que una democracia. O, en la práctica, que las dictaduras puedan hacer lo que quieran a partir de un criterio de hechos consumados pero las democracias no puedan actuar para ponerles freno.

Los medios de comunicación serían uno de sus objetivos principales. Utilizándolos para sembrar desde ahí peligrosos prejuicios. Antiamericanismo, antiespañolismo, antiimperialismo, equidistancia entre agresores y víctimas, permisividad ante nacionalismos y totalitarismos de izquierda o islámicos, multilateralismo, multiculturalismo, corrección política bloqueante… una infinidad de prejuicios que, como aprendices de brujo, manejan de forma partidista aprovechando su influencia en los medios de comunicación. Sigue leyendo El eje franco-alemán, por sus frutos los conoceréis

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