El 91% exacto de los que accedieron a contestar la encuesta anónima en Twitter, lo hicieron a favor de Putin. Durante la primera hora, el presidente americano no logró ni un solo voto: el 100% de los usuarios eligió al desprestigiado líder ruso. Fue una intuición la que me impulsó a plantear la pregunta en esos términos. Pretendía verificar si existe disonancia entre la Opinión Pastorizada, y debidamente encauzada, y la opinión del público anónimo en las RRSS. Medir la distancia entre lo que siente la gente de forma espontánea y el discurso belicista que construyen los medios de comunicación. Al tratarse de una encuesta anónima, sin repercusión alguna, no existía sesgo. La pregunta obliga a razonar, desde la lógica interna de un sistema de valores, sin condicionar la respuesta. Nadie lo va a reconocer, pero a todos les encanta Putin. Por el mismo motivo que adoraban de niños a Don Diablo y ahora les gusta Homer Simpson. Eso sí, en cuanto les ponen el micrófono delante, y les enfoca la cámara, se convierten en aspirantes a Miss España, deseando “la paz en el mundo”. Se activa automáticamente el mecanismo que han interiorizado desde críos, bajo la tutela constante de los padres y de los educadores. Por algún motivo que desconocemos, la quinta columna de PFIZER en España tiene una opinión unánime sobre cualquier tema. La tercera dosis es mejor que la segunda, Ayuso es mejor que Casado, y Pablo Iglesias no acierta ni cuando rectifica. Ahora toca linchar a Putin y movilizar al ejército español para defender las fronteras ucranianas. Piden mano dura con los empresarios y deportistas rusos, esos mismos que nunca levantaron un dedo para señalar a los cómplices vascos y catalanes de ETA. Dicen que es una invasión, y no una guerra, los que llaman guerra a la Guerra de Siria, y no intervención militar. ¿Será para que olvidemos que han pasado 8 años desde que empezó la guerra en Ucrania?No importa demasiado saber el porqué y el porqué no, tampoco si hay buenos o malos, ni quién se llevará el gato al agua. La pregunta pertinente es CUÁNDO. ¿Con cuánto tiempo han premeditado los puritanos esta crisis en Ucrania? Pista de ello nos da la extraña elección de Volodymyr Zelenski, el títere de televisión al que prepararon a conciencia para ejercer de Presidente. No es tanto por el porcentaje bananero con el que fue elegido como por la cuidada fase de preparación que lleva el sello americano. Empezaron a maquinar la cosa, cuando Hillary y Biden se quedaron fuera de la Casa Blanca. Siempre que el Deep State elige a un títere o actor para “representar” el papel de “buen político”, es para impulsar planes de guerra.La Revolución Puritana en marcha empieza a mostrar el verdadero rostro de esa anglobalización decadente. No tiene demasiado interés hacer el inventario de agravios y comparaciones odiosas, porque los que peinan canas tienen memoria y recuerdan cómo fue la guerra fría. La crisis provocada en Ucrania, tras los prolegómenos políticos sanitarios, está moviendo a los columnistas de PFIZER a exigir el rearme del Ejército Alemán, financiado a pachas por los primos y los PIGS del SUR. © Belge
Yo nací en Bilbao allá por 1965. En un entorno políticamente tranquilo que prosperaba económicamente. Durante mis primeros años la realidad resultaba prometedora. La dictadura daba paso a una Transición que añadía libertades a la tranquilidad y la apertura a Europa disparaba la prosperidad. Una realidad que animaba al optimismo no solo en España, sino en el mundo. Las dictaduras y regímenes criminales derivados de la Guerra Fría parecían llegar a su fin con la derrota de la dictadura de la URSS. Y todo el planeta progresaba económicamente reduciéndose el llamado Tercer Mundo. Un arranque esperanzador. Pero en Bilbao ese escenario pronto se vio contaminado por un nuevo enemigo. El nacionalismo autoritario y criminal prosperaba con el visto bueno de una Francia que lo acogía en su Santuario y una Europa que animaba a los partidos políticos a ser condescendientes con él y alimentarlo. A dejar crecer y mandar a esa nueva ideología anti-liberal. Así hemos visto al País Vasco someterse a la imposición nacionalista hasta el absurdo de