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Donde más duele: la cartera inmobiliaria

Corría el año 2007.  En el fragor de la batalla inmobiliaria que se estaba librando en España entre agitadores del “nuevo modelo productivo” y defensores del sentido común, decidí llevar a cabo un pequeño experimento inocente y fui dando cuenta de los hechos a lo largo de los meses.  El Banco Popular y el Santander publicitaban las desinversiones de su cartera inmobiliaria a través de Aliseda y Altamira respectivamente.   Elegí un piso a modo de benchmark y pasé sendas ofertas con un descuento exacto del 30%. Se trataba de valorar supuestos hechos financieros que la comunidad financiera y las élites políticas y mediáticas empezaban a dar por ciertas.

Del caso de Altamira hablaré otro día, pero adelanto que rechazaron por dos veces mi oferta para acabar vendiendo el piso ¡un mes después! por menos de la mitad.  Me centraré en el caso del Banco Popular, al que una promotora alicantina le había dejado por terminar de construir una torre entera de pisos frente al mar.

El último piso de dicho bloque de apartamentos lo acabaron de vender en el año 2013.  Durante todos esos años, el máximo descuento que me ofreció el Popular sobre el precio publicitado  en 2007 fue de un raquítico 7%.  A pesar de argumentarles que no tenía sentido  que mantuviesen los precios de 2007 y vaticinar que acabarían por enajenar toda su cartera inmobiliaria a precio de saldo,  se negaron a negociar cualquier modalidad de compra y cualquier tipo de descuento.

En numerosas conversaciones que mantuve con diferentes responsables de la Entidad en los años 2008 y 2009, defendía la misma idea que venía publicando: era un sinsentido que el sistema financiero NO QUISIERA vender sus activos inmobiliarios de calidad razonable a clientes solventes para acabar entregándoselos a Fondos Buitres americanos, tal y como ya se podía intuir.  Y fui publicando estas conversaciones y estos argumentos para que en el futuro no quedara duda alguna sobre la verdadera naturaleza del proceso de “desinversiones”.

En la noticia de la ampliación de capital que empieza mañana, y en la rueda de prensa que daba Ángel Ron,  informaban de las intenciones del Banco Popular de deshacerse “masivamente” de sus activos inmobiliarios.  Otros bancos y cajas acabaron por entregar pisos e hipotecas  con descuentos del 50 o 60% a Fondos Buitres tipo BlackStone para que estos les ofertaran un 10 o 15% a los propios clientes de las entidades.

El lema es siempre el mismo: que parezca un accidente.

(c) Belge

 
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2 pensamientos sobre “Donde más duele: la cartera inmobiliaria”

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