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El Error y la Mala Fe en la política económica

No es lo mismo tropezar y caer que tirarse al suelo. Cierto ciclista del montón, gregario meritorio que se encontró con un boleto premiado de la lotería, optó tras los fastos del éxito por caerse y mantener intacto su caché; el beneficio de las expectativas era muy superior al fugaz dolor de dar con los huesos en el suelo. La “mala suerte” es siempre la mejor coartada para mantener un buen contrato.

El símil en la vida política y empresarial es bastante evidente. De media, un directivo dura 3 años en el cargo en época de bonanza económica y comercial, y poco más de un años en periodo de crisis. Hace años, bauticé esa pequeña regla como la Pauta de las Mil y Una Noches: Mientras Sherazade consiguiera alimentar las expectativas creadas, su cabeza estaba a salvo.

En el ejercicio político y en la gestión económica, el error, la mala suerte y el accidente fortuito son magníficos burladeros que permiten ganar tiempo. Funcionan de un modo gradual. Primero se produce el percance inesperado, luego se acumulan las desdichas y por fin se asume, como mal menor, el error en la toma de decisiones. Como es natural, cuando vienen mal dadas, se toleran menos errores.

La acción política de Zapatero es un buen ejemplo de Pauta de las Mil y Una Noches. Llega de forma inesperada al Poder en marzo de 2004, en un ciclo de fuerte crecimiento y pleno empleo, y consigue mantener la ilusión hasta febrero de 2007, cuando es informado por Pedro Solbes y Jordi Sevilla de la naturaleza y magnitud de la fuerte crisis que llega.  En ese momento, el Presidente del Gobierno y líder del PSOE tiene dos opciones: seguir en carrera y mostrar todas sus deficiencias, o “tirarse” a la cuneta y jugar a mantener las expectativas.

Todos conocemos que Zapatero y sus ministros se dedicaron a negar la existencia de ninguna crisis, de modo que no hay lugar a interpretaciones y matices. La estrategia del PSOE y de los nacionalistas catalanes en 2007 y 2008 fue simular el “error” en la gestión de la economía con absoluta Mala Fe. Intentaban ganar tiempo porque el objetivo real de su política económica era otro: favorecer a las empresas catalanas desde los Presupuestos Generales del Estado e impulsar la Hoja de Ruta independentista, debilitando la capacidad defensiva de la Administración y del Estado.

El cuento cambió a partir de 2008 y casi no resulta extraño que los muchos periodistas y tertuliano que conforman el aparato mediático español pasaran por alto el análisis literario y lingüístico más elemental. Un grupo social que se había pasado dos años enteros negando la existencia de los hechos de un modo esperpéntico, estaba ahora volcado en construir un relato en el que todos los males y problemas provocados por Zapatero y sus acólitos se debían al contagio de una crisis externa y a la bonanza comercial anterior. El “error” del bueno de Zapatero había sido “infravalorar” o subestimar el riesgo y las consecuencias sociales de la crisis. Pobrecito.

La diferencia entre “error” y “mala fe” en la política económica y en el debate académico es notable. El “error” presupone siempre una intención loable o razonable que se ha perseguido de un modo torpe o equivocado. Dicen, por ejemplo, que Zapatero y sus correligionarios tenían buenas intenciones al incrementar el gasto social, aunque repartiera cheques bebé sin fondos, y hacerlo por motivos electoralistas entra de lleno en el ámbito de lo “razonable”. De ese modo, el pecado de Zapatero se reduce a ser un político profesional demasiado generoso y naturalmente demagógico.

En realidad, el objeto último de ese relato que construye el aparato mediático vinculado al Psoe y al nacionalismo catalán, es ocultar el rastro de la Mala Fe. El propósito avieso no se contempla como hipótesis digna de análisis. Que el Gasto Público creciera en 3 años muy por encima de la capacidad tributaria máxima de los contribuyentes españoles no se considera un hecho relevante capaz de desencadenar una tremenda crisis económica en España.

 

En el caso de un humilde observador de la Cosa Económica, la verificación definitiva de la superchería política y periodística ocurrió en el año 2009, cuando Zapatero tuvo que recurrir al argumento de la capacidad de endeudamiento de España para intentar justificar y presentar como “razonables” unos Presupuestos disparatados e irracionales que el propio Solbes había criticado. No era gratuito ni circunstancial. Le estaba diciendo a sus votantes más lerdos y sectarios que los contribuyentes tenían la capacidad milagrosa de seguir pagando, un año tras otro, más del 100% de impuestos. Lógicamente, a los mercados financieros les debió parecer que España estaba gobernada por un timador o, en el mejor de los casos, por un auténtico orate.

 

La política económica de Zapatero consistió, desde el primer minuto, en incrementar los impuestos hasta duplicar lo que pagaban los contribuyentes españoles en el ejercicio 2002. Para ello, usó varias tretas. Infló el PIB de un modo completamente artificial, para justificar un fuerte incremento del Gasto Público y, en consecuencia, de las distintas partidas del Presupuesto General del Estado. El gasto y déficit público en pesetas del Banco de España pasó a ser gasty déficit público en euros del Bundesbank. Es un insignificante matiz que seguimos pagando hoy.

Zapatero y su equipo de gobierno eran plenamente conscientes en 2006 y 2007 que los españoles no podían tributar impuestos por un importe global de más de 75 billones de pesetas, cuando el PIB recurrente antes de entrar en la Unión Monetaria no alcanzaba los 100 billones de pesetas corrientes. Teniendo siempre presente que la presión fiscal real en el País Vasco y Cataluña era muy inferior a la media nacional, eso significaba que el resto de contribuyentes españoles pagaban muy por encima de su capacidad tributaria teórica máxima. Dicho de otro modo: en el año 2006 ya eran plenamente conscientes que fuera del País Vasco y Cataluña, los contribuyentes estaban pagando impuestos a crédito.

 

El paralelismo con la situación actual,  y por razones muy similares, es notable. El Partido Socialista, convertido en una fuerza subsidiaria del nacionalismo catalán, intenta transferir recursos a Cataluña y sus empresas por encima de la capacidad de la nación. No pueden aportar menos de lo que aportan ni recibir más de lo que ya reciben. Al intentar mantener de manera artificial un orden de prelación artificioso, el partido socialista y el nacionalismo catalán dan lugar a que la lógica del sistema implícita en el modelo territorial español surta efectos completamente perversos. Si se fuerza el ascenso de un equipo mediocre y escasamente competitivo de Tercera a Segunda y de Segunda a Primera División, en la máxima categoría, quedan anuladas las reglas fundamentales de la Competición. Ni el equipo puede ganar siempre ni lo puede hacer de forma aleatoria o caprichosa, de modo que solo hay prelación efectiva si se perjudica a los demás equipos por sistema. Es la razón del tuerto y de los envidiosos, que podemos describir como “lógica de la Mala Fe”.

 

Cuando la Ministra Calviño, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez prometen a diestro y siniestro “más gasto social”, compensar a Cataluña por un imaginario esfuerzo fiscal, mantener el déficit y subir los impuestos, no están actuando por “error”. Su objetivo principal no es llevar a la práctica un modelo económico ni plasmar un programa de gobierno realista, razonable o posible. Su única prioridad es repartir los recursos de la Administración a sabienda que no lo pueden hacer; su problema no es que les falte dinero en Caja, sino que les falte tiempo para llevárselo. La premura con la que están actuando demuestra que son perfectamente conscientes de la dificultad.

 

Con  un mal año de la Industria turística, previsible a tenor de la pésima y conflictiva imagen de España que han exportado en los dos últimos años, y la subida de los precios en la economía real, un escenario de mayor déficit público ya era bastante probable. Pero, no solo se ha confirmado la ralentización económica, sino que los propios acontecimientos políticos e institucionales ha supuesto un jarro de agua fría para muchas expectativas empresariales. Una subida de impuestos, en ese contexto, no un error de política económica vinculado a un enfoque socialista, es un auténtico ejercicio de Mala Fe que solo pretende ganar tiempo para repartir la Caja. Es decir: la continuidad entre la política de Zapatero entre 2004 y 2012, y la que ahora anuncian Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es brutalmente obscena.

 

La ecuación fiscal de España es relativamente fácil de resolver y muestra la capacidad máxima que tienen los contribuyentes españoles para aportar recursos a la Administración.  Lo cierto es que esa capacidad ha sido deflactada en los últimos años como consecuencia de una globalización comercial cada vez más agresiva. España figura en el bando de los países perdedores a los que han impuesto una severa deflación que incrementa las desigualdades sociales. Han salido relativamente ilesas las rentas ligadas directa o indirectamente a los Presupuestos Generales del Estado, y situadas en Madrid, País Vasco y Cataluña, y perjudicadas todas las rentas que emanan de la economía productiva real. El poder adquisitivo real de los españoles ha retrocedido 20 años y pagan el doble de impuestos.

 

La idea que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias tienen en mente es la misma que la que tenía Zapatero y disimulan los protestantes de la Comisión Europea en Bruselas: provocar la suspensión de pagos del Reino de España para justificar la reforma de sus instituciones y de su Constitución. Pretenden hacer creer a la Opinión Pública que es algo que va a ocurrir por un “error” bienintencionado y por accidente. ¿Quien iba a poder prever que los turistas iban a elegir otro destino para sus vacaciones escuchando la crónica de la brutal represión policial en las calles de Cataluña? ¿Quien iba a imaginar que los empresarios podían despedir a más empleados que otros años escuchando las promesas de Podemos y del Psoe?

 

 

(c) Belge

 
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4 pensamientos sobre “El Error y la Mala Fe en la política económica”

  1. Yo creo que las palabras que mejor resumen la politica economica de Zapatero es negligencia y tambien en menor medida irresponsabilidad.

    Hay decisiones que nunca sabremos a ciencia cierta por que se tomaron pero se pueden intuir.

    Un buen espejo donde mirar es la crisis actual en los paises emrgentes y desde luego no sera porque no estaban avisados de lo que se les venía encima, como tambien fue con ZP.

    Mas o menos,si miramos la evolución de la deuda publica de estos paises a lo largo de estos 2 años,se pueden ver grandes paralelismos con lo que ocurrio entonces con ZP y la deuda publica.

    Pienso que ese el nucleo de la cuestión:nunca se tomo en serio este asunto hasta que le estallo delante de sus narices.

    Luego, cuando Dragi dicto sentencia,estando ya el PP en el gobierno todo se calmo,pero como pudimos comprobar,en el tema de los impuestos nada cambio.

    Saludos.

    1. Si, pero lo que no acaba de asumir la Opinión Pública en Europa es que la gran beneficiada por las decisiones de Draghi fue precisamente Alemania. Solo hay que ver la evolución del DAX y comparar. El BCE lleva 15 años haciendo una política económica y monetaria que SOLO beneficia – y con mucho descaro – a Alemania y sus empresas. Ese es el juego: unas veces toman medidas que ayudan al ESTADO alemán, y otras medidas que benefician ESCANDALOSAMENTE a las empresas alemanas…
      España, desde la llegada de Zapatero, guarda muchos parecidos con las llamadas economías bananeras.

      Como la Historia se repite en forma de farsa, ahora mismo estamos viendo como usan la MALA FE para justificar subidas de impuestos disparatadas y contraproducentes. ¡¡Que salgan diciendo que Cataluña ha sido la campeona de la austeridad y ahora merece más dinero es completamente surrealista!!

  2. Bueno,belge,si les preguntas a los alemanes,la respuesta sera muy diferente.Aquí todo el mundo tiene sus razones,sobre todo cuando el debate economico se gira politico y hay que tratar de encontrar un sentido y unas causas a todo y el por qué de los acontecimientos.

    Por otra parte,es indudable que Alemania es la gran potencia economica y tambien acreedora de y en Europa e inevitablemente las politicas de compras de activos,han de beneficiar mas a Alemania que a los paises deudores y con activos por lo general de peor calidad.

    Lo que no quita para que la decision de Dragi tambien beneficiase a España.evitando malos mayores.

    Si bien y en este punto se produce una paradoja, ya que si bien las 2 partes salen beneficiadas, tambien se produce una mayor diferencia/espacio economico entre los diferentes paises.Es decir una menor integración economica,acentuando los defectos iniciales del area monetaria no optima,en base a la que construyo el €.

    Una paradoja bastante notoria que necesita de soluciones que un banco central no puede dar.

    Y por supuesto, que el parecido de España y otros mas,con las economias bananeras es bastante notable por muchas causas,pero la fundamental y haciendo una simplificación, es que estabamos endeudados en una moneda que no era nuestra,en unos casos el dolar y en el nuestro el €.

    Por lo demas, no espero gran cosa de los politicos:todos son adictos al gasto y lo que es peor al despilfarro y al trinque, y sobre Cataluña,siempre he sido de la opinión de que el dinero ha sido siempre la principal causa de todo este follon y si eso es asi,la solución es sencilla, lo que no significa que sea justa.

    De todas formas belge, no es solo Cataluña,son todos,todos quieren mas y estando como estamos vigilados y supervisados desde Europa,es imposible contentar a todos a no ser que aumentes los ingresos.

    Saludos.

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