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La Revolución Puritana (13) : La Plandemia

Las guerras no se improvisan. Se planifican. El Estado Mayor alemán preparó la Primera Guerra Mundial con muchos años de antelación. El Plan Schlieffen para invadir Francia y contener el avance de las tropas rusas era un secreto a voces. Siempre habrá ingenuos que se sorprendan de estas cosas, pero Adolf Hitler mandó construir Dachau nada más ser nombrado Canciller por Hindenburg en enero de 1933.

El espectáculo político que estamos viendo en EEUU ha sacado a flote una pieza importante del puzzle de la Pandemia. ¿Se habría podido consumar el pucherazo electoral si una sobrevenida causa de fuerza mayor no hubiera propiciado el voto por correo? Cuesta creer que el Partido Demócrata de Joe Biden haya dejado para las últimas semanas su estrategia de campaña. No lo hizo. Fue moviendo sus piezas en el tablero de forma metódica y ordenada. Empezó a movilizar a su electorado con el Me Too y remató, en mayo, con el Black Lives Matter. El Medicare alimentó el clima de alarma, contribuyendo a inflar las estadísticas en sitios muy concretos, como California, Texas y la región de los Grandes Lagos.

Las medidas de excepción que se han tomado en todo el mundo se concentran en dos grandes áreas de influencia económica de EEUU: Europa y América Latina. Por una extraordinaria coincidencia, los planes de contingencia para el mayor control social de las poblaciones ya existían. Desde el terrorismo al cambio climático, sobraban excusas, falacias y sentidos pronunciamientos. Ya se hablaba de identificar a los transeúntes, de reducir el tráfico aéreo,contener el turismo de masas, de limitar la movilidad urbana …o de irse a la cama antes de las 23h00.

Dice Jesús Maestro, comentando el pensamiento de Gustavo Bueno en un vídeo reciente, que la Democracia ha agotado todas sus posibilidades de transformación, excepto la de convertirse en un nuevo totalitarismo de la mano del puritanismo anglosajón.Es la respuesta al desafío que plantea la irrupción de una gigantesca clase media asiática, con un estándar de libertad individual muy diferente al nuestro. En menos de un lustro, EEUU habrá perdido control de la Globalización y China, India, Japón, Indonesia y Corea coparán los primeros puestos del PIB mundial.

Lo que estamos padeciendo en la actualidad son las primeras escaramuzas de la guerra. La Agenda 2030 es un programa de gobierno militar de la Globalización pero sin un Estado Mayor al que responsabilizar de las derrotas. El libre mercado y la libertad de expresión serán percibidos como la causa de los mayores reveses. Así es como en cada batalla perdida surgirá la necesidad imperiosa de remover los obstáculos nacionales y amordazar a los disidentes.

La Plandemia es el Plan Schlieffen que los puritanos del Deep State americano han ideado para remover asentadas instituciones democráticas en toda su área de influencia geoestratégica. No es ninguna casualidad que el 75% de las personas que fallecen por la epidemia de SARS COV 2 vivan en países católicos, como corresponde a un virus profundamente antidemocrático. Los culpables señalados en todos esos países son: la Vida Social, la Familia, el pequeño comercio, la libre empresa soberana, la libertad de cátedra y el derecho de manifestación.

La emergencia sanitaria ha sido un pretexto. La Salud ha dejado de ser un Derecho y se ha convertido en una Obligación exigible y punible para poder acabar con la libertad política y poner bajo arresto domiciliario a toda la ciudadanía. Pero, en realidad, era un objetivo secundario. Les importaba muy poco la salud de la población. Los ancianos han muerto abandonados y desasistidos, mientras que los esclavos del sistema han podido deambular libremente por las calles. Ascendieron a los repartidores contagiados y sin papeles a la categoría de “personal estratégico” para darle la estocada a las pymes y al pequeño comercio.

El objetivo verdadero de la maniobra era dinamitar el Estado de Bienestar, provocando el colapso del libre mercado. Todas las empresas pasan a depender de los Presupuestos del Estado para su supervivencia. Desde el primer minuto, intuimos que el Coronavirus entendía de economía y finanzas. Al quedar enchufadas todas las empresas de un país a la máquina de imprimir falsa moneda, el control político es absoluto. Todo el empleo financiado de esa guisa tendrá que obedecer las directrices de los puritanos.

© Belge
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