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La Revolución Puritana (15): La estrategia del placebo

Hay una clase de títeres y mercenarios que abunda en África y América Latina. Corruptos y populistas, siempre al servicio del Imperio de la Triple A. De un tiempo a esta parte, los puritanos también han colonizado el Sur de Europa. Ya no se libra ni Francia. Cuando colocan en el poder a gentes como Tsipras, Monti o Macron es para tutelar sus políticas a corto y medio plazo sin que se note demasiado. Pero cuando los candidatos resultan grotescos o maléficos, es que desean añadir una dosis de humillación nacional. Quieren que se note la servidumbre.

En el fondo, es casi una suerte para los analistas. Son predecibles. Desde que colocaron a Zapatero en La Moncloa, la hoja de ruta de la política española es transparente. No tiene mayor ciencia interpretar a los distintos personajes del Guiñol. Como escribimos hace un tiempo, el Diablo y la Bruja Malvada son los preferidos de los niños. Siempre hay alguno que se asusta de verdad, pero al resto les gusta gritar de miedo. Podría decirse que Pablo Iglesias y Pedro Sánchez conocen su papel a la perfección: le han tomado la medida al escenario y a los espectadores.Su juego es mediocre pero transparente.

Un político tan maléfico y corrupto como Pedro Sánchez, que se ha caracterizado desde el principio de la Crisis Sanitaria por seguir las instrucciones al pie de la letra, plantea un serio dilema cuando anuncia su intención de vacunar a toda la población española. O está completamente loco, o está delatando la verdadera estrategia de los puritanos. Puede formularse en los siguientes términos: ¿Qué político en su sano juicio asumiría el riesgo, por pequeño que sea, de administrar una vacuna no testada y de provocar una hecatombe en la población? Una cosa es sacar 50000 féretros de los geriátricos por la puerta de atrás, como hicieron en marzo, y otra muy diferente tener que recoger un millón de cadáveres por las calles.

Si no está loco, y solo es corrupto títere bananero, entonces nuestro político evidencia que ha recibido información e instrucciones estratégicas. La vacunación forzosa de toda la población de la UE, para la que Alemania y Francia han adecuado su legislación en 2018, implica que la vacuna es relativamente inocua y el riesgo asumible. Pero: ¿Cómo podrían saberlo a priori? La única respuesta posible es que no existe una vacuna específica contra el virus SARS COV 2. Todo el mundo conoce el famoso tratamiento de la gripe: 7 días si toman antibióticos o una semana con Paracetamol.

Todo parece indicar que si un político de la calaña de Pedro Sánchez sale en la tele con bombo y platillo a anunciar una campaña de vacunación masiva es que le han hecho creer que nos van a recetar Paracetamol en forma de supositorio. ¿Qué persona va a distinguir una vacuna contra el coronavirus de una simple vacuna de la gripe?

La estrategia del placebo, que China y Rusia han implementado con gran éxito, ha obligado a los puritanos a cambiar el paso. De repente, sus laboratorios ya no necesitan aislar el virus y testar la vacuna durante años. Sus fábricas ya no necesitan años para producir y distribuir millones de dosis. Pzifer y otros laboratorios anuncian una vacuna en noviembre y en enero Pedro Sánchez ya está preparado para vacunar a 50 millones de españoles. Ahí es nada.
Pero, en realidad, la idea no es poner fin a la Pandemia. Es solo un punto y seguido en la Estrategia de Control Social. El Derecho de Injerencia Humanitaria, La Colonización Digital, la Globalización Mercantil y ahora la Intervención Sanitaria son solo las primeras etapas de la Hoja de Ruta de la Revolución Puritana. El Gran Reseteo Mundial, con el que nos amenazan, es un concepto que acuñó el “filósofo” Joseph Goebbels en los años 20. Un Nuevo Orden Totalitario para contener el avance de países como China o India.

La Deflación Monetaria, la Libertad de Movimiento y el Turismo de Masas han sido el dulce caramelo que envolvía la pastilla. Desde hace 30 años, la tan ansiada normalidad que lloran los marxistas desconsolados era la Globalización disfrazada de Reino de Jauja. ¿Qué no tenían dinero? Lo podían pedir prestado y no devolverlo. Pero han sonado ya las 12 campanadas de medianoche. Los ricos volverán a ser ricos de verdad y los pobres solo podrán viajar si tienen salvoconducto. Con una mano delante y otras detrás.

© Belge
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