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La Revolución Puritana (16): La Paradoja de la Pandemia

El brote de SARS COV 2 fue notificado en Wuhan el 31-12-2019. El 11 de marzo, el Director General de las OMS lo elevó oficialmente a categoría de Pandemia, tras propagarse el virus en todo el mundo y contabilizarse más de 4.000 muertes en 114 países diferentes. 8 meses después, anuncian que la supuesta vacuna contra el Coronavirus ya está lista para ser distribuida. Debe constituir algún tipo de récord.

Esto decía la OMS el 24 de febrero: “Se llama pandemia a la propagación mundial de una nueva enfermedad. Se produce una pandemia de gripe cuando surge un nuevo virus gripal que se propaga por el mundo y la mayoría de las personas no tienen inmunidad contra él. En algunos aspectos la gripe pandémica se parece a la estacional. Ambas pueden afectar a todos los grupos de edad y en la mayoría de los casos causan una afección que cede espontáneamente y va seguida de una recuperación completa sin tratamiento. Sin embargo, por lo general la mortalidad relacionada con la gripe estacional afecta sobre todo a los ancianos mientras que otros casos graves aquejan a personas que padecen una serie de enfermedades y trastornos subyacentes. Por el contrario, los casos más graves o mortales de gripe pandémica se han observado en personas más jóvenes, tanto si estaban previamente sanas como si padecían enfermedades crónicas. Esta gripe ha causado muchos más casos de neumonía vírica de lo que suele ocurrir con la gripe estacional. Tanto en el caso de la gripe estacional como de la pandémica el número de personas que enferman gravemente puede variar. Cuando se infecta una gran parte de la población, aun si es pequeño el porcentaje de los que padecen la enfermedad grave, el número total de casos graves puede ser muy elevado”.

Traducción libre: “Si sale con barbas, San Antón, y si no, la Purísima Concepción”. Si se mueren los jóvenes, gripe pandémica y si no, gripe estacional. Bendito sea Cervantes que nos legó la imperecedera anécdota. La diferencia entre una y otra es el triaje. Si enferman los jóvenes, la gripe deja fuera de los hospitales (que han pagado) a los más ancianos. Si solo mueren los viejos, es una simple gripe estacional que aqueja a enfermos con patologías previas. Parece el típico mecanismo de la profecía autocomplida.

El miedo a la Pandemia vírica precipitó el triaje. Es algo que se aprecia en las estadísticas. En los 30 días anteriores a la escenificación del 8-M y a la Declaración del Estado de Alarma, el colectivo de mujeres jóvenes muestra un exceso de mortalidad del 8% que contrasta con el resto de grupos. La mortalidad observada de los mayores de 75 años, por ejemplo, es notablemente inferior a la mortalidad esperada. Un 6%.

Nos enfrentamos a una extraña paradoja. Para que exista pandemia, tal y como la define la OMS, el virus debe originar un extenso contagio y enfermar a personas sanas. Es condición sine qua non.. Pero: ¿qué ocurre si la naturaleza del contagio no se refleja en las estadísticas? De los 60 millones de contagios y 1,4 millones de defunciones que el Instituto Johns Hopkins ha censado en todo el mundo, el Coronavirus ha matado a 120.000 “jóvenes” menores de 65 años. Esa cifra representa una tasa de mortalidad de 1,5/100.000 cuando la gripe estacional alcanza para ese colectivo una tasa de letalidad relativa de 1/100.000.

La paradoja se puede formular en los siguientes términos. Para poder ser considerado como gripe pandémica, el contagio debe ser una causa exógena y específica de mortalidad. No es suficiente que el virus agrave las patologías previas y precipite el deceso de los organismos más débiles. Pero: ¿cómo puede un mismo vector ser al tiempo causa exógena y endógena de letalidad?

Lo más lógico es pensar que una gripe tan virulenta como esta, que ha barrido las residencias de ancianos y llenado los hospitales, ha afectado por igual a toda la población (factor exógeno). Pero la realidad es tozuda y nos muestra un mapa mundi en el que el 75% de las víctimas vivían en regiones católicas. Más asombroso y extraordinario, si cabe, es que la estadística específica por sexo y edad revele que no ha variado nada la proporción de muertes que existía antes del contagio. Ni por sexo, ni por edad. Pero, si la causa es exógena: ¿cómo es posible que mueran dos hombres jóvenes por cada mujer, y que un millón de muertes después, sigan falleciendo en la misma proporción?

Las dudas que algunos científicos italianos plantean sobre la validez de los tests PCR pueden arrojar algo de más luz en este debate. Las autoridades sanitarias europeas modificaron con gran opacidad la técnica para medir los contagios. Revela el Doctor Scoglio que “desde el 04/02/2020, de acuerdo con el centro de coordinación nacional, la detección de incluso un solo (de los tres) gen diana del SARS-CoV-2 se interpreta como una prueba POSITIVA”. La denuncia detalla el fraude pero no especula con el verdadero objetivo de inflar las estadísticas. Al margen de otras consideraciones políticas ya evidentes, la estrategia buscaba PROLONGAR el pánico sanitario de un modo artificial. Al desdibujar la frontera entre lo que es gripe pandémica y estacional, cualquier catarro sirve para alimentar un estado de emergencia mundial y evita investigar el resto de factores endógenos que están elevando la tasa de mortalidad.

© Belge
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