Nos prestaron falsa moneda y ahora nos reclaman oro verdadero. La adhesión de varios países a la Unión Monetaria ha supuesto una estafa económica, una pérdida de soberanía y una desilusión política. El Proyecto Europeo está muerto, apuñalado, pero son muchos los que se resisten a darle sepultura. Por una mezcla de miedo y de codicia quieren mantener el engaño y ganar tiempo, pero el creciente olor a podredumbre delata su propósito.Desde cualquier vertiente que se analice, el resultado del timo es el mismo. La Europa de Dos Velocidades con la que nos amenazaba Alemania es hoy una realidad incontestable e inexcusable. En 2002, no lo eraEl plan de Alemania es tan sencillo que a mucha gente le cuesta entenderlo. Siempre hay que tener un niño a mano, en esos casos, para que nos explique lo que hemos dejado de ver. Lo más evidente. La economía española seguía seguía remando en pesetas. Aunque todas las obligaciones de pago y contribuciones ya se hacían en euros, por decreto, lo cierto es que los equilibrios más básicos del mercado y los pilares del sistema productivo se seguían midiendo en pesetas. El camarero o la dependienta que cobraban 100.000 pesetas al mes, más un pequeño extra en B, siguieron cobrando lo mismo en euros. 600 euros.El mensaje institucional de la época, lo tengo grabado a fuego. Son cosas que no se olvidan. Decía así: “5.000 pesetas no son 50 euros, pero te vamos a dar crédito gratis para lo que necesites”. El concepto de “crédito al consumo” era bastante extraño por estos lares, la verdad, y tanto el camarero como la dependienta usaron la nueva moneda para comprarse un piso y cambiar de coche. Millones de coches alemanes para dopar la actividad comercial. Una economía como la española tarda, de media, 20 años en metabolizar un coche a crédito. Se acaban de vender los primeros vehículos con la LBB, de modo que en los últimos 18 años se han matriculado 60 millones de unidades. Lógicamente, ya no caben en las ciudades.La economía española sigue remando en pesetas. Buena prueba de ello es que la tasa de exportación media, en torno a un 20% del PIB, es idéntica a la que se registraba en el año 2000. El sueldo más frecuente en la actualidad no llega a 18.000 euros brutos y es inferior al que ya denunciaban UGT y CCOO en 1996, a pesar de multiplicarse por 4 todos los precios y duplicarse los impuestos. Pero ¿que son 20 años perdidos para una sociedad si se comparan con el grandioso sueño europeo? En los años 90, el español inquieto albergaba tantas dudas como esperanzas. Dudas que razonaba la cabeza, esperanzas que alimentaba el corazón. Para todas las preguntas, la respuesta era: “Confiad en la magia del Proyecto Europeo que nos ha traído hasta aquí”.La realidad es insobornable. Ocurre sin más. La economía de la gente normal sigue remando en pesetas. El fabuloso mercado de 500 millones de consumidores que esperaba nuestras mercancías y servicios con los brazos abiertos ha resultado ser una entelequia académica. Exportamos nuestros recursos a pérdida, por debajo de lo que cuesta producirlos con salarios de miseria. Esa Unión Monetaria que iba a convertir nuestras monedas nacionales en euros homogéneos ha resultado ser un simple ardid financiero. No trajo la riqueza prometida. Pero: ¿fue una estafa premeditada o de un simple error de cálculo?Lo que convierte la Unión Monetaria en una estafa de manual, son los mecanismos que idearon para alimentar la credulidad y alargar el periodo de transición hasta que el experimento ya no tuviera vuelta atrás. Son una prueba de cargo que delata el temor a un proteccionismo creciente. Los criterios de convergencia impuestos acreditan que existía un mapa exacto de los riesgos y el conocimiento preciso de cómo iba a funcionar el mercado.El Bundesbank ideó una estrategia maquiavélica para vender la Magia de la Navidad. Se trataba de prestar tanta falsa moneda como fuera necesario para que nadie notara en qué se diferenciaban las pesetas de los euros. Por cada peseta verdadera de ahorro, entregaban dos pesetas de crédito sin exigir nada, y por esas 3 monedas, un euro de cartón piedra con su correspondiente hipoteca.Pero, de sobra sabía Alemania que la economía real seguiría produciendo pesetas verdaderas y devaluadas, de modo que también ideó cómo repartir droga en los colegios para poner de su parte a la población adicta. Un marxista radical como Zapatero no llega al Poder por azar. Era el político que necesitaban en el Bundesbank para implementar, desde los Presupuestos Generales del Estado, una política de dependencia, prebendas y subsidios que doble el Gasto Público. Crea una España de Dos Velocidades.Sólo era cuestión de tiempo, una vez transcurrida la transición, que la sociedad española se fracturara en dos. Una España Real, que sigue produciendo riqueza en “pesetas” a pesar de aranceles interiores de todo tipo, y una España Adicta, que vive de los Presupuestos Generales de Estado que financian Alemania y sus aliados de la Triple A. Pero en el año 2007, ya era una consecuencia predecible del estallido de la Crisis Subprime. Se enfrentan la España Real que paga demasiados impuestos y pide un tiempo muerto, y la España Adicta que cobra impuestos e impulsa la Hoja de Ruta secesionista.© Belge
Autor de “La Estafa del Euro explicada a un niño de 6 años. De la reunificación alemana a la secesión de Cataluña”
Autor de “La Estafa del Euro explicada a un niño de 6 años. De la reunificación alemana a la secesión de Cataluña”