Año cero. Día 23. Lo País

Desde que la Casta política ha convertido España en una extensión de la famosa calle de Álvarez Gato, el vocero independentista de la mañana maulla desde el fondo del callejón. “En el callejón del Gato, decía Ramón de la Serna, hubo hasta hace poco dos espejos, uno cóncavo y otro convexo que deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos”. Lo grotesco hacía reír a nuestros antepasados, pero el esperpento hoy es que un fondo yankee de extrema derecha haya invertido en fulanas mediáticas sólo para montar cizaña y alterar a sus viandantes.

El pueblo llano gasta ingenio en los márgenes del folio. En los recovecos del ciberespacio que han dejado libres de control, improvisa batalla contra la creciente censura. El colapso de la Prensa, cuajada de periodistas venales y mercenarios sin escrúpulo en su merecido ocaso, ha sembrado de esporas venenosas el Foro Público en que se dirimen todas las cuestiones de la Democracia.

Lo País, cabecera del Grupo Prisoe devenida grotesca, es el causante de estos males. Su defensa de la dirigencia que ordenó saquear los Presupuestos de Andalucía es tan ridícula, que sus periodistas de mano han llegado a argumentar que irse de putas y trapichear coca con 800 millones de euros no es para tanto. Un pequeño tropiezo en pos de la alta empresa que le fue encomendada. Alguién frenó a tiempo el crowdfunding.

Parecía imposible bajar un escalón más en la depravación profesional y en la degradación personal, pero lo consiguieron, pidiendo la vez a gritos para ir a linchar a Ortega Smith. Les faltó tiempo para vomitar su pequeña cuota de odio. A los dos minutos de saltar al Ruedo la tal Nadia Otmani, en riguroso Prime Time, en el Coso ya no cabía un espectador más, y los reventas hacían tres agostos por adelantado. No hay billetes: hoy quemamos una bruja. Las Redes Sociales ardían como una pira.

Lo País se lució. Le habría bastado echar un vistazo rutinario a la hoja de servicio de la activista marroquí del Psoe para gritar el consabido: ¡paren las máquinas! Pero estaba tan borracho de odio que fue ¡Más madera! lo que se oyó por megafonía. ¡Más madera para la pira, es la guerra!

¿Y qué guerra es esa, que empuja a Lo País y demás medios de comunicación a propiciar que se conforme en España un gobierno de golpistas, de antiguos terroristas, de anarquistas locos, de ladrones recientes y de marxistas radicales? ¿Será la misma en la que nos metieron ZP y Sebastián, al servicio de Lutero y de la CIA? ¿O, tal vez, sea sólo una maniobra de distracción para ocultar los 84.000 millones de euros que un gobierno en funciones, que no ha salido de las urnas, va a regalarles a los Fondos Yankees que montaron la guerra contra los PIGS y financian a Lo País?

(c) Belge
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