Año1. Manual de supervivencia en el Bosque de Sherwood

El Bosque de Sherwood no es un lugar fácil de ubicar. Se llega a pie, desde cualquier villorrio perdido. Está al final del camino, entre los perros que ladran y el lobo que calla. Los que allí huyen con su petate, buscan esconderse de los sicarios del Sheriff de Nottingham. Pero no es como lo pinta el cine de Hollywood; no hay música celta de fondo y nadie pide la contraseña. No hay reglas escritas.

La Curva de Laffer, que la mitología anglosajona dibuja en una servilleta de bar, es una falacia argumental que se construye a partir del Teorema de Rolle. Toda curva continua pasa por un punto en que la derivada primera se anula. La recaudación teórica de un impuesto es función de la tasa aplicada. Varía de 0 a 100. La recaudación efectiva incorpora conceptos propios de la teoría de la utilidad esperada. Si el tributo es confiscatorio (100%), el riesgo de no tributar se reduce a 0; si es del 0%, el beneficio de defraudar es nulo. En un intervalo de 0 a 100, y en medio del bosque, se cruzan las dos funciones: la recaudación teórica y la propensión al fraude.

Suena la Marsellesa: “Entendez vous dans nos campagnes mugir ces féroces soldats?” El sajón ha prometido arrasar las granjas y aldeas del condado. El ejército de matones al que ha interesado goza de impunidad para depredar el país y expulsar a sus gentes. Transición ecológica y Reto Demográfico, dice. Suenan más limpio y aséptico que Desertificación y Despoblación del Territorio. Son parte de la estrategia de limpieza étnica y confinamiento de las poblaciones, con vistas a una futura colonización. Empezó con la creación de los Parques Naturales y las Leyes de Concentración Parcelaria y ha continuado hasta hoy con un asedio inmisericorde desde todas las administraciones del estado. Agricultores y ganaderos viven proscritos, fuera de la ley. No pueden levantar una piedra del suelo sin ser multados.

La Casta de los sajones quiere recaudar 40.000 millones de euros más, pero ya depreda al habitante al límite de su capacidad fiscal. No da más de sí. No sólo quiere arruinarle: quiere forzarle a abandonar su tierra y emigrar. La alternativa al éxodo rural es mudarse al Bosque. Para frenar la invasión y contener al invasor, un clásico de las tácticas fabianas: identificar al enemigo y practicar la política de la tierra quemada.

Desde 2002, el déficit crónico de cada hogar asciende a 8.000 euros por año. Son 22 euros por día. Ese dinero ha costado la Nomenclatura sajona. Un déficit estructural de 150.000 millones de euros al año, que ha beneficiado a Cataluña y al País Vasco en detrimento del resto del territorio.

Con un pressing fiscal a la clase media que supera el 60% de los ingresos brutos, es codicia y locura pensar que va a poder mantener su status social “europeo” a costa de sangrar a los nativos. Al contribuyente que paga 40 euros de impuestos al día, solo le dejan 28 euros para vivir. Pueden echarle las culpas a la banca, a las eléctricas, a los caseros, a los ricos, a los franquistas y a los mesetarios, como vienen haciendo desde hace 20 años, pero ya no puede esconder el estropicio debajo de la alfombra. La rapiña de sus pares es mayor que la de sus padres.

El sajón ha nombrado sheriff de la cosa al hombre que negoció con Cristobal Montoro los Presupuestos Generales de la Administración. Es toda una declaración de intenciones. La misma estrategia que usó Rodríguez Zapatero, haciendo ministro a Pedro Solbes y dejando al Miguel Sebastián detrás de la cortina. El Ministro de Economía salió del armario justo a tiempo para provocar el caos en España. El sabotaje del sector constructor, la reforma de la financiación catalana, las subvenciones a la especulación fotovoltaica y la nueva economía productiva de cartón piedra provocaron el colapso de la economía española, el agujero fiscal y la quiebra de su sistema financiero.

En el Bosque de Sherwood, todos los sentidos son importantes. La vista, el oído, el olfato, como no, para interpretar las señales de peligro que delata la brisa, pero también el tacto, el buen gusto, el mimetismo, la paciencia y el sentido de la oportunidad. Hacer voto de silencio es parte del kit de supervivencia, porque ayuda a mantenerse alerta. Dicen por ahí los cristianos viejos, que más hace el lobo callando que el perro ladrando.

No pinta halagüeña la situación en el país. Regiones enteras, como Cataluña, País Vasco y Baleares, han caído y están perdidas. No parece ni conveniente ni oportuno intentar salvarlas de sí mismas, y sería más inteligente contener la amenaza, propiciando la Secesión que desean con la boca chica. Hace dos siglos, en la misma tesitura, la resistencia en Cádiz bastó para derrotar al poderoso ejército de los Ilustrados que ocupaba toda la península. Una retirada estratégica nunca es una derrota. Al contrario. En estas circunstancias, es un primer paso para descatalanizar la nación y derrotar a los sajones.

© Belge
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