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Turquía: el final del principio


La situación en Turquía es de quitar el sueño. Los datos que vamos conociendo son muy preocupantes. Tras el intento fallido de golpe de estado:

Casi 6000 militares, jueces y fiscales han sido ya detenidos.

Casi 8000 policías han sido suspendidos y llamados a las direcciones de seguridad provinciales, imagino que para ser también detenidos.

Y el simpático demócrata Erdogan está anunciando a los cuatro vientos que la “gran limpieza” va a continuar, que esto no ha hecho más que empezar, a la vez que solicita a sus partidarios que no abandonen las calles, que sigan en la lucha.

En su discurso de 1942, tras describir la primera victoria esperanzadora en la lucha contra los alemanes, Churchill pronunció una de sus frases más famosas:

“Ahora, este no es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio”.

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que Erdogan ha llegado ayer al final de su principio, que no ha sido otra cosa que años de desarrollo de una estrategia destinada a CONVERTIR TURQUÍA EN UNA POTENCIA ISLAMISTA.

Merkel está empeñada en que los turcos se paseen por Europa como Perico por su casa. Es vital echar a Merkel cuanto antes de los círculos de poder de la Unión Europea, por el bien de Europa y de todos nosotros. El Cuarto Reich nos lleva de cabeza a la TERCERA GUERRA MUNDIAL, y los alemanes pretenden otra vez que el frente esté en Europa.

Hace poco más de veinticinco años los políticos europeos traicionaron a sus ciudadanos al consentir la reunificación alemana. Todos, sin excepción, llenaron bien sus bolsillos en los negocios derivados de esa operación. Fue el pago que recibieron por firmar una vez más la sentencia de muerte de millones de ciudadanos europeos.

Saludos

El camarero español del Titanic


Nunca es tarde para la reflexión científica. En pleno mes de julio, cuando los políticos se toman sus inmerecidas vacaciones y los periodistas se quedan sin temas,  un mentecato – hay que acostumbrarse a llamar las cosas por su nombre – ha desatado una tormenta en un vaso de agua.  Más allá del abyecto y cobarde linchamiento de un humilde trabajador que se esfuerza por sacar adelante a su familia, se plantea una cuestión científica olvidada, pero más actual que nunca.

Señala Manolo García, ex compañero del mentecato en El Último de la Fila, que “defiende absolutamente que los catalanes hablen catalán”.  Es un interesante punto de vista para la reflexión científica porque los testimonios directos e inocentes (no contaminados por la política) de la postguerra en Cataluña nos recuerdan que a nadie jamás se le prohibió, impidió o afeó que hablara catalán ni en público ni en privado.

Si existieran fuerzas y movimientos que exigieran, democráticamente o no, que se prohibiera el catalán y se erradicara su uso en beneficio de la nación, entonces estaría legitimado que existieran grupos y opciones políticas que reivindicaran la defensa y el derecho a usar el catalán.  Pero al quedar acreditado científicamente que no existen dichas fuerzas y movimientos,  la ecuación jurídica entre derecho y obligación se invierte.

¿Qué significa que se invierta la ecuación jurídica?  En muchas ocasiones, y siempre en entorno de libertad real,  aparecen grupúsculos minoritarios que exigen DERECHOS allí donde no existen obligaciones, presentándose como víctimas de los usos y costumbres. Reclaman el Derecho a la Eutanasia aquellos mismos que sueñan con ejecutar a  los “viejos” que votan otras opciones.  ¿Existe documentación sobre algún ser vivo al que hayan condenado a ser inmortal?   El Derecho a la Eutanasia es un imperativo disfrazado. Y no es necesario elucubrar demasiado: Los nacional socialistas alemanes lo llevaban en su avanzado programa electoral.

Lo que sí ha quedado científicamente acreditado y documentado es que existe una fuerza política beligerante que exige la “defensa y uso” del catalán. Y ya se han escuchado voces de políticos socialistas desleales y felones sugiriendo que se debería extender el uso del catalán a todos los españoles. Es decir:  estos movimientos políticos nada democráticos exigen que se prohíba el castellano (español en realidad)  y se imponga el catalán para gozar ellos y sus familias de privilegios y prevalencias políticas.

Señalar y estigmatizar a un pobre camarero español que acredita hablar varios idiomas en el desempeño de su cometido para que pierda su trabajo es un pulso a toda la sociedad española: a ustedes, todos, y a mi. No sirve mirar para otro lado, como hacían los buenos ciudadanos alemanes mientras le quemaban la tienda al vecino o le apaleaban unos hijos de puta en plena calle. No hay elección. Es una declaración de guerra en toda regla.

 

(c) Belge

 

¿Qué significa el BREXIT?


Con ajena mano, sacar la culebra del horado. Se tardan años en calar la profundidad del refranero castellano y como transmiten las grandes civilizaciones su ajuar de expresiones y hábitos.  En 1992, se produjo el primer BREXIT.  Londres consiguió, con la ayuda de EEUU, que pareciera un desdichado accidente.  Entonces, igual que hoy, las negociaciones por la reforma de las instituciones europeas y la firma del Tratado de Maastricht estaban encalladas. El Reino Unido, que no era partidario a priori de la Reunificación de la RFA y RDA, debió entender que Alemania se la estaba jugando a sus socios de la CEE, con una formidable expansión encubierta de su masa monetaria. La fuerte subida de tipos de interés de las divisas que componían la Serpiente Monetaria y la brusca recesión económica que provocó en toda Europa en 1991 y 1992 fue una cortada para urdir una genial estratagema. Soros fue el encargado de ejecutar la maniobra. Benditos especuladores.

Existe otro dicho castellano, que sirve lo mismo para el ajedrez, el dominó, el póker o la política. “La jugada de salida ten presente, que es lo primero que se le olvida a la gente”. No se entiende la jugada, hasta que la partida está acabada. El arte del ajedrez consiste en confundir  al adversario sobre las intenciones del movimiento de peones.  El primer envite es fundamental y cualquier buen estratega que se ve en apuros necesita recordarlo para poder reconstruir el “relato”.  En el caso presente que nos preocupa  –  y ya ha llovido lo suyo en Londres  – la “jugada de salida” (BREXIT)  se produce en 1992.

A la vista de los acontecimientos, no es ninguna casualidad que David Cameron convocara primero un Referéndum sobre la Independencia en Escocia. Es obvio que su finalidad era desactivar un movimiento político posterior que pudiera bloquear el BREXIT.  De modo que la implacable lógica nos conduce por otros derroteros.  Las palabras de la Canciller Ángela Merkel, ofreciendo al Reino Unido acomodo en el limbo noruego confirman la premeditación.  Se repite la misma jugada que permitió a Alemania crear la Unión Monetaria con un Marco devaluado y a la City de Londres beneficiarse de ella.  No es casualidad que en el primer borrador del Euro fuerte bajo dirección del Bundesbank se incluyeran solo a monedas  débiles del Sur.

Con el BREXIT, Londres renuncia a votar de IURE en la Comisión Europea y entra a formar parte, a cambio de poco dinero,  de un selecto club conformado por Suiza, Noruega, Islandia, Suecia y Dinamarca.  Todas son ventajas económicas y políticas, a cambio de supeditarse a la primacía política de Alemania, que pasa a tener un 25% de votos.  BREXIT hacia el IV Reich, escribíamos hace poco tiempo.  Tras 9 rondas de negociación en las que los europeos no han aceptado el trágala comercial de EEUU, el gobierno británico le ha lanzado un farol  en toda regla a Francia. O la UE claudica y firma el TTIP en beneficio de EEUU y Reino Unido,  o Londres dejará de hacer de contrapeso de Alemania en el continente europeo.

El farol del BREXIT se les ha ido de las manos a los británicos y a los americanos.  El beneficio económico del TTiP que calculaba la City  – algo más de 10.000 millones de Libras – compensa el pequeño sobrecoste por dejar de votar en Bruselas y pequeñas represalias sentimentales,  pero no está valorando el verdadero riesgo de que Francia dinamite la UE y Trump gane las elecciones en EEUU.  Al cabo de muy pocos meses, tendríamos a dos potencias como Alemania y Rusia buscándose las vueltas.

 

© Belge. 1 julio 2016

Brexit, manipulación y Churchill.


El sábado pasado, viendo Keiser Report, comentarón que cierta «entidad» realizó una apuesta importante y, con ello, alteró el porcentaje en las casas de apuestas sobre el tema Brexit, al escuchar ese comentario vi la jugada en la mente. El año pasado fue el truco del «sí, pero no» de Grecia, donde a mercado cerrado daban la noticia de que sí iban a estar a favor de todo lo que dijese Europa y, tras haberse posicionado en largo y haber hecho ganancias, se posicionaban en corto antes de decir que no, que de eso nada, que no estaban de acuerdo. Esa jugada se repitió varias veces hasta que Europa ya dió un ultimatum, por lo que alguién se forró (probablemente Varoufakis y algún que otro amiguete de él).

Este año ha sido la jugada de las casa de apuestas por el tema Brexit, una «entidad» compra con el pánico y la incertidumbre ante el posible resultado del referendum, acto seguido realiza una apuesta cuantiosa para manipular el porcentaje en las casas de apuestas. Algo no cuadraba cuando había tanta diferencia entre las estadísticas oficiales (aproximadamente un 50% por la permanencia en Europa) y las de las casas de apuestas (que solo daban un 26% a la opción de abandonar Europa), una de las dos, o las dos eran erróneas. Tras llegar al precio que deseaban venden, independientemente del resultado ellos ya habían hecho su agosto.

Creo que es bueno conocer el tipo de jugadas que hacen para futuras ocasiones en que reine la incertidumbre, esta claro que lo mejor era permanecer fuera del mercado o, en su defecto (mi caso por ejemplo), mantener las posiciones con stops amplios (semanales) en la dirección natural del mercado, con el riesgo controlado, y olvidarte del ruido del corto plazo.

Con el tema del Brexit y Reino Unido (de momento unido, ya veremos como acaba todo esto), me viene a la mente la famosa frase de Winston Churchill: «No creo en ninguna estadística que no haya manipulado antes», o esta otra: «hay verdades, medias verdades, mentiras y estadísticas».

«El patrón de Churchill» se ha vuelto a cumplir en las elecciones españolas, cuando las encuestas vatacinaban un fuerte auge de Unidos-Podemos que al final se ha quedado en poca cosa. La próxima vez haced como Winston Churchill y no os fiéis de las encuestas y de las estadísticas.

Este artículo se publicó por primera vez en http://www.labolsa.pro/opiniones-sobre-la-bolsa/20-brexit-manipulacion-y-churchill