Archivos de la categoría Análisis Económico

Crack del 29. Una pequeña visión. Parte I.


Para entender la crísis del 29 es interesante conocer la situación precedente. La salida de una guerra mundial, la Gran Guerra, que duró hasta el 18, la situación que se vivió por aquél entonces era abrumadora, reflejada en las nuevas vanguardias del arte, especialmente el expresionismo, reflejando la angustia, la soledad, la desazón…

Las principales potencias europeas luchaban por recuperarse tras la guerra de la ingente cantidad de pérdidas humanas y materiale,  mientras que Estados Unidos se encontró con una situación estupenda para tomar una posición dominante como proveedor principal de materias primas, productos industriales y alimentos; y como principal acreedor.

Hacía mediados de los años 20, la recuperación era patente. Algunos la datan en el 22, otros en el 25. En Estados Unidos la bolsa empezó a subir claramente desde el 24. Surgen nuevos sectores industriales como la electricidad, la química, petroquímica, el automóvil, el cine, la radio, la aeronáutica…

 

Se produjo un incremento de la producción y del consumo, especialmente de acero, también de carbón y del petróleo por el auge del automóvil y de la aviación. Aumentó el consumo de la electricidad, la producción de materias primas como el aluminio, etc. En general, del 19 al 29 la produccción mundial se multiplicó por tres.

 

 

La electricidad fue uno de los grandes sectores en expansión en los grandes países industriales, especialmente en Estados Unidos. La expansión de la producción y el consumo en general muestran la supremacía de Estados Unidos y la recuperación de Alemania a pesar de la gravedad de la situación económica interna y el peso de los pagos de las reparaciones de guerra.

La expansión se cimentó en nuevos métodos de trabajo basados en la estandarización, el ejemplo más destacable fue en la industria del automóvil. La nueva forma del trabajo generó angustia en lo social que quedó reflejada en el cine de la época como en «tiempos modernos» de Chaplin o en «Metrópolis» de Fritz Lang, donde se muestra una lucha de clases y la importancia del tiempo en el trabajo. Recuerdo una de las escenas en las que un operario controlaba el tiempo de los trabajadores como si de una lucha se tratase.

 

Con el auge del automóvil, se potenció la construcción de infraestructuras: carreteras, aeropuertos, etc; y un aumento del negocio de la distribución y fabricación de productos relacionados. Fue una época de progreso tecnológico que facilitó el surgimiento de nuevos artículos de uso doméstico como la radio, refrigeradores, aspiradoras…

Las industrias tendieron a concentrarse en «trust», como General Motors, Ford, Imperial Chemical Industries, United States Steel, etc.  La concentración de la industrias y las nuevas formas de trabajo incrementarón la producción, todo pintaba estupendamente hasta que comenzó a fallar la demanda y los productos comenzaron a almacenarse aumentando los «stocks», reduciendo el empleo y cayendo los precios por falta de demanda.

Antes de que estallara la crísis se produjo una estabilización de las monedas que favoreció el comercio y la producción aumentó en los felices años 20, llegando en el 25 a una producción similar a los niveles de preguerra en carbón, hierro y acero; mientras que el petróleo, la seda artificial y los aparatos eléctricos subieron con fuerza. A partir de 1925 se fueron acumulando en «stock».

Este artículo se publicó por primera vez en: http://labolsa.pro/opiniones-sobre-la-bolsa/42-crack-del-29-una-pequena-vision

 

 

La bolsa en 2016 fue una etapa de alta montaña


El perfil de la bolsa en 2016 se asemeja a una de esas etapas rompepiernas en la que hasta los tramos de descanso son traicioneros.  En términos ciclistas, podría decirse que los inversores han acumulado 6.000 puntos de desnivel positivo a lo largo de 250 jornadas: es una auténtica barbaridad que sitúa el rango de volatilidad al cierre en casi 50 puntos diarios.

A falta de unas pocas horas para que cierre el ejercicio en el mismo nivel con el que se estrenaba, el balance bursátil es bastante ambiguo.  Si omitimos el impacto del BREXIT,  el IBEX35 ha oscilado unos 1500 puntos entre mínimos y máximos relativos. Bajó primero un 20% desde el nivel con el que cerraba 2015, y recuperó un 20% cuando los inversores intuyeron que Pablo Iglesias apostaría por repetir las Elecciones.

Las lecciones del BREXIT fueron muchas e INLUCRO.ORG puede presumir de ser el único medio que acertó a pronosticar que podían ganar los partidarios del portazo a la UE. La clave que supimos ver y analizar fue la decisión de la Reina de Inglaterra de posicionarse a favor de salir de la Unión.  Aquella portada de la prensa sensacionalista, dos días antes de la votación, resultó decisiva para arrastrar a los indecisos.  Intuimos y explicamos que aquellas palabras de la Reina: “Dadme 3 buenas razones para seguir en la UE”  podían influir de un modo milagroso en el resultado del 26 J en España, como así fue.

Si tuviéramos que condensar todo el trabajo de analizar la actualidad económica y financiera de 2016 en un solo movimiento, sin duda sería ese, al margen de cualquier reconocimiento o recompensa.  En un sector como el de la Prensa, en quiebra por méritos propios,  es un título de gloria profesional haberlo conseguido analizar.  Y al no estar remunerado, el periodismo alcanza de lleno la categoría de arte efímero.  Analizar y predecir la quiebra del sistema financiero mundial, el saqueo de Grecia, la creación de Podemos, la guerra de Ucrania y ahora el BREXIT son pequeñas obras de arte, efímeras y gratuitas, que quedaran como poso en la Memoria Colectiva de unos pocos lectores privilegiados.  Un vino degustado y que nos resistimos a olvidar.

(c) Belge.  29/12/2016

 

Deudas ilegítimas


Nos prestaron falsa moneda, nos reclaman oro de ley.  Con la creación de la Unión Monetaria, Alemania inundó el continente de crédito comercial. Se tardan años de estudio y oficio en poder precipitar en forma de aforismo sencillo una realidad conceptual compleja.

En los últimos años de la década de los 90, me debatía personalmente entre la ilusión sentimental y la duda intelectual.  Aunque mi corazón europeísta se alegraba de participar del nuevo proyecto histórico, creo que fui  de los escasos analistas españoles que dieron la voz de alarma.  Acuñe una expresión ( “Tenemos que defendernos del Euro” ) que me valió muchas burlas en distintos foros de Internet.  Poca gente entendió el concepto, y mucha menos aún la puso en práctica.

Hace unos años, encontré en las hemerotecas muchas de los artículos  que escribió el Gobernador del Banco de España, Luis Ángel Rojo. En ellos deja patente su preocupación por el impacto que tendrá la conversión en el sector financiero, y en concreto en las Cajas de Ahorro. Dichas ideas no llegaron a la Opinión Pública. Al contrario. Un grupo de ex alumnos del Profesor Rojo, sindicados en torno a Zapatero, se mostró siempre proactivo y beligerante a favor de acelerar la transición de nuestra economía y sistema financiero al Euro.

En todo juego de estrategia, existe un patrón universal: en algún momento, toca decidir si es prioritario defender y consolidar la posición, o bien atacar y tomar la iniciativa. En detrimento del planteamiento político y moral de gentes como Manuel Conthe, Miguel Sebastián o  García Montalvo,  en los años 2001 y 2002 no tenía disculpa desconocer los efectos que tuvo anclar la economía argentina a una moneda fuerte como el dólar americano.  Todo lo que han sostenido desde entonces sobre el Euro y el sector constructor en España pasa por obviar las catastróficas consecuencias que acarreó la corrupta Ley de Conversión del Austral impulsada en Argentina por Domingo Cavallo.

Mi planteamiento y el de una pequeña minoría de aficionados al relato económico en los albores de Internet, es que tocaba defenderse. La situación de Argentina iba a empeorar y no existía ningún razón de peso para que en España no ocurriera algo parecido cuando se implantara el Euro como moneda oficial.  El recuerdo de aquellos debates no me ha permitido nunca ser benevolente con ninguno de los asesores de Zapatero y sus aliados, capitaneados por Luis Ángel Rojo.  En todo momento supieron de la importancia del envite y del riesgo que suponía para la gente más humilde y para las empresas españolas. Pero, al igual que le pasó a la clase política argentina, debieron valorar más otro tipo de circunstancias.

Al profano que no sabe latín, solo le hablan en su propia lengua para sermonearlo, nunca para contarle los ritos de la sagrada misa. La pequeña empresa endeudada y el propietario hipotecario pasaron de la noche a la mañana de deber unos pocos millones de pesetas a centenares de miles de euros fuertes.  Los 20 millones de pesetas de una línea de tesorería o de la compra de un piso representaban una cuota neta para la economía familiar de 80.000 pesetas al mes y el ahorro del alquiler.  Una cantidad inferior al 20% de los ingresos medios del hogar al principio del préstamo y al 10% al cabo de 10 años.

Tras dos años de política monetaria “blanda y laxa”, que tenía como finalidad  evitar que los ciudadanos tomaran consciencia del engaño sufrido, el euro voló y la deuda de particulares y empresas se multiplicó por 2.  El que debía 100.000 dólares en el año 2000 y 2001 pasó a deber, de media, entre 170.000 y 190.000 dólares los 10 años siguientes.  Y las 80.000 pesetas que pagaban las familias devinieron, por arte de birlibirloque,  más de 750 dólares al mes.

Para una economía española con una renta estructural media por hogar de algo más de 20.000 dólares en la década de los 90,  la conversión al euro supuso una factura de 5.000 dólares al año por vivienda hipotecada y de 5.000 dólares por cada coche nuevo matriculado en España.

La principal consecuencia de la implantación del Euro en España, como ya ocurrió en Argentina en la década de los 90, es que la economía se dividió en dos:  economía oficial, con rentas en euros, y economía real, con rentas en pesetas.  La economía oficial, sostenida desde el Gasto Público por Zapatero, sus asesores y sus cómplices, anclada al Euro Fuerte, y la economía real, con rentabilidad expresada en pesetas contantes y sonantes, buscando en el sector constructor cualquier cosa que flotara.

Camina o Revienta es, básicamente, obstinarse en seguir flotando, seguir nadando, llegar a tierra firme y sobrevivir.  Los que pedían la Intervención de España, y promovían quitas, abogaban por dejar que la gente y las empresas que vivían en pesetas se ahogaran de una vez, y echar por la borda de la España Oficial y Catalanista, al pasaje y a la tripulación sobrantes.  No les importa lo más mínimo la creciente despoblación del vasto territorio español y la ruina de su tejido empresarial, si ellos pueden seguir viviendo unos años de los beneficios que les deja la corrupta y perversa Industria Turística. No les importa exigir el esfuerzo de todos para construir proyectos tan disparatados como un AVE a la frontera que no usa nadie, o un delirante corredor mediterráneo, tan ruinoso como absurdo.  Su plan ha sido y es descapitalizar España hasta el hueso y luego declararse independiente y desentenderse de cualquier responsabilidad.

(C) Belge. 16/12/2016

 

Camina o Revienta (II)


Entre 2010 y 2011, la situación tributaria se volvió insostenible en España. Los historiadores del futuro juzgarán hasta qué punto esa debacle fue premeditada y puede calificarse de auténtico sabotaje.  Los numerosos editoriales que se posicionaban a favor de la Intervención de España por potencias protestantes no permite ser benévolo con Zapatero.

A partir del año 2008, para cualquier analista y observador honesto ya era más que evidente que los ingresos fiscales del Estado estaban siendo dopados para poder justificar un incremento del Gasto Público y ocultar las transferencias de capitales a grupos amigos y regiones afines. El Gasto Publico  de todas las administraciones y Fundaciones, sumado al endeudamiento directo y diferido y al crédito forzoso contra los proveedores, superaba los 600.000 millones de euros.  Son 100 billones de pesetas constantes, o lo que es lo mismo: una cantidad media de 2 millones de pesetas por cada una de las personas que residían en España, legalmente o no, de un modo temporal o permanente.

El problema estructural creado por Zapatero y sus aliados nacionalistas y puritanos salta a la vista:  con la estrategia de devaluación interna, el incremento de población de 10 millones de habitante supuso un Gasto Público Total de 20 billones de pesetas constantes, al tiempo que una población activa de no más de 3 millones de trabajadores aportó un ingreso de 3 billones de pesetas constantes. Esto es: un déficit estructural de 17 billones de pesetas, equivalente a 100.000 millones de euros al año.

Cuando Mariano Rajoy gana las elecciones,  la alternativa aparente es reducir el Gasto Público a la mitad (de 600.000 a 300.000 millones de euros)  o intentar incrementar los ingreso del Estado para recuperar un cierto equilibrio. O mirar hacia atrás, para los ajustes de cuenta, o caminar hacia adelante con la pesada mochila a la espalda. Pero transcurrido unos días, ya era notorio que el déficit oficial del 6,6% que Zapatero dejaba en herencia era una mentira tan burda, que delata la complicidad de unos y otros, dentro y fuera de nuestras fronteras. El déficit que “hereda” el gobierno del Partido Popular supera con creces el 15% y hace inviable cualquier política basta en el recorte de gastos.

El dilema en 2012, para cualquier ciudadano de bien en España, es decidir si asume pagar muchos más impuestos por menos servicios, para tapar el gran agujero que le dejan Zapatero y sus cómplices, o si valida la intervención social, política y económica de la Soberanía Nacional. No era una decisión fácil de tomar.

Pero lo imprevisible en 2010 y 2010 fue lo que ocurrió cuando Mariano Rajoy tomó la decisión de no rendir nuestra Soberanía a potencias que no pueden ser calificadas de amigas.  Diferentes grupos de presión y poderes fácticos huérfanos de cualquier legitimidad democrática se conjuran para torpedear y sabotear aun más la acción de gobierno.

La situación actual es conocida por todos, y le ha valido a Rajoy un reconocimiento tardío en distintos foros internacionales. La proeza conseguida no supone, por supuesto, que la situación económica y personal de los españoles sea boyante, ni que se haya superado la crisis.  Solo que se salvaron una tras otras todas las pelotas de partido, y España consiguió el pequeño milagro de volverse a poner en pie y seguir siendo libre. El precio pagado ha sido muy alto. Lo más duro ha sido, sin duda, tener que financiar a unos nacionalistas sediciosos y traidores, responsables directos de provocar la crisis.

(c) Belge 14/12/2016