Oportunismo electoral. Desde que existe la Democracia Parlamentaria, los partidos políticos que ganan y pierden las elecciones han intentado manipular, en su beneficio, los límites de las circunscripciones y las reglas del juego. Como ya explicamos en su día para ilustrar la
paradoja de la Circunscripción Única, los matemáticos se enfrentaron al reto de de asignar los votos de la forma más neutra posible e inventaron varios sistemas. Victor D’hondt consiguió un método sencillo y elegante, fácil de aplicar y entender, que garantizaba la proporcionalidad y favorecía la gobernabilidad con una pequeña prima al vencedor.Partiendo del texto constitucional, que con buen criterio estable la provincia como circunscripción natural, el torticero debate que Ciudadanos y Podemos insisten en abrir en España tiene como único objetivo intentar manipular a la Opinión Pública y adulterar las reglas del juego en su propio beneficio. Leídas las propuestas formuladas para la reforma de la Ley Electoral, hay que resaltar dos cosas: son absurdas y no mejoran la situación ni la proporcionalidad. El objetivo es premiar el voto urbano en detrimento del mundo rural, pero hay que recordarle a los patrocinadores de Ciudadanos que el 21-D los independentistas ganaron y blindaron su mayoría absoluta, contra todo pronóstico, en la muy urbana y cosmopolita Barcelona.La muy tramposa intención de los marxistas de Podemos y de los catalanes de Ciudadanos es premiar el voto proclive en las grandes ciudades y restarle al PP y al PSOE la pequeña prima por ganar en la mayoría de los territorios. Hasta ahora, socialistas y conservadores se repartían esos 150 votos “estructurales” en toda España porque eran los dos únicos partidos con representación nacional homogénea. En un escenario como el actual, con 4 fuerzas políticas igualadas, ese voto se distribuye de forma natural y proporcional sin necesidad de retocar la Ley Electoral.La pregunta pertinente que no formulan los políticos ventajistas es si sería posible establecer un sistema electoral proporcional puro que, además de respetar la Constitución, favorezca la gobernabilidad y mejore la calidad democrática de las instituciones. Los amables lectores que nos siguieron durante años en los Foros del Día de la verdadera Invertia.com conocen la respuesta. Existe un sistema sencillo, democrático y que regula de un modo automático las perversidades de la partitocracia.Con la ley en la mano, el sistema proporcional puro que garantiza la gobernabilidad pasa por dividir el censo electoral por el número de diputados del Congreso y establecer un número fijo de votos. En las últimas elecciones generales, fueron 35 millones los ciudadanos convocados a las urnas en el territorio nacional y 350 los representantes elegidos en el Congreso. Eso no da una relación de 100.000 votos por cada diputado. Para elegir a un diputado, se necesitarían 100.000 votos, sumando los restos de cada provincia en una circunscripción única autonómica. De ese modo, todos los votos emitidos a favor de Izquierda Unida en Castilla La Mancha sumarían y no se perderían los votos a Ciudadanos en Lérida o Gerona. La abstención activa, tan democrática o más que el propio voto a los partidos en liza, también estaría representada y favorecería el buen funcionamiento de las instituciones al propiciar los acuerdos entre partidos.Con el veredicto de las urnas en Junio de 2016, el resultado de los distintos partidos sería el siguiente. Bildu, con 184.000 votos, conseguiría 1 diputado en lugar de 2. El PNV, con 286.000 votos, 2 diputados en lugar de 5. Los independentistas catalanes, con 1,1 millón de votos conseguirían 6 diputados en lugar de 17. En conjunto, los nacionalistas locales, con 1,6 millones de votos, obtendrían 9 diputados en lugar de 24. Para los grandes partidos, el Partido Popular, con 7,9 millones de votos, sumaría 72 diputados en lugar de los 137 actuales. Le seguiría el PSOE, con 5,4 millones de votos y 47 diputados, en lugar de 85 diputados. IU/Podemos se quedaría con 41 diputados (71) con sus 5 millones de votos, y Ciudadanos lograría 24 escaños con sus 3 millones de votos, en lugar de los 32 actuales. En total, habría 193 diputados sentados en el Congreso y 157 sillones blancos. La mayoría simple para gobernar quedaría fijada en 97 votos.
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Sistema D’hondt |
Sistema Lague |
Sistema Belge |
Cita electoral |
PP/PSOE/IU/CS |
PP/PSOE/IU/CS |
PP/PSOE/IU/CS |
Elecciones 2016 |
137/85/71/32 |
122/84/77/42 |
72/47/41/24 |
Elecciones 2015 |
123/90/69/40 |
109//89/71/48 |
61/45/39/28 |
Elecciones 2011 |
186/110/11/5 |
159/107/23/13 |
98/61/13/9 |
Elecciones 2008 |
154/169/2/0 |
150/156/12/2 |
93/97/7/0 |
Elecciones 2004 |
148/164/5/0 |
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Elecciones 2000 |
183/125/8/0 |
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92/70/10/0 |
La conclusión evidente es que los partidos se tendrían que esforzar mucho por mejorar la vida democrática por puro instinto de supervivencia y para poder alcanzar acuerdos de mínimo que beneficien al conjunto de los ciudadanos, y no solo a sus militantes. El beneficio democrático de un sistema como este, que propusimos hace años para regenerar la vida política (y que llamaremos Sistema Belge), supera con creces cualquier otro modelo. Garantiza el voto proporcional puro y favorece la gobernabilidad. Elimina de un plumazo el chantaje de los nacionalistas.© Belge