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¿De parte de quién está el Diablo?


Guste o no, Vladimir Putin nos ha hecho un favor a todos. No me refiero a los casi 1000 civiles muertos en el este de Ucrania, que ya serán más, sino a esa mayoría silenciosa pastoreada por periodistas a sueldo. Los columnistas de PFIZER nunca lo entenderán pero la realidad es tozuda. “La guerra es la continuación de la política por otros medios” dejó escrito Carl Von Clausewitz cuando la ciencia de la cronología ocupaba un lugar en los planes de estudio. Lo que viene a decir es que se negocia cuando se puede y se pelea cuando se debe.

El Destino es caprichoso y eligió a Donald Trump para restañar heridas y reconducir las relaciones con el Kremlin. Lo dejó cantado Sabina. Cuando menos se espera, va el Diablo y se pone de nuestra parte. El deslenguado líder de los Republicanos rebajó la tensión bélica en Siria y en Dombás y con ello salvó miles de vidas. Si alguien mereció nunca el Premio Nobel de la Paz ese fue, sin duda, el “odiado” Trump. Qué extraño todo.

La doble lealtad de los periodistas españoles, que se deben por igual a PFIZER y a La Caixa, no les ha impedido tomar partido en la Guerra de Ucrania. Los más tontos y venales se inventan poses y términos “woke”, al gusto de la Internacional Puritana, para hacer olvidar sus equidistantes artículos sobre el País Vasco y Cataluña. Pero las minorías rusas en Ucrania nos brindan una valiosa lección de Historia: durante los 8 años que ha durado el conflicto, se han mantenido firmes en primera línea de fuego. Lo más fácil siempre es esperar a que vengan los refuerzos a sacar las castañas del fuego. Que se lo digan al pueblo saharauí, que se puso de perfil cuando le tocaba “elegir” seguir siendo parte de España.

La Revolución Puritana ha derrapado en el Este de Europa. Primero fueron Polonia y Hungría, en defensa de sus valores, y ahora es Ucrania, meando fuera del tiesto. La falta de química personal entre Biden y Putin ha dado alas a las facciones más radicales y absurdas. Que los planes estratégicos del Imperio de la Triple A no eran esos lo evidencia el brusco giro de 180 grados en la política de vacunación forzosa e implantación del Pasaporte Sanitario. El ostracismo y el señalamiento de los disidentes han cesado de golpe en pos de lograr la Unión Sagrada de la Patria contra el Ruso.

Suena a chiste, pero es tan real como la nueva normalidad nazi que padecemos desde hace dos años: el coronavirus ha devenido gripe de toda la vida de un día para otro. Los médicos ya no deben informar y los pacientes contagiados ya no deben guardar cuarentena. Mueren en exceso los mismos o más que en 2020 y 2021, pero ahora el gobierno ha decidido que ya no es necesario contabilizar las defunciones. Los prolegómenos de la guerra proteccionista por el control de la anglobalización han finalizado y ahora toca excitar y movilizar al populacho.

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¿Quién te cae mejor, Biden o Putin?


El 91% exacto de los que accedieron a contestar la encuesta anónima en Twitter, lo hicieron a favor de Putin. Durante la primera hora, el presidente americano no logró ni un solo voto: el 100% de los usuarios eligió al desprestigiado líder ruso. Fue una intuición la que me impulsó a plantear la pregunta en esos términos. Pretendía verificar si existe disonancia entre la Opinión Pastorizada, y debidamente encauzada, y la opinión del público anónimo en las RRSS. Medir la distancia entre lo que siente la gente de forma espontánea y el discurso belicista que construyen los medios de comunicación. Al tratarse de una encuesta anónima, sin repercusión alguna, no existía sesgo. La pregunta obliga a razonar, desde la lógica interna de un sistema de valores, sin condicionar la respuesta.

Nadie lo va a reconocer, pero a todos les encanta Putin. Por el mismo motivo que adoraban de niños a Don Diablo y ahora les gusta Homer Simpson. Eso sí, en cuanto les ponen el micrófono delante, y les enfoca la cámara, se convierten en aspirantes a Miss España, deseando “la paz en el mundo”. Se activa automáticamente el mecanismo que han interiorizado desde críos, bajo la tutela constante de los padres y de los educadores.

Por algún motivo que desconocemos, la quinta columna de PFIZER en España tiene una opinión unánime sobre cualquier tema. La tercera dosis es mejor que la segunda, Ayuso es mejor que Casado, y Pablo Iglesias no acierta ni cuando rectifica. Ahora toca linchar a Putin y movilizar al ejército español para defender las fronteras ucranianas. Piden mano dura con los empresarios y deportistas rusos, esos mismos que nunca levantaron un dedo para señalar a los cómplices vascos y catalanes de ETA. Dicen que es una invasión, y no una guerra, los que llaman guerra a la Guerra de Siria, y no intervención militar. ¿Será para que olvidemos que han pasado 8 años desde que empezó la guerra en Ucrania?

No importa demasiado saber el porqué y el porqué no, tampoco si hay buenos o malos, ni quién se llevará el gato al agua. La pregunta pertinente es CUÁNDO. ¿Con cuánto tiempo han premeditado los puritanos esta crisis en Ucrania? Pista de ello nos da la extraña elección de Volodymyr Zelenski, el títere de televisión al que prepararon a conciencia para ejercer de Presidente. No es tanto por el porcentaje bananero con el que fue elegido como por la cuidada fase de preparación que lleva el sello americano. Empezaron a maquinar la cosa, cuando Hillary y Biden se quedaron fuera de la Casa Blanca. Siempre que el Deep State elige a un títere o actor para “representar” el papel de “buen político”, es para impulsar planes de guerra.

La Revolución Puritana en marcha empieza a mostrar el verdadero rostro de esa anglobalización decadente. No tiene demasiado interés hacer el inventario de agravios y comparaciones odiosas, porque los que peinan canas tienen memoria y recuerdan cómo fue la guerra fría. La crisis provocada en Ucrania, tras los prolegómenos políticos sanitarios, está moviendo a los columnistas de PFIZER a exigir el rearme del Ejército Alemán, financiado a pachas por los primos y los PIGS del SUR.

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El pagafantas y los columnistas de PFIZER


Blitzkrieg. El concepto lo acuñó el ejército alemán. Abrir brecha por sorpresa en las filas enemigas para facilitar el paso de las divisiones acorazadas y desorganizar la línea de defensa. Para cuando el objetivo se quiere reorganizar, ya ha sido derrotado. A grandes rasgos, es lo que le ha ocurrido a Pablo Casado, el “pagafantas” de la derecha española tras el pobre resultado cosechado en las Elecciones Autonómicas de Castilla y León.

Pablo Iglesias describió, en una de sus intervenciones parlamentarias, el papel que estaba jugando Pablo Casado al frente del Partido Popular: el de pagafantas.Es una forma mordaz de resumir la trayectoria del joven político castellano, desde que el barco se va a pique hasta que le tiran por la borda. Disfrazado de venerable abuela, Nuñez Feijoo, ya había subido sus dos apellidos al bote salvavidas y navegaba rumbo a Galicia.

En 3 días, todo el Almanaque de Gotha del columnismo español recibió la consigna de darle leña al mono. Le tocó faenar lo suyo a Cayetana Ávarez de Toledo, es de imaginar que por lo de la sangre azul. No le ahorraron ni las burlas subidas de tono, ni las humillaciones, para pasmo de una izquierda mediática que no sabía por donde arreciaba el temporal. Pero cuando rebobinamos mentalmente la película, y analizamos el reparto de papeles, observamos que no se dejó nada al azar.

A Pablo Casado, le tenían “marcado” desde que asume el timón de la embarcación. La primera noticia del Máster la filtra El Mundo el 17 de mayo de 2018. Es el rival a batir, toda vez que Soraya Saez de Santamaría suscita demasiada oposición interna. El rastro de tinta que dejan los caracoles en las hemerotecas nunca engaña. Fuera del foco quedaban a resguardo los futuros activos de la cantera gallega, esperando el momento de enseñar la patita, como acaba de hacer Adrián Pardo. La lógica, hasta ahora, era que a un candidato gallego le sucediera otro castellano, por el enorme peso de sus federaciones territoriales.

El líder del PP no era plenamente consciente de su vulnerabilidad. “Me he podido equivocar, pero no he hecho nada malo”. La frase con la que imploraba clemencia a sus verdugos evidencia sus males. Desde Murcia no sólo buscaban sacar del tablero a Pablo Iglesias, sino también provocar el relevo de Casado. No le hacían ascos a la idea de gestionar una GroSSe Koalitión llenita de euros. Pero sonó la flauta y tuvieron que aguardar hasta la siguiente cita electoral.

Casado no supo interpretar la huida de Pablo Iglesias y cometió el mayor error de su carrera política al no aprovechar la moción de censura de Murcia para convocar elecciones en Andalucía y Castilla -León. Entregar la iniciativa política a sus rivales y enemigos era exponerse a un final de navajas como el que hemos visto. La extemporánea campaña de Mañueco como telonero de las elecciones en Andalucía no es menos extraña que el airado victimismo de Isabel Díaz Ayuso. El que le comió la oreja a Pablo Casado sabía que la estrategia estaba condenada al fracaso. La pérdida de peso electoral de Castilla y León no tiene enmienda. El voto más fiel y decisivo se quedó confinado en casa.

El giro al centro y la estrategia de regeneración no suele funcionar. El PSOE lo intentó en los 90, y fracasó. Los conservadores han intentado clonar a Albert Rivera y ha acabado como el rosario de la aurora. Los partidos políticos son organizaciones cuasi mafiosas que nacen, crecen y desaparecen (con el dinero). En la mayoría de las regiones, el voto al Partido Popular ha quedado reducido a la mitad. El votante se ha hecho mayor y el relevo generacional no acaba de llegar. Para colmo de males, los más jóvenes y los más radicales prefieren a VOX. El rostro de los manifestantes de la calle Génova ilustra la cuadratura del círculo del pensamiento reaccionario o reactivo. Se aferran al espejismo de la victoria electoral de Ayuso sin pararse a pensar que PP y VOX no pueden sumar una mayoría suficiente para gobernar si salen a pescar votos en el mismo caladero. Con 4 grandes formaciones en liza, sería un milagro matemático que el PP de Feijoo alcanzara los 80 diputados para empatar con VOX. ¿De qué serviría?

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La Derecha Líquida


La abstención era el convidado de piedra de las Elecciones Autonómicas en Castilla y León. A la postre, ha resultado ser la clara vencedora de los comicios. La España Interior ha votado a su manera, desertando los colegios electorales. Ausencia notable por su calidad, que la Prensa servil se ha esforzado por silenciar. Aquellos españoles que acudían a todas las citas electorales, después de misa, han decidido que este régimen marxista y pandémico no va con ellos. Por primera vez en 45 años, se ha abstenido el voto de mayor calidad democrática: el voto del pueblo.
El tablero está convulso, puro terremoto de piezas menores y temblor de alfiles. Los que barruntan estrategias y publican sondeos para inducir tendencias mediáticas se han quedado con cara de haber perdido el escaque. No saben lo que pasa pero intuyen que no es bueno para ellos. Un país como España, deshuesado y desnortado, se encuentra huérfano de identidad, sin proyecto, en un mundo que ha devenido confuso. Caen una tras otras las grandes coartadas, las piezas del dominó administrativo. El simulacro de solidaridad enmascarada ha resultado ser un fallido estrepitoso, y ni siquiera ha servido para ocultar esa envidia amarilla de la que hablaba Quevedo. ¿La verdad? España empieza a dar pena.
La Oposición parlamentaria se quedó fuera de juego en el primer semestre de 2020, cuando tenía que haber exigido la cabeza de Pedro Sánchez en una pica. En lugar de eso, se fue a buscar tardanza y a urdir retórica y consignas. Es más: se hizo cómplice de un Estado de Excepción encubierto que el Tribunal Constitucional acabó declarando ilegal a todas luces. Nos mantuvo secuestrados y amenazados durante más de un año, fingiendo solvencia y liderazgo político.
Como consecuencia de una abstención de calidad, la que podía ser una victoria táctica del PP, se ha convertido en una victoria pírrica. Ya no le basta con ganar por la mano. Ha dilapidado ese plus de legitimidad que atesoraba en miles de municipios de la España Interior. A un año vista, dará igual si le saca 500.000 votos y 10 diputados al equipo de Santiago Abascal: señalado con el dedo por los puritanos, sin proyecto, echará de menos esa sufrida milicia popular. Incluso si suman 175 diputados por los pelos, tendrán enfrente todo el aparato burocrático. Ni siquiera es necesario predecir nada, Germania y sus satélites puritanos ya no disimulan: lo que va a pasar si PP y VOX logran sumar 90 y 85 escaños es actualidad en Polonia y en Hungría.
Al PP de Pablo Casado le va a ocurrir lo mismo que al PP de Rajoy y al PP de Aznar: no tener en cuenta que el “amigo americano” y el “socio alemán” barren a favor del PSOE. Siempre será su hijo de puta, como dijo Franklin Roosevelt al referirse a uno de sus títeres bananeros. Mariano Rajoy jugó la baza de la legalidad más esquisita, pero Merkel no dudó un instante en apuñarle y propiciar la Moción de Censura. Resumiendo, que es gerundio: los puritanos que han desvirtuado el Proyecto Europeo bendicen que ETA forme parte de un gobierno de la UE pero ven muy problemático que se postulen los partidos que intentan representar a sus votantes católicos.
¿Y qué hay de la pelea a navajazo limpio entre Ayuso y los hombres del presidente? En el PP madrileño, como ocurre en la FSM, larga es la tradición y habituales las traiciones. Se reparte mucho dinero en Madrid. Esperanza Aguirre no fue la primera en disfrazarse de verso libre para seducir a los alcaldes del Sur. Ayuso sigue el mismo guión que Cristina Cifuentes, Jaime González, Esperanza Aguirre y Alberto Gallardón ya habían interpretado, en la estela de Leguina. El formato de la autonomía madrileña se presta a ello.
El fondo del asunto, entre las formas y el trasfondo estratégico, es tan sencillo como examinar cómo ha evolucionado el historial laboral y financiero del hermano de la presidenta en el último lustro. Es la prueba del algodón que el 95% de los políticos no supera, y queda feo en el relato político, pero es algo así como el palo en la nariz que millones de personas tienen que soportar a diario. Cosas de la Democracia Pandémica y del Marketing Puritano. Se habla de izquierda líquida – para edulcorar el carácter totalitario del marxismo luterano – y a menudo se olvida que también existe una derecha líquida que no renuncia a controlar el centro del tablero. Por intuición o coincidencia de intereses, a Pablo Casado y a Santiago Abascal les conviene la misma transferencia de votos. Su prioridad es aprovechar la alta abstención y contrarrestar las nuevas marcas que se le ocurran a Pablo Iglesias y al lobby catalán. Con esa estrategia escenificada durante la pasada moción de censura, y testada ahora en Castilla y León, ambos partidos rozan la mayoría absoluta.

(c) Belge