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El triunfo de la socialdemocracia y la crisis de sus partidos


 

La socialdemocracia ha triunfado. No hay continente con mejores coberturas sociales, menos violencia, ni más riqueza que Europa. Todo un modelo de éxito aunque hoy necesite afianzarse con reformas que favorezcan la competitividad, desmonten fronteras internas o estabilicen las cuentas. Detalles de ajuste que no muestran decadencia sino corrección de excesos y apertura a la globalidad.

Quienes tienen problema son los partidos socialdemócratas, que, en esta fase de consolidación y contención, no están sabiendo hacer valer lo conseguido. Y, en un impulsivo intento de mantener un liderazgo ético, caen con facilidad en discursos que se alejan de la realidad, resbalando hacia la mera emoción.

El peligro de los partidos socialdemócratas está en los discursos, aparentemente inocuos, que incorporan emociologías como enganche, ya que no hay épica sin héroe ni héroe sin villano.

En la práctica, la socialdemocracia lleva tiempo apoyándose en las infinitas microemociologías (¿acaso no es manipulador acusar frívolamente de micromachismos?) que componen la presión de lo denominado como políticamente correcto.

¿El problema? A corto plazo no parece problemático, pero con el tiempo las emociologías generan vulnerabilidad. Se ha visto en EE.UU., donde los excesos de lo políticamente correcto han dado pie al triunfo de Trump con un discurso populista de derechas.

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La insoportable levedad democrática de la Unión Europea


La prueba del nueve.  El 1 de enero de 2002 entraba en vigor la Unión Monetaria contemplada en el Tratado de Maastricht y desarrollada el 2 de mayo de 1998 con el acuerdo que fijaba los 11 países que iban a adoptar el Euro como moneda. Fueron los 6 países fundadores de la CEE (Benelux, Francia, Alemania e Italia), Austria, Finlandia, Irlanda, España y Portugal. 9 de esos 11 países que conforman la UEM en sus inicios pueden definirse como mayoritariamente católicos y suman más de 200 millones de ciudadanos. Es un dato curioso por cuanto son los protestantes, que se bajaron del tren en marcha con disimulo, los que dominan la UE y dirigen su política económica, monetaria y comercial.

 

Inmediatamente después, se han ido incorporando a la Unión Monetaria una serie de países, como Grecia, Eslovenia, Chipre, Malta, Eslovaquia y las tres repúblicas bálticas. Aquí también la prueba del algodón de que solo los más pobres han sido obligados a adoptar el Euro es tan sencilla de hacer como comprobar que los Tchecos no están en la Unión Monetaria. Por si fuera poco, el Presidente de Letonia tuvo que reconocer a la Opinión Pública de su país, hostil al cambio de moneda, que había firmado una cláusula secreta 10 años antes a cambio de ser admitido en la Unión Europea.

 

Resulta importante recordar una serie de hechos silenciados por los Medios de Comunicación en Europa porque están en el origen de muchas de las tensiones políticas y desequilibrios económicos que están arruinando la Unión Europea.  Pero conviene proceder al análisis de un modo aséptico para evitar la carga emocional de cualquier juicio que nos llevaría a la conclusión de que el Euro es una moneda de “ricos” diseñada para “colonizar” y “someter” a los pobres. Y no es ninguna casualidad que el intento de forzar la máquina en Ucrania, en contra de lo acordado por EEUU y Moscú en 1991, estuviera condenado a provocar un conflicto bélico. Tampoco es ningún misterio que los países que fueron obligados a adoptar el Euro sigan sin superar la crisis financiera del 2007.

El método que propongo, y que podría perfeccionarse en cualquier departamento universitario de Ciencias Políticas, es de tipo “estructural”.  Se trata de comparar el cuadro que resulta de la evolución de la Unión Económica y Monetaria desde el 2 de mayo de 1998 con el conjunto de las anomalías políticas, económicas y financieras que se han registrado en toda Europa.  La aparición de simetrías reconocibles y de pautas recurrentes serviría de punto de partida original para un análisis más exhaustivo.

Sirva un ejemplo.  Si definimos un concepto básico y transversal como: “países europeos en los que han ocurrido cosas que no habían ocurrido antes” nos sale una primera lista compuesta por  Irlanda, Islandia, Reino Unido, Portugal, España, Italia, Francia, Austria, Malta, Chipre, Grecia, Ucrania y Rusia. En negativo, los países en los que NO han ocurrido cosas anómalas son: Alemania, Suecia, Dinamarca, Noruega, Suiza, Tchequia, Hungría, Croacia, Eslovenia, Serbia, Albania, Polonia, Finlandia, Letonia, Lituania y Estonia.  Al comparar esas listas con el mapa de la UEM, aparece una primera simetría de forma nítida.  Podría describirse como que: “en los países comprometidos/relacionados con la Unión Económica y Monetaria han ocurrido circunstancias políticas (y financieras) que no se habían producido antes”.

País Anomalía Policial Anomalía Política Anomalía Económica Anomalía Financiera
Francia Atentado Bataclan
Atentado Niza
Crisis Refugiados
Caso Jospín
Caso DSK
Caso Fillon
Caso Sarkozy
No a la Constitución Europea
Reforma Territorial
Fraude Societé Generale, BNP
Fuerte Endeudamiento
Público
Déficit Galopante
Crecimiento del Paro
Inmigración Masiva
Deflación china
CAC 1998: 4200
CAC 2017: 5300
Italia Crisis Refugiado Caso Berlusconi
Gobierno Monti
Gobierno Renzi
Manos Limpias
Operación Grillo
Intervención
Subida Prima Riesgo
Alto endeudamiento
Crecimiento Paro
Crecimiento Deuda Pública
Quiebra sistema financiero
Evasión de Capitales
Déficit Galopante
Inmigración masiva
Deflación china
MIB 1998: 37000
MIB 2017: 21400
España Atentado 11M
Crisis Refugiados
Operación Podemos
Operación Rivera
Secesión en Cataluña
Operación Bankia
Caso Gurtel
Quiebra fraudulenta Cajas de Ahorro
Evasión de Capitales
Destrucción 6 millones empleos
Crecimiento Deuda Pública
Déficit Público galopante
Inmigración Masiva
Deflación china
IBEX 1998: 11.000
IBEX 2017: 11.000
Reino Unido Atentado Londres 2004 BREXIT
Operación MAY
Referendum Escocia
Crisis subprime
Rescate Bancos
Crecimiento Deuda Pública
Inmigración
Ft100 1998: 6200
Ft100 2017: 7300

(C) Belge.

El escándalo político de las prejubilaciones (2)


El verdadero escándalo de la prejubilación de los trabajadores de grandes empresas y corporaciones no es su coste financiero sino el error de diagnóstico. Al margen de que los sectores que más han abusado de esa estrategia son los que menos han renovado su plantilla, la Banca es un claro exponente de lo caro que les ha resultado cambiar empleados experimentados que conocían los riesgos del mercado por unos jovenzuelos serviles y codiciosos solo preocupados por sus comisiones.  Se habría ahorrado no pocos disgustos y mucho dinero, porque estos “viejos” trabajadores de 55 conocían a sus parroquianos tanto como su oficio.

El coste horario del sector bancario era, junto con la construcción, uno de los más elevados en España.  En los años 2007 y 2008, cuando estalla la Crisis Subprime, supera holgadamente los 40 euros por hora. Al prejubilar al 40% de los 270.000 empleados, con cargo a la Seguridad Social y ahorrándose unos 20.000 millones de euros en indemnizaciones,  bancos y cajas han aligerado su factura anual en más 1.000 millones de euros.

La segunda derivada de jubilar anticipadamente a la “élite” salarial del mercado laboral, es que 1 millón de personas activas, con contactos y conocimientos, se han pasado al submundo de la economía sumergida. ¿Cuántos empleos han resultado destruidos en España, en plena crisis, por estos nuevos “pensionistas”?  Los periodistas prejubilados en RTVE, con sueldos superiores a los 3.000 euros netos mensuales, se han estado paseando por tertulias, haciendo reportajes fotográficos y escribiendo con regularidad en los periódicos. Los empleados de banca han estado llevando contabilidades, trabajando como comerciales o asesores financieros, etc.  A diferencia de lo que venía ocurriendo hasta la fecha, no han sido las empresas privadas con los trabajos más “penosos” las que se han beneficiado de estas “amigables” prejubilaciones, sino los sectores mejor pagados, casi públicos y con la mayor esperanza de vida. El mundo al revés.

La tercera derivada es de tipo humana y social.  Los hijos mayores de los trabajadores prejubilados con 53 años tenían, a lo sumo, 18 años cuando sus progenitores fueron despedidos tras años de “buenos y leales servicios”.  Todo un referente moral  perverso para una generación de clase media acomodada que nunca tuvo que esforzarse demasiado. Su tentación de prestar oído a los cantos de sirena de radicales, populistas y demagogos constituye, como ya se puede apreciar, un verdadero riesgo para el sistema. Ese millón de prejubilados forzosos han sumado 4 millones de votos para Podemos.

(c) Belge

El escándalo político de las prejubilaciones


Decía un viejo sociólogo francés, cuyo nombre no alcanzo a recordar, que los jóvenes tienden a ser radicales y violentos hasta los 28 años. Pasado ese tiempo, se acomodan, se tranquilizan, y ya no suponen un “riesgo” para el Sistema, entendido como el conjunto de normas, tradiciones y equilibrios que hacen posible la vida en sociedad en un universo urbanizado y concentrado. Lo escuché hace más de 30 años, y lo he recordado en muchas circunstancias.

La nefasta llegada al poder de Rodríguez Zapatero ha traído a la vida de los españoles una “nueva” forma de hacer política, basada en el concepto marxista de la “confrontación” social. El Otro es el enemigo que impide “progresar” hasta el Paraíso.  Y lo peor, es que esa “praxis” de inequívoca identidad marxista está siendo financiada con generosidad por Bruselas con Fondos Europeos.  A los pocos e inexperimentados políticos que se atrevieron a denunciarlo, con datos asombrosos , les lincharon en los medios de comunicación.

La cultura totalitaria de la suspicacia enfrenta a las mujeres con los hombres, a los niños con los padres, a los alumnos con los profesores,  a los adolescentes con los viejos, a los que tienen un trabajo precario con los que tienen un contrato fijo, a los pobres con los ricos, a los urbanitas contra el mundo rural, a los que votan bien contra los populistas que votan mal, a los vecinos de los Bajos contra los que viven en los Áticos,  a los consumidores que usan Tarjetas contra los que pagan en efectivo…La lista es extensa, y en todos los casos los periodistas, sumisos, se encargan de delatar a los “malos”.

La confrontación generacional es, sin duda, una de las herramientas más destructivas de la Política, porque coloca violentas cargas de profundidad en el mismo corazón de la sociedad. La deflagración de la primera mitad del siglo XX fue tal en Europa que se llevó por delante la vida de 100 millones de seres humanos. Hicieron falta 100 millones de muertos para que la Política en Europa abandonara los perversos conceptos de la “lucha de clases” y se recuperara los conceptos cristianos de “comunidad” y de “familia”.

El estallido de la crisis subprime en 2007 fue un magnífico pretexto que usó Zapatero para enfrentar a los “jóvenes” con sus “mayores”.  Fueron cebados políticamente con Becas Erasmus, con generosas ayudas al alquiler, y con promesas demagógicas. Eran la Generación Mejor Preparada de la Historia, a la que unos viejos apalancados y corruptos estaban robando el futuro y obligando a emigrar.

Ese caldo de cultivo, unido a las maniobras de altos cargos del PSOE para crear el embrión de PODEMOS desde 2008, es la verdadera causa de la política de prejubilaciones en España.  En ningún otro país del mundo ha ocurrido nada semejante.  Toda una generación en activo, con poco más de 50 años, ha sido jubilada a la fuerza, con el agravante que se trataban de sectores regulados y profusamente financiados  desde los Presupuestos Generales del Estado.  Los periodistas de 52 años prejubilados en RTVE nada tienen que envidiar a los empleados de banca o de Telefónica que se han ido a casa con sueldos vitalicios de 3.000 euros al mes.

Desde 2008, ya se han prejubilado más de 80.000 empleados de bancos y cajas de ahorros, y se estima que en 2019 se habrán ido a su casa 120.000 de los 270.000 trabajadores del sector.  Se da la circunstancia que esas Cajas de Ahorro, en las que abundaba un personal contratado por razones políticas, han tenido que ser rescatadas con cerca de 100.000 millones de euros del FROB.  Si extrapolamos esas cifras, aparece que casi un 30% de toda la masa laboral ha sido prejubilada entre 2007 y 2017: Un millón de personas, con una edad comprendida entre los 53 y los 56 años.

Las consecuencias perversas

El verdadero escándalo de la prejubilación de los trabajadores de grandes empresas y corporaciones no es su coste financiero sino el error de diagnóstico. Al margen de que los sectores que más han abusado de esa estrategia son los que menos han renovado su plantilla, la Banca es un claro exponente de lo caro que les ha resultado cambiar empleados experimentados que conocían los riesgos del mercado por unos jovenzuelos serviles y codiciosos solo preocupados por sus comisiones.  Se habría ahorrado no pocos disgustos y mucho dinero, porque estos “viejos” trabajadores de 55 conocían a sus parroquianos tanto como su oficio.

El coste horario del sector bancario era, junto con la construcción, uno de los más elevados en España.  En los años 2007 y 2008, cuando estalla la Crisis Subprime, supera holgadamente los 40 euros por hora. Al prejubilar al 40% de los 270.000 empleados, con cargo a la Seguridad Social y ahorrándose unos 20.000 millones de euros en indemnizaciones,  bancos y cajas han aligerado su factura anual en más 1.000 millones de euros.

La segunda derivada de jubilar anticipadamente a la “élite” salarial del mercado laboral, es que 1 millón de personas activas, con contactos y conocimientos, se han pasado al submundo de la economía sumergida. ¿Cuántos empleos han resultado destruidos en España, en plena crisis, por estos nuevos “pensionistas”?  Los periodistas prejubilados en RTVE, con sueldos superiores a los 3.000 euros netos mensuales, se han estado paseando por tertulias, haciendo reportajes fotográficos y escribiendo con regularidad en los periódicos. Los empleados de banca han estado llevando contabilidades, trabajando como comerciales o asesores financieros, etc.  A diferencia de lo que venía ocurriendo hasta la fecha, no han sido las empresas privadas con los trabajos más “penosos” las que se han beneficiado de estas “amigables” prejubilaciones, sino los sectores mejor pagados, casi públicos y con la mayor esperanza de vida. El mundo al revés.

La tercera derivada es de tipo humana y social.  Los hijos mayores de los trabajadores prejubilados con 53 años tenían, a lo sumo, 18 años cuando sus progenitores fueron despedidos tras años de “buenos y leales servicios”.  Todo un referente moral  perverso para una generación de clase media acomodada que nunca tuvo que esforzarse demasiado. Su tentación de prestar oído a los cantos de sirena de radicales, populistas y demagogos constituye, como ya se puede apreciar, un verdadero riesgo para el sistema. Ese millón de prejubilados forzosos han sumado 4 millones de votos para Podemos.

(c) Belge