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La Moncloaca

Se abrió la Caja de Pandora y salieron todos los males de la tierra. En el fondo, quedó la esperanza. En agosto de 2016, cuando Pedro Sánchez insistía en el No es No, y Albert Rivera le cortaba la retirada al PP, explicamos en detalle el motivo por el que Mariano Rajoy no podía ni debía enfrentarse solo a la Insurrección catalana que tenían programada y anunciada los nacionalistas y la izquierda batasunizada. Abogábamos desde INLUCRO.ORG por repetir las elecciones con otro candidato. El objetivo del “sacrificio de dama” era mantener la iniciativa y evitar la alianza táctica de Psoe, Podemos y Ciudadanos para tomar el castillo. En lugar de eso, cuando salió Felipe González con la Sota de Bastos a poner orden en la baraja socialista, empezó la Operación Diálogo en el centro del tablero.  Mariano Rajoy no vio venir la celada.

El tono de las recientes filtraciones atribuidas al Comisario Villarejo es revelador. Empresarios, jueces y funcionarios corruptos que chismorrean en urinarios públicos, cotillean y ventilan la sórdida doblez de la política. Todos esos personajes  venales delatan la existencia de una Administración paralela y maloliente que funciona al margen de la legalidad y de la moralidad.  Es La Moncloaca.

Supimos de la existencia de esos sótanos cuando organizaron el magnicidio del Almirante Carrero Blanco, el político encargado de supervisar la Transición a la Democracia. Aquel pecado original iba a constituir el principal Talón de Aquilés del Régimen del 78, y 40 años después comprobamos cómo esos mismos nacionalistas siguen determinando en su provecho, una y otra vez,  el destino de los españoles.  El GAL, el 11-M y el 1-0 no pueden ser películas muy diferentes de la que se está rodando si las protagonizan los mismos actores.

José María Aznar ha escrito un libro, al parecer bastante comedido, en el que vuelve a escena con  un velado reproche político a Mariano Rajoy. No hay duda que la Operación Diálogo montada por el PSOE y Ciudadanos fue una celada, pero no es menos cierto que el recurso contra el Estatut dejó desarbolado al PP en Cataluña. En ambos casos, Aznar y Rajoy  subestimaron la fuerza de los nacionalistas y el verdadero alcance de la estrategia de la Izquierda.

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han asaltado La Moncloa desde los sótanos y han dejado las puertas abiertas. Emana un olor pestilente a rata muerta y aguas corrompidas. Aunque pretendan perpetuarse en el Poder con la complicidad de los periodistas más corruptos del Reino, y haciendo turismo por medio mundo, es improbable que lo consigan. La plaga de cucarachas en Barcelona y el olor a mierda de Moncloaca son insoportables.

(c) Belge

 
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