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La Revolución Puritana (25):El viejo macarrismo y el nuevo macartismo

El macartismo es un concepto político que se acuñó en los años 50 para referirse a acusaciones infundadas de deslealtad, subversión o traición a la patria, sin ajustarse a los procedimientos legales ni respetar los derechos del acusado. Nieto de una alemana, Joseph Raymond McCarthy descubrió muy pronto, como tantos otros chicos listos de la Administración Truman, que la forma más sencilla de disimular sus sospechosas simpatías filogermanas era arremeter contra la URSS y predicar un anticomunismo visceral. La caza de brujas en nombre de la libertad se prolongó durante 6 largos años en EEUU y dejó bastante ahumada la Estatua de la Libertad.

Nancy Pelosi es la Barbie Bruja del Partido Demócrata. Como Presidenta de la Cámara de Representantes ha anunciado un segundo intento de Impeachment, aprovechando que su Potomac natal pasa por Washington D.C. Justicia poética, dirán, pero más bien parece un remake de la Venganza de los Sith. El becario encargado de redactar la acusación no ha desperdiciado ni una coma para los matices: “Incitación a la violencia contra el gobierno de los Estados Unidos”. Le reprochan esta arenga patriótica a sus seguidores: “Si no lucháis como leones, os quedaréis sin país” para justificar que ha “traicionado su funciones como Presidente y amenazado la seguridad del país y la integridad del sistema democrático”.

Si algo caracteriza los regímenes totalitarios es el empeño especial que ponen siempre en formular acusaciones ridículas. Podría definirse como terrorismo judicial. Si no es impúdica y grotesca, una acusación injusta no alcanza sus verdaderos objetivos. Si no te pueden condenar a muerte por meter clavos en los huevos, ¿a quién van a asustar? No contento con robar las elecciones americanas de forma tercermundista, el Deep State que protagonizó el esperpéntico asalto fake del Congreso acaba de acusar formalmente a Donald Trump de asustar a las gallinas ponedoras y sabotear la Producción de Huevos.

El baneo y escarnio público al que ha sido sometido el Presidente de EEUU no tiene precedentes. Lo más cercano se remonta al proceso de excomulgación con el que la Iglesia amenazaba a los Príncipes díscolos para meterles en cintura. Donald Trump ha sido literalmente excomulgado por la Nueva Iglesia Puritana. El linchamiento persigue a sus seguidores y votantes, busca dejarlo aislado y desacreditado. Es saña, tanta que delata un odio cerval hacia esa América del Interior que se vio representada contra todo pronóstico. Como no podía superarla democráticamente, maquinaron un pretexto para llenar las urnas de votos en la trastienda del Servicio Postal.

A Donald Trump no le van a perdonar que les haya dejado en ridículo, con el culo al aire, delante de todo el planeta. Es literalmente imposible pensar de buena fe que el Partido Demócrata ganó las Elecciones. Y en los próximos 4 años, los seguidores que no se aparten de Donald Trump, e insistan en recordar que los Demócratas organizaron un pucherazo africano con la ayuda de la CIA, serán encarcelados, acusados de ser terroristas. La caza de brujas ha empezado. ¿Qué mejor ocasión para amordazar a los disidentes e impulsar la Revolución Puritana?
© Belge
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