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La Revolución Puritana (40): La ironía del Destino

Se quejaba Gabriela Bustelo, columnista y usuaria de Twitter, que la ironía había desaparecido del debate habitual en España. No le falta razón. Cuando el español usa la cabeza, embiste. Pablo Iglesias ha salido (del gobierno) a calentar el partido con palabras gruesas e insultos tabernarios. Pero, se mire como se mire, irónico es un rato que salga del gobierno con aspavientos murcianos para ayudar a Pedro Sánchez a ganar las elecciones en Madrid.

El sentido del humor y la vena sarcástica forman parte del bagaje genético de los pueblos del Mediterráneo, abrumados por siglos de penurias y desdichas. Cuando el español canta, o está jodido o poco le falta. Se ríe en defensa propia, con esa gracia de los pueblos a los que el invasor derrota pero no somete. Entre la navaja de Albacete en el refajo y la espada de Toledo en la cintura, la ironía es la daga florentina oculta en la manga ancha de un vestido de fiesta.

Y luego está la Gracia de Dios. Por supuesto. Eso que los franceses llaman “ironie du sort”. Traducida literalmente, la expresión se queda corta. Es algo más que la ironía del destino, de la suerte. Con toda su verborrea nihilista, Nietzche nunca alcanzó a entender esa finura latina que nos permite hablar de tú a tú con Dios y apreciar sus divertidas ocurrencias. Nos recuerda que cuanto más oscura es la noche, más brilla la luz de una triste vela.

Hoy saltaba la noticia de que el hermano de Inaki Gabilondo formará tándem en Madrid con Hana Jalloul. Secretaria de Estado teñida de bote y con apellido libanés, tenía que ser experta en terrorismo yihadista. ¿Qué sino? Por aquello de que los emigrantes españoles dominamos todos los palos del Cante Jondo y damos el pego como toreadores, la futura cuñada política de Iñaki aspira a granjearse el voto nacionalizado de la nutrida y subvencionada colonia norteafricana. Tiene su gracia. A bote pronto, no se me ocurre nada más alejado del machismo que exporta Marruecos que la cultura libanesa expatriada y refugiada en todas las universidades de Europa.

La candidatura que el PSOE presenta para heredar los votos de Cs tiene más morbo que Rociíto y Antonio David compartiendo tertulia política en el plató de La Sexta Noche. Le han puesto a huevo el eslogan para una campaña del “non dit”: “Solo diré que no diré nada (del 11-M)”. A Gabilondo, le ponen un micrófono delante y se nos arranca por Loquillo: “Mi fama me precederá, hasta el infinito y más allá, vive Dios, escrito está, si te doy mi palabra, nunca se romperá. No vine aquí para hacer amigos, pero sabes que siempre puedes contar conmigo. Hombre de bien, a carta cabal, e igual que tu, feo, fuerte y formal”. Lo dicho: cuando el político canta, o estamos jodidos o poco nos falta.

© Belge
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