No se elige el momento para comprar una primera vivienda, es el momento el que decide. Una regla no escrita del sector inmobiliario reza que se compra cuando se puede y no cuando se quiere. Es la mejor razón para atarse al mástil y no sucumbir a los cantos de sirena de la profusa propaganda que patrocinan los ideólogos de la movilidad social. El que vive de alquiler, vive de prestado en su propia cabeza.La primera elección táctica que debe hacer la persona que aspira a emanciparse de sus padres es decidir si se compra primero un coche o una vivienda. Ser un canto rodado o la piedra angular de su propia Casa. No es fácil. Comprarse la primera vivienda es más barato, pero el automóvil está rodeado de un aura mística y cargado de intencionalidad sexual.Es una paradoja económica que se puede explicar con sencillas fórmulas actuariales: el primer coche que puede comprar un adolescente es el más caro que se pueda comprar en toda su vida, y la primera vivienda, la más barata. El primer coche en España cuesta 20 años de salario estándar (360.000 euros). La primera vivienda le proporcionará un rendimiento neto equivalente al ahorro de 20 años de salario (300.000 euros).Del hecho descrito se derivan una serie de corolarios y de principios. Si el Alquiler y el Coche hipotecan la libertad económica del individuo, y la Propiedad se la garantiza, su elección más importante es decidir el lugar en el que quiere vivir. El mundo es muy vasto, pero conviene recordar el adagio : “Los que cruzan los mares cambian de cielo pero no de condición”. No parece que tenga mucho sentido, a priori, emigrar a Berlín o Copenhague para ejercer de camarero.El segundo paso es tan importante como el primero. Como cantaba Georges Brassens, andar es cojear de las dos piernas. La primera vivienda es necesariamente utilitaria. Sirve de matriz para lo que será un futuro hogar. Muchos progenitores cometen el error de querer allanar un camino que sus hijos deben recorrer solos. No les dejan aprender. Si la mochila pesa más que las fuerzas, todos los caminos pican hacia arriba. La mejor inversión no es el piso que más nos gusta o apetece, sino el que podemos pagar y vender.Un corolario necesario que se suele olvidar es que lo que no se puede pagar tampoco se puede financiar. La ideología del Crédito, patrocinada por el sistema financiero, ha confundido a toda una generación a la que nunca ha faltado de nada. Ha hecho creer a muchos que no tenían que elegir entre coche y casa, que podían “financiar” las dos cosas a la vez. El coste del engaño para España ha sido un déficit de 300.000 millones de euros. En otras palabras: Dios proveerá, y te indicará el camino correcto, pero no es un sherpa que cargue con tu pesada mochila. En todo momento, debes caminar con tus propias fuerzas.El valor de una primera vivienda, ya sea nueva a estrenar o usada, lo determina la distancia entre una serie de círculos concéntricos. Si la distancia se puede recorrer andando tiene más valor que si se necesita coger el coche. Si cada uno de los miembros de un hogar recorre diariamente 20 km, la distancia a pie es 10.000 euros al año más barata que en coche, y el piso valdrá 2.000 euros más por m2 edificado. A partir de un radio de 10 km, el piso se abarata en 20 euros por m2 y km entre círculos.Con ese sencillo baremo, que ideamos hace unos años, se puede valorar de un modo objetivo cuando resulta más barato comprar en el Centro de una ciudad o en la periferia, en función de los desplazamientos, de la necesidad de comprar un segundo coche y del propio precio del piso.(c) Belge. (29/11/2016