Llegó el ansiado día 10, al que debía esperar Juan Previsor.En realidad la impresión ya se podía realizar desde hace unos días, pero el amigo de Juan Previsor no le llamó para advertirle de esta posibilidad. Así que puntualmente acude a verle, para imprimir la declaración correcta y llevarla a la Delegación, junto con un escrito que indique que sustituye a la ya presentada.
- ¿Os han devuelto el importe solicitado en la declaración presentada?, le pregunta el amigo.
- Sí, a los ocho días justos, responde Juan Previsor.
- Entonces hay que cambiar, tenemos que presentar una solicitud de ingresos indebidos. ¿No te importa esperar un rato, verdad?
- No, no, lo que necesites.
El amigo imprime, no obstante, la declaración correcta, para adjuntarla con un escrito que se pone a hacer en el ordenador. Después de un rato ya sale por la impresora la rimbombante solicitud de ingresos indebidos.
Toma, lleva las dos copias a la Delegación, una para ellos y otra, en la que te pongan el Registro de Entrada, para ti. La continuación del cuento tiene dos posibilidades:- La más probable. Le devuelvan inmediatamente la diferencia solicitada. Fin de la historia, el amigo no volverá a ver a Juan Previsor hasta el año que viene (salvo que antes tenga algún requerimiento de algo).
- Que esa devolución tarde un tiempo. En ese caso el amigo tendrá a Juan Previsor cada cierto tiempo preguntándole qué pasa y echándole en cara qué coños (con perdón) ha hecho.