La Revolución Puritana (19): Historia de un Genocidio


En sus orígenes, el puritanismo ya era una doctrina feudal y muy radical que pretendía monitorizar la reforma anglicana . Es la versión inglesa del calvinismo y del jansenismo, y como esas otras herejías protestantes, se caracterizó por su odio visceral a los católicos y a la cultura española. Con el paso del tiempo, se fueron acentuando esas ideas racistas y dio nacimiento a unos planteamientos verdaderamente supremacistas y eugenésicos. Con Maltus, Darwin y Spencer, devino la ideología dominante del Imperio Británico. Desde entonces hasta hoy, son legión los mercenarios que han intentado disfrazar los postulados racistas del puritanismo de religión científica.

No hay que rascar mucho en sus escritos para descubrir que los tres consideraban que la especie humana (predestinada) mejora eliminando a los más débiles y desfavorecidos. Postulaban dos métodos básicos para alcanzar su objetivo. Uno, activo o positivo, y otro, preventivo. Maltus abogaba por provocar epidemias, guerras y hambrunas para acabar con los pobres, y recomendaba medidas políticas para “controlar la natalidad” de las razas inferiores. Esa corriente puritana se volvió tan popular en la Inglaterra Victoriana que un primo de Charles Darwin se lanzó a fundar la Sociedad Eugenésica Británica al principio del siglo XX, tras inventar un palabro griego para definir “la pureza de la raza superior”.
Hasta que Alemania llevó la causa a su paroxismo, fueron legión los científicos y políticos anglosajones que aportaron con entusiasmo su granito de arena al Muro de la Infamia Universal. En EEUU, el eminente biólogo Charles Davenport celebraba en 1924 que un activista alemán, un tal Adolf Hitler, hubiera organizado protestas públicas en favor de la eugenesia. Los estudiosos calculan que millones de seres humanos inferiores fueron esterilizados en EEUU, Canadá, Reino Unido, Suecia, Alemania y demás naciones que hoy integran el Imperio Puritano de la Triple A.

La única que se opuso a esa deriva fue la Iglesia Católica. Como tal sociedad católica, y a pesar de la creciente influencia del PSOE, España fue de las pocas naciones que se opuso a esas políticas de limpieza y exterminio raciales. El denostado Antonio Vallejo Nájera lo rubricó por escrito, describiendo la eugenesia negativa como principio farisaico inadmisible en los pueblos civilizados: “Pretextan que la esterilización eugénica evitaría el desarrollo progresivo de las enfermedades degenerativas hereditarias, la decadencia psíquica de las razas… Así se disculpa un atentado de lesa humanidad (…) La ley de esterilización norteamericana nace más de un prejuicio racial que de razones eugénicas. El prejuicio contra la raza negra ya se manifiesta en una ley votada en 1855 por el Estado de Kansas (…)Deformada la finalidad de la ley de esterilización, constituye, en realidad, un arma contra la raza negra, y una medida de defensa contra las uniones entre blancos y negros, vistas con tanta hostilidad en la sociedad estadounidense”.

La Historia de los numerosos crímenes de lesa humanidad que se cometieron en EEUU durante más de medio siglo merece, sin duda, un capítulo aparte. Aunque solo fuera porque ese puritanismo supremacista, que ha rebrotado con fuerza de mano de algunas Fundaciones, constituye el verdadero núcleo duro de muchas de las medidas que conforman la famosa Agenda 2030 y puede estar relacionado con la misteriosa Epidemia de SARS COV 2. En ese sentido, se ha podido leer estos días que la nueva vacuna de Pfizer contra el Coronavirus podría provocar esterilidad en un elevado número de casos. No es una alerta descabellada. Encaja con la extraña realidad estadística que estamos observando en todo el mundo, con un 75% de víctimas oficiales en países católicos. La entusiasta campaña a favor de la vacunación obligatoria por parte de líderes políticos tan lamentables y sospechosos como Pedro Sánchez causa algo más que disonancia cognitiva.

(c) Belge

La Revolución Puritana (18): El Riesgo de Longevidad Excesivo


La política puritana de Eutanasia Activa iba a titularse Historia de un Genocidio Ordinario, pero ocurre a menudo que la realidad supera la ficción. Hace unos años, como hacía el principio de la Era de las Torres Gemelas, las aseguradoras anglosajonas y sus fondos de pensiones inventaron una serie de derivados financieros para cubrir el Riesgo de Longevidad que pesaba sobre sus cuentas. Así es como el SWAP de Longevidad sirvió de caballo de Troya para introducir el concepto de Longevidad Excesiva en la Agenda Política del FMI y blanquear un debate eugenésico infame: Los jubilados viven demasiado y eso supone un riesgo.

Desde el punto de vista financiero, una Pandemia es un Cisne Negro. Para los Hegde Funds especializados en predecir sucesos imposibles, es algo así como acertar el Euromillón. En los 20 años que van de esta nueva era, lo han conseguido 3 o 4 veces. Milagroso. El dinero que acaban de ganar, con la muerte prematura de millones de pensionistas y el colapso de la economía, es sencillamente imposible de cuantificar.

Pero no son las aseguradoras y los Fondos de Cobertura las únicas aves que vuelan en círculos.Cada anciano que cae, víctima del Coronavirus, es un cheque al portador para la Administración española. Del orden de los 100.000 euros netos, por el ahorro de costes y el Impuesto de Sucesiones.2020 se va a saldar con 100.000 pensionistas menos en la nómina del Estado. Es un beneficio de 10.000 millones de euros, tirando por lo bajo. Si el incremento de la tasa de mortalidad se cronifica y estabiliza, esa ganancia será anual. Es el sueño húmedo de los jóvenes puritanos españoles, que llevan años soñando con la herencia de sus mayores. Todo les es debido, por derecho de nacimiento.

La epidemia de SARS COV 2 empezó en Italia y en España, casi al mismo tiempo, y se contagió por las Costas sin pasar por el interior. Lo que descarta que se originara en China meses más tarde, si hubiera empezado en un mercadillo de Wuhan, es que los primeros brotes del contagio se habrían registrado en Roma y en Madrid antes que en todo el litoral. Pero lo que han gastado los Puritanos en silenciar los hechos delata la premeditación con la que han actuado. ¿Para qué iban a querer crear confusión estadística si no fuera para ocultar los rastros del Cisne Negro?

Utilizando las estadísticas del Servicio de Vigilancia de la Mortalidad Diaria, del EuroMomo y de su equivalente norteamericano, podemos extrapolar que en 18 meses de contagio habrán fallecido 4 millones de pensionistas y se habrá reducido la esperanza de vida en las regiones católicas de Europa y América. Para que España se parezca un poco más a la saneada y luterana Alemania, y pueda esquivar el temible Riesgo de Longevidad Excesiva, debe superar las 520.000 defunciones por año, en lugar de las 350.000 de su registro histórico.
© Belge

El exceso de mortalidad en EEUU


El estudio del Dr Yanni Gu ha levantado ampollas en EEUU y el mainstream mediático se ha apresura a contrastar sus conclusiones aparentes con su propio análisis acerca del exceso de mortalidad registrado desde el mes de marzo. De paso, corrobora las grandes primicias que hemos venido investigando en INLUCRO desde el mes de febrero y publicamos en el libro INMUNIDAD DE REBAÑO.

Dice el NYT, en su cuenta de Twitter: “Nuestro análisis de los datos de los CDC muestra que 345,000 personas más de lo normal han muerto en los EE. UU. Entre el 15 de marzo y el 14 de noviembre. Esa cifra, conocida como exceso de muertes, es un 41% más alta que el recuento oficial de muertes por coronavirus”. 

La noticia, íntegra, que publican con sus estadísticas, tiene un mayor alcance del que esperan. En  realidad, verifica el estudio del Dr Yanni GU y aporta sólidas pruebas que confirman nuestra teoría: la epidemia de SARS COV 2 afecta sobre todo a los católicos. En los meses de marzo y abril, el exceso de mortalidad registrado en la región de los Grandes Lagos se disparó hasta  las 150.000 víctimas. 

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Por algún motivo extraño, el coronavirus no afecta a protestantes, judíos, musulmanes, ni a africanos y asiáticos. La comunidad católica, que pesa un 15% en todo el mundo, copa el 75% de las muertes. Era así en febrero y marzo, cuando lo intuimos, y lo sigue siendo en diciembre, después de 1,5 millones de muertos.  Sigue leyendo El exceso de mortalidad en EEUU

Cuando censuran a los científicos por hacer preguntas…


Reproducimos el estudio científico de Yanni Gu, un investigador del Instituto Johns Hopkins, censurado por plantear preguntas incómodas. La excusa peregrina que le han dado es que “podía ser malinterpretado”. O sea: censuramos que la Tierra es redonda porque le podría dar a la gente por irse a dar la Vuelta al Mundo.

Una mirada más cercana a las muertes en EE. UU. Debido al COVID-19
Por YANNI GU | 22 de noviembre de 2020

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CORTESÍA DE GENEVIEVE BRIAND

Después de recuperar datos en el sitio web de los CDC, Briand compiló un gráfico que representa los porcentajes del total de muertes por categoría de edad desde principios de febrero hasta principios de septiembre.

Según esos nuevos datos, Estados Unidos ocupa actualmente el primer lugar en el total de casos de COVID-19, casos nuevos por día y muertes. Genevieve Briand, directora asistente del programa de maestría en Economía Aplicada en Hopkins, analizó críticamente el efecto del COVID-19 en las muertes en EE. UU. Utilizando datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en su seminario web titulado “Muertes por COVID-19: Una mirada a los datos de EE. UU. “

Desde mediados de marzo hasta mediados de septiembre, el total de muertes en EE. UU. Alcanzó los 1,7 millones, de los cuales 200.000, o el 12% del total de muertes, están relacionadas con COVID-19. En lugar de mirar directamente las muertes por COVID-19, Briand se centró en las muertes totales por grupo de edad y por causa de muerte en los EE. UU. Y utilizó esta información para arrojar luz sobre los efectos del COVID-19.

Explicó que la importancia de COVID-19 en las muertes en los Estados Unidos se puede comprender completamente solo mediante la comparación con el número total de muertes en los Estados Unidos.

Después de recuperar datos en el sitio web de los CDC, Briand compiló un gráfico que representa los porcentajes del total de muertes por categoría de edad desde principios de febrero hasta principios de septiembre, que incluye el período desde antes de que se detectara COVID-19 en los EE. UU. Hasta después de que aumentaron las tasas de infección.

Sorprendentemente, las muertes de personas mayores se mantuvieron iguales antes y después del COVID-19. Dado que COVID-19 afecta principalmente a los ancianos, los expertos esperaban un aumento en el porcentaje de muertes en los grupos de mayor edad. Sin embargo, este aumento no se ve en los datos de los CDC. De hecho, los porcentajes de muertes entre todos los grupos de edad se mantienen relativamente iguales.

“La razón por la que tenemos un mayor número de muertes por COVID-19 entre las personas mayores que entre las personas más jóvenes es simplemente porque todos los días en los EE. UU. Las personas mayores mueren en mayor número que las personas más jóvenes”, dijo Briand.

Briand también señaló que se observan entre 50.000 y 70.000 muertes antes y después de COVID-19, lo que indica que este número de muertes era normal mucho antes de que surgiera el COVID-19. Por lo tanto, según Briand, el COVID-19 no solo no ha tenido ningún efecto sobre el porcentaje de muertes de personas mayores, sino que tampoco ha aumentado el número total de muertes.

Estos análisis de datos sugieren que, en contraste con las suposiciones de la mayoría de las personas, el número de muertes por COVID-19 no es alarmante. De hecho, relativamente no tiene ningún efecto sobre las muertes en los Estados Unidos.

Esto es un shock para muchas personas. ¿Cómo es posible que los datos estén tan lejos de nuestra percepción?

Para responder a esa pregunta, Briand cambió su enfoque a las muertes por causas que van desde 2014 a 2020. Hay un aumento repentino de muertes en 2020 debido a COVID-19. Esto no es una sorpresa porque COVID-19 surgió en los EE. UU. A principios de 2020 y, por lo tanto, las muertes relacionadas con COVID-19 aumentaron drásticamente después.

El análisis de muertes por causa en 2018 reveló que el patrón de aumento estacional en el número total de muertes es el resultado del aumento de muertes por todas las causas, siendo las tres principales enfermedades cardíacas, enfermedades respiratorias, influenza y neumonía.

“Esto es cierto todos los años. Cada año en los Estados Unidos cuando observamos los altibajos estacionales, tenemos un aumento de muertes por todas las causas ”, señaló Briand.

Cuando Briand miró los datos de 2020 durante ese período estacional, las muertes relacionadas con COVID-19 superaron las muertes por enfermedades cardíacas. Esto fue muy inusual ya que las enfermedades cardíacas siempre han prevalecido como la principal causa de muerte. Sin embargo, al mirar más de cerca los números de muertes, notó algo extraño. Cuando Briand comparó la cantidad de muertes por causa durante ese período de 2020 a 2018, notó que en lugar del aumento drástico esperado en todas las causas, hubo una disminución significativa en las muertes por enfermedades cardíacas. Aún más sorprendente, como se ve en el gráfico a continuación, esta disminución repentina en las muertes se observa por todas las demás causas.

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CORTESÍA DE GENEVIEVE BRIAND

El gráfico muestra el número de muertes por causa durante ese período de 2020 a 2018.

Esta tendencia es completamente contraria al patrón observado en todos los años anteriores. Curiosamente, como se muestra en la tabla siguiente, la disminución total de muertes por otras causas es casi exactamente igual al aumento de muertes por COVID-19. Esto sugiere, según Briand, que el número de muertos por COVID-19 es engañoso. Briand cree que las muertes debido a enfermedades cardíacas, enfermedades respiratorias, influenza y neumonía pueden recategorizarse en cambio como debidas a COVID-19.

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CORTESÍA DE GENEVIEVE BRIAND

El gráfico muestra la disminución total de muertes por diversas causas, incluido COVID-19.

Los CDC clasificaron todas las muertes relacionadas con COVID-19 simplemente como muertes por COVID-19. Incluso los pacientes que mueren por otras enfermedades subyacentes pero están infectados con COVID-19 cuentan como muertes por COVID-19. Esta es probablemente la explicación principal de por qué las muertes por COVID-19 aumentaron drásticamente, mientras que las muertes por todas las demás enfermedades experimentaron una disminución significativa.

“Todo esto apunta a que no hay evidencia de que COVID-19 haya creado un exceso de muertes. Los números totales de muertes no están por encima de los números de muertes normales. No encontramos evidencia de lo contrario ”, concluyó Briand.

En una entrevista con The News-Letter , Briand abordó la cuestión de si las muertes por COVID-19 pueden llamarse engañosas, ya que la infección podría haber exacerbado e incluso conducido a muertes por otras enfermedades subyacentes.

“Si [el número de muertos por COVID-19] no fuera engañoso en absoluto, lo que deberíamos haber observado es un mayor número de ataques cardíacos y un aumento de los números de COVID-19. Pero una disminución en el número de ataques cardíacos y todas las demás causas de muerte no nos da otra opción que señalar algún error de clasificación ”, respondió Briand.

En otras palabras, el efecto de COVID-19 en las muertes en los EE. UU. Se considera problemático solo cuando aumenta el número total de muertes o la carga real de muerte en una cantidad significativa además de las muertes esperadas por otras causas. Dado que el número bruto de muertes totales por todas las causas antes y después de COVID-19 se ha mantenido igual, es difícil decir, en opinión de Briand, que las muertes por COVID-19 sean preocupantes.

Briand también mencionó que se necesitan más investigaciones y datos para descifrar realmente el efecto del COVID-19 en las muertes en los Estados Unidos.

A lo largo de la charla, Briand enfatizó constantemente que aunque COVID-19 es un problema nacional y global serio, también enfatizó que la sociedad nunca debe perder el enfoque del panorama general: la muerte en general.

La muerte de un ser querido, por COVID-19 o por otras causas, siempre es trágica, explicó Briand. Cada vida es igualmente importante y debemos recordar que, incluso durante una pandemia mundial, no debemos olvidarnos de la trágica pérdida de vidas por otras causas.

Según Briand, la exageración excesiva del número de muertes por COVID-19 puede deberse al énfasis constante en las muertes relacionadas con COVID-19 y al habitual desconocimiento de las muertes por otras causas naturales en la sociedad.

Durante una entrevista con The News-Letter después del evento, Poorna Dharmasena, candidato a maestría en Economía Aplicada, expresó su opinión sobre las observaciones finales de Briand.

“Al final del día, sigue siendo un virus mortal. Y la exageración excesiva o no, hasta cierto punto, es irrelevante ”, dijo Dharmasena.

Cuando se le preguntó si se debería informar al público sobre esta exageración en las cifras de muertes, Dharmasena afirmó que las personas tienen derecho a saber la verdad. Sin embargo, COVID-19 aún debe tratarse continuamente como una enfermedad mortal para proteger a la población vulnerable”.

P.D Yanni Gu parte de la misma idea que analizamos en INLUCRO https://inlucro.org/la-revolucion-puritana-14-genero-coronavirus/

La pregunta es: ¿Cómo puede ser una misma causa objetiva de mortalidad exógena y endógena al mismo tiempo?

Nunca formaría parte de un club que me admitiera como socio. Pero toda regla tiene su excepción.