Sánchez nos lleva a nuevas elecciones


Vayan de antemano una confesión y una evidencia.

La confesión es que yo creí que Sánchez formaría gobierno con Podemos y nacionalistas, para evitar el riesgo que siempre suponen unas nuevas elecciones.

La evidencia es que las convoca porque ve que, con el poder que le proporcionan el disponer de las instituciones del Estado y el alineamiento a su favor de la mayoría de los medios de comunicación, ese riesgo parece ser mínimo. Es más, las encuestas le dicen que lo más probable es que mejore su posición.

 

Pasemos al análisis general.

La estrategia de Sánchez, la que le permitió llegar al liderazgo del PSOE con el apoyo de PSC, es la que sigue el PSOE en País Vasco y Cataluña desde hace ya décadas: avanzar hacia los mismos objetivos que los nacionalistas pero ofreciendo una cara más amable.
Algo así como hacer de poli bueno, dialogante, que siempre propone un punto intermedio entre las exigencias nacionalistas y la realidad actual. Un Estatuto que declare nación a Cataluña, la nación de naciones, continuar la transferencia de competencias… la clásica función del poli bueno de las películas, que busca lo mismo que el poli malo pero bajo la apariencia de un ofrecer un aparentemente conciliador mal menor.

El objetivo final, el mismo que el de Yugoslavia, Checoslovaquia o quizá pronto Reino Unido. Transformar España en un conjunto de pequeños países políticamente irrelevantes, parte de Europa pero sin capacidad de oponerse a los intereses de Francia o Alemania.

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Trocear España
https://politicadegaraje.blog/2019/03/27/troceando-espana/

Esta estrategia tiene hoy día dos líneas de acción fundamentales, aparte de los avances prácticos en competencias:

1- Lavado de imagen en las zonas con nacionalismo afianzado. Se trata de dar aceptación social y apariencia de normalidad a Bildu, que viene del terrorismo, y a ERC, que viene de un intento de golpe de estado. Ambos delitos extremadamente graves que se intentan tapar con unos distorsionados “peor fue Franco” o “peor es Vox”.

2- Extensión del nacionalismo a otros territorios: Navarra, Comunidad Valenciana, Baleares… ¡incluso van sembrando la semilla en Asturias!

Esto permite entender fácilmente por qué ni PP ni Cs podían apoyar a Sánchez. Ni Sánchez aceptar las condiciones de último momento de Cs:

  • PP y Cs no pueden apoyar dar estabilidad a quien está desplegando una estrategia que busca desestabilizar España y avanzar hacia la desmembración. No es que se tema que lo haga, es que ya lo está haciendo.

  • Sánchez no puede aceptar unas condiciones opuestas a sus dos objetivos principales y que le enfrentarían a sus aliados. Condiciones que impiden la extensión del nacionalismo a Navarra y el lavado de imagen de ERC (indultos…)

Solo quedaría analizar por qué tampoco ha querido formar gobierno con Podemos y nacionalistas.

Creo que para entenderlo hay que recordar el gobierno tripartito en Cataluña. Una etapa convulsa en la que el PSC era manejado por sus socios como un muñeco de trapo. Imagino que Sánchez es consciente de que ese es el punto débil de su estrategia. Que le fuercen a ir más rápido y menos discretamente de lo que el PSOE ve viable. E intenta reforzarse lo máximo posible. Buscando que, al menos, su gobierno solo dependa directamente de los escaños de unos, Podemos o los nacionalistas. No de ambos a la vez como ahora.

 

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P.S.1 (22 sep 2019) Un artículo de Ferdinando Giugliano en Bloomberg Opinion me ha resuelto la duda inicial. La de por qué Sánchez no ha seguido el camino obvio, el de la presidencia de la mano de Podemos y secesionistas, y ha preferido asumir el riesgo de unas nuevas elecciones.

“In Europe, France has looked at Spain as a potential partner to reform the bloc, but this cooperation will be harder to sustain in the absence of a solid government.” (https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2019-09-19/spain-needs-to-learn-the-art-of-compromise-after-the-election)

Esto lo explica perfectamente: Macron necesita que su hombre en España tenga más poder. Está en juego la formación de Europa, la lucha por el control, por quién manda en Europa. (El eje franco-alemán, por sus frutos los conoceréis
https://politicadegaraje.blog/2019/04/13/el-eje-franco-aleman-por-sus-frutos-los-conocereis/)

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La Quiniela de Inlucro


La quinta jornada en Primera División está marcada por los acontecimientos extra deportivos que rodean la Liga.  La pésima gestión y la descarada corrupción de unos y otros han hecho que vuelvan a soñar con darle vidilla con la presencia de personajes como Neymar y Mourinho.  El despedido de Marcelino en el Valencia, como represalia por frustrar la venta de un jugador,  y las inoportunas declaraciones de Messi han abierto la Caja de los Truenos. Sigue leyendo La Quiniela de Inlucro

El pase negro de Telefónica y Santander


Los favores políticos se pagan. Telefónica y Santander son los buques insignias del IBEX 35 y, por extensión, de la economía española. Ambos acaban de anunciar un ERE masivo que afectará a 5.000 y 3.300 empleados de más de 53 años y reduce sus plantillas a la tercera parte de lo que eran hace menos de 20 años. Sin contar las prejubilaciones en el Banco Popular, habrán dado de baja, respectivamente, a 43.000 y 17.000 de los 100.000 empleados que tenían en nómina. El coste medio del ajuste que deben provisionar contra resultados es de 300.000 euros por trabajador. Un auténtico chollo, según fuentes sindicales.

Dado lo extensas que eran sus plantillas, todos conocemos personalmente algún prejubilado de esos que se pasan meses en las costas de Valencia y Alicante. Es cierto, con 50 años estaban en lo mejor de su vida laboral, pero 14 pagas de 2.200 euros netos tras retenciones dan mucha tranquilidad y perspectiva. Si sobreviven, a los 85 años habrán ingresado en su cuenta más de 1 millón de euros.

Fuentes de CCOO y de UGT cifran en 1,2 millones el número de empleados que fueron prejubilados entre 2007 y 2017 y 600.000 más, desde entonces por las prejubilaciones actuales. El 44,5% de los más de 3 millones que han accedido a la pensión cada año se han prejubilado mucho antes de llegar a los 60 años. Una sencilla multiplicación aproxima la factura de esos “derechos de pensión” a los 2 billones de euros. 65.000 millones de euros al año, que descapitalizan política y actuarialmente el sistema de reparto. Dicho de otro modo: mucho pan tumaca para unos pocos hoy, y recortes drásticos para todos mañana. Eso sí, con mucho trueno marxista para castigar a los disidentes que osan denunciar la descarada corrupción del sistema.

La ruina de Telefónica y Santander no son sus trabajadores: son dos dinosaurios obsoletos, parasitados por una Casta Política que les cobra los favores y las subvenciones. Pero lejos de ayudarlas, todos esos privilegios que las blindan contra la competencia y contra los tribunales, debilitan su modelo de negocio.

© Belge

¿Qué pasará el 23 de septiembre?


Se acaba el verano. Desde que Pablo Iglesias armó la Moción de Censura del 1 de junio de 2018, la Democracia en España sigue en funciones. 3 fueron sus solemnes promesas al PNV, a CS y a ERC.  A Albert Rivera y al lobby catalanista que lo patrocina desde 2006, les ofreció la convocatoria inmediata de elecciones. Al PNV y a la burguesía vasca, les juró que no tocarían los Presupuestos Generales del Estado recién aprobados de Mariano Rajoy. A sus socios de ERC, les vendió el indulto a Oriol Junqueras.

El Pacto de Sangre que firmó Podemos con los nacionalistas para descabalgar a Rajoy incluía a Pedro Sánchez y a esa facción socialista que le ayudó a manipular las Primarias en Cataluña y Valencia. Sin el concurso de Pablo Iglesias y de todos esos antiguos militantes que pusieron al día sus cuentas en el PSOE para poder contrarrestar la ventaja de Susana Díaz, jamás habría regresado de su destierro.

Pero la falta de lealtad del actual Secretario General del Partido Socialista Obrero Española es proverbial. Por más que se prodiguen las chicas de Sánchez en televisiones y periódicos, con aspavientos retóricos y mamadas, Pablo Iglesias empieza a meditar que Maquiavelo tenía razón. El destino de aquellos que ayudan a otro a alcanzar el poder es causar su propia ruina. Detrás del rechazo al gobierno de coalición se oculta la negativa del Psoe a cumplir la palabra dada a Junqueras.

Para Pablo Iglesias, firmar un cheque en blanco sería tanto como firmar su propia ejecución política al amanecer. Y la de su esposa. El lobby catalán y germano, que también patrocina al PSOE, le ha prometido pasta gansa si avala la investidura de Pedro Sánchez, pero de sobra sabe que Roma nunca paga a los traidores. Es un testigo incómodo: sabe demasiadas cosas y es adicto a los focos de televisión.

La estrategia del Psoe pasa por escenificar que negocia con Iglesias para que corran baldíos los plazos. Felipe VI no puede iniciar su ronda de consultas antes del lunes 16 de septiembre y se ha quedado sin margen de maniobra para explorar una candidatura alternativa, tal y como exige el Artículo 99. De ese modo, Pedro Sánchez no sólo está usurpando la función de mediación política que la Constitución reserva al Rey sino que se salta el trámite parlamentario para dejar fuera de juego a Unida Podemos. Si Pablo Iglesias rechaza convertirse en objeto sexual, será satanizado a conciencia, culpable de frustrar el Progreso y de agraviar a los más pobres.

Resulta obsceno que, en pleno siglo XXI, un político de escasa legitimidad opte a presidir una nación tan vieja como España de prestado, sin Presupuestos Generales y sin dar a conocer un programa de gobierno real. Se llama Dictadura. Nadie lo habría creído posible hace tan solo 4 años, pero tampoco pensaron que un patán al frente del Partido Socialista Obrero Alemán pudiera poner en jaque a toda Europa. En política ocurren las cosas que dejan que ocurran: las explicaciones y los análisis siempre llegan a título póstumo.

Dicho esto, me arriesgo a afirmar que Pablo Iglesias tiene sólidas bazas para evitar la repetición de las elecciones. La entrada de Podemos en el Gobierno, en representación de ERC, es la mejor garantía de que Pedro Sánchez cumpla lo pactado. En realidad, no hay otra: El Psoe está varado, a la espera de conocer el alcance de la sentencia del Tribunal Supremo, e interpreta el fracaso de la Investidura de un modo tan cínico como pragmático. En el peor de los casos, el PSOE analiza que estaría en las mismas circunstancias políticas, pero despejada la incógnita judicial. En el mejor, Podemos saldría debilitado de las urnas y Sánchez, reforzado.

Más allá de lo razonable y evidente, a Pablo Iglesias le quedan solo dos semanas de tiempo para entender que el Psoe le está haciendo la cama y mover sus fichas en el tablero. Albert Rivera se ha convertido, de facto, en un improvisado aliado. A ninguno de los dos les conviene arriesgar su posición personal en una nueva contienda electoral, pero tampoco pueden suicidarse facilitando la investidura de Sánchez. La solución sería, en este caso, que Rivera pida al Rey dar un paso al frente y que Podemos se las ingenie para “abstenerse” de votar. Sería algo así como una Moción de Censura de la Moción del 1 de junio, en términos muy parecidos. Los Presupuestos “sociales” de Rajoy, una nueva convocatoria de elecciones pasado un tiempo, y una salida “honorable” para Oriol Junqueras.

© Belge