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Apropiación indebida de la inflación: fraude del IPC

La apropiación indebida de la inflación es un tema recurrente, explicado por activa y pasiva desde que acuñé la expresión. Corría el año 2005 y era muy dado a usar metáforas y símiles para explicar pautas y relaciones de naturaleza económica. Para explicar lo que es la “apropiación indebida de la inflación” partía de un sencillo supuesto: Si fuéramos capaces de falsificar 1 millón de euros en nuestro cuarto de baño, nuestras prioridades serían distribuir la moneda y generar rentas futuras para nuestros descendientes. La creación, distribución y valor de la moneda son tres conceptos con lógicas muy diferentes que originan tres tipos distintos de inflación. 

Si puedo falsificar millones de euros en mi cuarto de baño, mi relación con el resto de agentes económicos queda determinada. En la supuesta subasta de bienes que sería el mercado, el precio nunca sería un obstáculo, pudiendo pujar sin límite para satisfacer mis necesidades. Es una entelequia que han popularizado como dogma, aunque nunca se registre ese pulso teórico entre la oferta y la demanda. Si se incrementa la masa monetaria, tenderán a subir los precios en la misma proporción. 

Pero si pago 100 veces el precio habitual de los bienes, la falsificación deja de ser impune porque el foco quedaría puesto sobre el origen de la moneda. Al devenir sospechosa, la distribución de la misma tendría un coste cada vez mayor. El millón de euros menguaría al tener que interesar a un intermediario y tendría que falsificar 2 millones de euros para que me quedara 1 millón. Pero el intermediario tendría el mismo problema, y el intermediario del intermediario, lo mismo. 

Y ahora surge el tercer problema. Si consigo imprimir al límite de mi capacidad, y la red de distribución funciona de forma óptima, el descrédito de la moneda tiene como límite lógico la suma de las rentas intermedias, porque si la renta no compensa el riesgo, toda la red colapsa por su peso. De modo que, para contrarrestar el descrédito de la moneda falsificada, necesito que una red de blanqueo institucional le “gane tiempo” al tiempo. Es la encargada de “preservar” el valor. Es decir: hacer creer que el oro sigue en la caja fuerte.

Gracias a la apropiación indebida de la inflación que perpetra la Red de Blanqueo Institucional, la Red de Distribución puede seguir distribuyendo falsa moneda durante un tiempo, hasta que la evidencia primaria de la hiperinflación desbarata cualquier esfuerzo. Es lo que ocurrió en la República de Weimar tras fugarse a Holanda el emperador nazi y colapsar todo el entramado institucional. El Rey estaba en pelotas y el papel moneda ardía mal en las estufas.

En esta especie de República de Weimar que el Psoe ha montado en España,  a la espera de su Hindenburg, los precios suben un 10% cada mes. Da igual el supermercado que elijas. Si el yogur no ha subido un 10% el mes pasado, subirá un 20% al siguiente. En lo que va de 2022, todos los productos y servicios que componen la cesta tipo de un hogar español han duplicado su precio.  Para intentar aguantar hasta final del 2023, a ti te cuentan que el IPC anual ha “bajado” al 6%., pero no se lo creen ya ni ellos.

 El IPC acumulado ha subido oficialmente un 50% desde 2002.  No es ni mucho ni poco: es falso.  El precio del KW  – si es que sirve de referencia – se ha multiplicado por 10, y el de los combustibles y aceites habituales,  por 4.  El diferencial  hurtado es un 5% anual, equivalente en el PIB a 60.000 millones de euros.   Desde que nos coló el EUR0 con premeditación y alevosía, la Nomenclatura española se ha apropiado y repartido más de un billón de euros.  

(c) Belge

 
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