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El Foro del Día


El mayor cumplido que recibí en INVERTIA fue un reproche de Luis Aparicio, ensartado en una brocheta de críticas. “El Foro del Día es como un Editorial”.  En el mismo sentido abundaban otros multinicks como El Russo, que se quejaban de la libertad que me habían dejado para escribir verdaderas tribunas.  Y cito a ese Troll concreto de la casa, porque en los primeros años de Invertia logró convertir ese espacio en una auténtica pocilga de cerdos malhumorados. El y otro usuario se pasaban vertiendo insultos gruesos y expresiones soeces, a cuenta de sus diferencias políticas.  Y cuando no quedábamos nadie en el Foro del Día para leer su edificante prosa, se pasaban a la Carpeta del Foro de Telefónica a intentar dinamitar el gran ambiente que existía entonces. Recuerdo haberme pasado horas enteras riéndome con las ocurrencias de Borja1956 y de Bea, una usuaria de las Islas Canarias. La identidad de El Russo era muy sencilla de deducir, teniendo en cuenta quién era el encargo de redactar el encabezado de la sección.

Me hice cargo del Foro del Día en 2006. Era una pequeña parte del trabajo de Community Manager que me había encomendado Juanjo Amorín. Yo deseaba ejercer como periodista, y me ofrecí  a trabajar y publicar artículos gratis en la edición del fin de semana.  Me dijeron que no. La explicación que me dio Ramón Aragonés, entonces subdirector,  es que había mucha envidia en la redacción. Curiosamente, fue la misma expresión que usó Luis Aparicio años más tarde, cuando me ofrecí para publicar gratis una columna de Opinión.

Desde el primer día, convertí  el Foro del Día en un pequeño banco de prueba en el que testar algunas ideas para mejorar las Comunidades de INVERTIA. Me sorprendió bastante lo receptivos que eran los usuarios y el ansia por comunicarse que compartían.  Por respeto hacia ellos, me esforcé en hacer del debate un análisis serio y riguroso de la actualidad. Preparar un buen Foro del Día llevaba varias horas, por las tardes, buscando información oculta o simplemente relevante.  La propia redacción, por la mañana, de los tres párrafos del encabezado llevaba de 2 a 3 horas. Hacer sencillo lo complejo llevaba su tiempo, y no siempre lo conseguía.

Una de las críticas más injustas y estúpidas que me transmitió Luis Aparicio es que el Foro del Día encerraba demasiadas derivadas. No quiero ni imaginar el nivel  de las  “reuniones de trabajo”  de dos horas cada día de las que salían esos juicios sumarios. El hecho es que participan del Foro unos 300 usuarios activos y se multiplicaban los debates y las reflexiones. Había inventado un formato completamente nuevo en las RRSS y en la Prensa, y eran muchos los que se sorprendían o no entendían que el mismo redactor interviniera de un modo interactivo en el Debate propuesto.  Han intentado imitarme desde entonces, en diversas webs y foros, incluida la propia INVERTIA,  pero ninguno lo ha logrado realmente. El concepto de periodismo en tiempo real implica necesariamente un respeto absoluto por el lector y por las ideas que se defienden.  No se puede fingir, ni salir a repartir besos para ganar adhesiones.

(sigue)

Los principios de Peter


A estas alturas del anecdotario, creo haber acreditado que El Principio de Peter del Management anglosajón es una falacia retórica que nace de un equívoco inicial: la idea errónea de que las Organizaciones persiguen el Bien Común, el Interés General, el Progreso, o cualquier otra figura de estilo al uso.   Peter es deshonesto y carece de principios morales; y su falta de escrúpulos es directamente proporcional a su desmedida codicia.

Decíamos en un anterior análisis, que el Pensamiento Mágico de los Directivos trincones  propicia el ascenso,  pero es la codicia natural de Peter  la que impulsa a aceptar un cargo para el que no está capacitado. Su primer reflejo es intentar rodearse de un Guardia Pretoriana.  Buscará comprar lealtades y ascender a los machacas que le hacían el trabajo en el puesto anterior, pero ya no funciona la Magia.

En empresas donde la mayoría de los empleados son trabajadores precarios que cobraban poco, tarde y mal, este tipo de jefe tiene un terreno abonado para que otros le hagan su trabajo aunque no consiga nunca ocultar su indigencia intelectual y su absoluta incompetencia.  No dudará en apropiarse del trabajo ajeno y culpar a los desafectos de todos lo que funciona mal.

No me había ocurrido nunca antes, aunque si había leído alguna cosa sobre el tema. Corría el año 2008.  Me enteré por terceros que alguien se estaba haciendo pasar por “Belge”,  aprovechando el deliberado y humilde anonimato del nick, en un periódico económico de tirada nacional.  Era una burda imitación, por la que cobraba unos 80 euros.  Debió durar poco la ilusión, por lo que me instó a hacerle de “negro” y escribirle los artículos.  Me negué, por supuesto, y decidí entonces que había llegado la hora de firmar mis análisis diario, como Belge, para que no quedara ningún género de duda.

Paso por alto las broncas, los malos rollos y las quejas que originó aquello a los dos días, para centrarme en el curioso intercambio de favores que se derivó de aquel episodio.  A los pocos años, el responsable de abonar tan generosa colaboración entró directamente en nómina, pasando por delante de otros compañeros que llevaban años esperando.

La ironía del caso es que, a uno de esos compañeros al que echaron por cantarles las 40 a los Directivos, lo tuvieron que ir a repescar hace un par de años cuando quedó patente que nuestro amigo Peter era completamente incapaz el solo ni siquiera de cortar los teletipos de agencia cuando la persona que había enchufado se cogió una baja de dos meses en pleno verano.

(Sigue)

(C) Belge

La insoportable levedad de Peter (2)


No todas las empresas tienen una organización ágil e impoluta como MAPFRE.  En el polo opuesto,  un monopolio como Telefónica es un dinosaurio que encabeza una manada de zombis y vampiros parasitarios. Ninguno de ellos sobreviviría a una auditoría minuciosa de las ayudas encubiertas y prebendas de las distintas administraciones del Estado. Son estructuras piramidales, politizadas hasta el absurdo, que sus directivos ordeñan tres veces al día.

En el Instituto Nacional de la Seguridad Social nadie ha sabido explicarme como este tipo de empresa puede tener trabajando en sus oficinas a decenas de miles de “falsos autónomos”. Les engatusan con la promesa de que les meterán en nómina, pero la realidad es que trabajan de 8 a 18, codo con codo con otros compañeros que se rigen por generosos convenios laborales y ganan cuatro veces más dinero que ellos.  Una práctica ilegal y consentida que ningún inspector de trabajo entorpece.

Los empleados que ingresan puntualmente su nómina a final del mes intentan moverse lo menos posible para seguir saliendo en la foto.  Solo aspiran a prejubilarse con 48 años, aunque se mueren de envidia cuando comparan las condiciones de los primeros afortunados.  Tuve una especie de jefe en funciones, que ni era jefe ni funcionaba, que se quedó en puertas.  Prejubilarse 15 años antes de tiempo con el 80-100% del salario, sin los gastos que ocasiona ir a trabajar, es una bicoca que pagan los contribuyentes a escote. 100 millones de las antiguas pesetas por cada empleado que prejubilan en Bancos, Cajas, Eléctricas, etc.  La factura que les han endosado a los españoles desde 2004 supera los 100.000 millones de euros.

En un contexto así descrito es fácil explicar los mecanismos del Principio de Peter.  Nunca ascenderán a nadie por méritos, porque es imposible. En la rifa solo han metido papeleta los aspirantes con perfil sindical o político que no hacían nada en el puesto que ocupaban. Si en un medio de comunicación tienes un redactor jefe que se dedica a supervisar como sus compañeros explotados titulan las noticias de agencia que reciben, y el tráfico de la página se dispara por casualidad, el riesgo es que le asciendan a Director de contenidos o de lo que sea.  El razonamiento que harán los Directivos trincones de la Organización será de tipo: “que siga la Magia”. El Pensamiento Mágico de los Directivos propicia el ascenso,  pero es la codicia natural de Peter  la que impulsa a aceptar un cargo para el que no está capacitado.

(sigue jijiji)

(C) Belge. 28/03/2017

La insoportable levedad de Peter


A vueltas con las aventuras laborales de Peter, me viene a la memoria una cita que atribuyen a Juan March, el célebre contrabandista balear.  Decía que le había sido tan fácil montar un imperio porque descubrió que a los aduaneros no les llegaba el sueldo para permitirse comprarles unos zapatos bonitos a sus señoras.  Estos funcionarios ganaban 60 pesetas al mes y con la Primera Guerra Mundial, el contrabando con los países contendientes movía fortunas en Europa.

Peter es el eslabón débil de cualquier empresa. Como señalábamos en anteriores análisis, la incompetencia sobrevenida puede ser real, en algunos casos, o simulada. Una organización es una gran tienda de chuches, con más tentaciones que dependientes.  Y Peter pasa un día tras otro delante del mostrador, pensando en los zapatos de su mujer, en el chalet en la playa o en la moto que le gustaría comprarse.

Pero no es  fácil definir qué es la Integridad profesional sin pisar muchos callos. Las personas honestas que he conocido no han sido muchas. A diferencia del resto del personal, intentan ser discretas y comedidas en el trato con los compañeros. Consiguen ser respetuosas  con  los demás  de un modo natural.  No es un rasgo frecuente en un entorno competitivo  donde unos y otros compañeros andan siempre buscándose las vueltas.

Los empleados profundamente deshonestos son mucho más divertidos y constituyen una fuente inagotable de anécdotas e historias edificantes.  Tienen mal fondo y son envidiosos hasta límites patológicos, pero el rasgo que predomina en todos ellos es la vagancia. No hacen nada.  Tienen un verdadero don para ver venir los marrones y se pasan el día ideando como escurrir el bulto: es puro instinto de supervivencia.

En las empresas pequeñas, como era el Diario de Ávila,  el mal bicho suele ser un cabroncete trincón con balcones a la Plaza Mayor.  No hay tajada en el plato al que no le intente hincar el diente.  Como carece de cualquier sentido del ridículo, sirve lo mismo para presidir un Club de fútbol que para impartir clases de cocina.

En las grandes corporaciones, como puede ser Mapfre , hay que hacer duras oposiciones para meter la mano en la caja.  Laramendi ideó un cortafuegos para impedir el nepotismo, limitando la contratación de familiares hasta el segundo grado,  pero cuando se jubiló, algunos directivos se las ingeniaron para colocar a toda la prole de la abuela en las empresas de los proveedores habituales a cambio de abultar su cuenta de  resultados.

Recuerdo a uno de ellos con especial cariño.  Su coche tenia 300.000 km pero eso no le impedía ir y venir de Barcelona en el día para cobrar las 40 pesetas por km recorrido y las dietas estipuladas. Los chicos del taller, que le mimaban el coche, me dijeron la distancia que recorría cada año, pero no me lo quise creer.   Tampoco me quería creer que cada visita suya al restaurante de moda le costaba a la empresa cerca de 80.000 pesetas, pero el contable me enseñó algunas de esas facturas.  Los días en que no salía a recorrer las carreteras de España se las ingeniaba para concertar visitas a la hora estratégica de ir a comer.  La moraleja del cuento es que el Mal Bicho le costaba tanto a Mapfre si se iba a por las dietas como si se quedaba en casa.

(sigue jiji)