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Los polos de desarrollo y el principio de ordinalidad


Del mismo modo que el Orden radica en cambiar los objetos de sitio, la Política consiste en cambiar el nombre de los problemas.  La realidad es única pero los ojos que miran son muchos.  El político vocacional y experimentado descubre, a una temprana edad, que la realidad no se puede cambiar pero admite toda clase de maquillaje.  No puede conseguir que los elefantes alcen el vuelo pero si pueden convencer a miles de tontos  que los elefantes están volando. ¿Cómo? Es tan sencillo como llamar “ave grandes” a los paquidermos, pretextando un pasado común, y ensanchar moralmente el concepto de “vuelo” de modo que todos los seres vivos tengan “derecho” a volar.

La primera vez que oí hablar del “principio de ordinalidad” fue en el año 2000, a los pocos meses de ganar las elecciones el PP de José María Aznar. En los medios afines al nacionalismo, que son todos o casi todos, se empezó a hablar de las Balanzas Fiscales de las CCAA y del  fantasioso Principio de Ordinalidad.  El crecimiento de la economía catalana se estaba viendo lastrado por su excesiva generosidad con las regiones “pobres”.  La realidad era que todas las regiones españolas tuvieron que acometer un monstruoso y ruinoso esfuerzo fiscal para financiar los JJOO del 92 y costear la remodelación y modernización de Barcelona, pero bastaba redefinir el concepto de “balanza fiscal” y aludir a la universal aversión al pago de impuestos para hacer ver al “mundo entero” que Andalucía y Extremadura estaban abusando de Cataluña.

Las Balanzas Fiscales Científicas entre regiones muestran cómo el País Vasco y Cataluña se han beneficiado de manera unilateral del esfuerzo solidario de todos los demás españoles. A lo largo de los últimos 150 años, coincidiendo con el discurso regeneracionista de la Restauración, han ido acumulando grandes déficits que nunca han compensado ni agradecido. El resto de regiones ha suministrado, a fondo perdido, energía, agua, alimentos, ahorros, divisas, mano de obra y consumidores.  A ellos les habría correspondido, en buena lid, redistribuir  parte del dinero que ingresaban y recaudaban, pero se las ingeniaron siempre para defraudar una parte significativa de los beneficios de ser “polos de desarrollo” o cabezas tractoras.

En el año 2001, el nacionalismo catalán no se atreve a reivindicar la vieja  y connotada teoría de los Polos de Desarrollo.  España acaba de superar la fuerte recesión del periodo 92-94 y empieza a despegar. Por primera vez desde el choque petrolífero de los años 70, las  regiones más pobres de la Península están empezando a crecer ligeramente por encima de la media y a mejorar su posición relativa en el ranking de desarrollo, de la mano de la agricultura, de la construcción y del turismo interior.  Estas Comunidades Autónomas, castigadas por la emigración, empiezan a fijar población activa, como muestra la evolución del Censo entre 1996 y 2003.

El discurso de política económica que echa raíces en Cataluña en los albores del nuevo milenio trasciende a la Opinión Pública en forma de encendido debate sobre una supuesta Burbuja Inmobiliaria que drena los recursos de la Economía Productiva y lastra la capacidad exportadora. No es casualidad.  La Cuestión Inmobiliaria es, salvando las distancias, un sucedáneo de la Cuestión Agraria en el modelo de los Polos de Desarrollo.  Para los mentores catalanes del General Primo de Rivera, es el peso de la Agricultura tradicional en España, escasamente exportadora, el que impide que el Tren de la Modernidad alcance su velocidad de crucero.

Históricamente, ese andamiaje teórico se remonta en Cataluña a  la pérdida de Cuba. Según algunos economistas relevantes, la descolonización de la isla caribeña fue perjudicial para los empresarios catalanes, pero muy beneficiosa para que resto de la economía española. Es la razón por la que se propaga desde Barcelona una visión muy pesimista de la decadencia de  España en un momento de marcado crecimiento económico.  Ese “pliegue” antiespañol se prolonga hasta la actualidad.

Desde un punto de vista funcional de la Economía, es evidente que el progresivo abandono de los postulados proteccionistas en Europa y en España ha servido para impulsar los sectores comerciales, financieros e industriales en detrimento de la Economía agraria y ganadera.  Pero resulta digno de mención, o incluso de estudio, comprobar como el Sector Constructor, tanto en su vertiente de obra público como residencial,  sustituye al Sector Agrario como “malo de la película”  cada vez que la economía exportadora muestra sus carencias o atraviesa dificultades.  La Obra Pública genera Gasto y Corrupción, y la Obra Residencial impide que los recursos financieros sean “optimizados” por los probos y desinteresados Gestores de Fondos.

La trampa de esa metáfora ferroviaria no se le escape a nadie. El tren está compuesto por la locomotora, unos vagones de pasajeros ylos vagones de mercancías; forma un convoy necesariamente solidario que circula por unos raíles y no puede desviarse del rumbo marcado. Nada se parece menos a un “tren” que la actual España de las Autonomías. No se puede invocar el Principio de Ordinalidad (la locomotora tiene que ir delante de los vagones) porque no existen ni  lealtad solidaria ni rumbo fijo.  En la realidad política y económica de España, son casi siempre los vagones los que empujan la locomotora hacia adelante. Si no existiera Cataluña, los turistas seguirían viniendo a España en busca de sol, los alimentos españoles se seguirían exportando por su calidad y bajo precio, y la Función Pública seguiría invirtiendo en Infraestructuras y subvencionando empresas.

En un entorno de proteccionismo encubierto como el que origina la Crisis Subprime en 2007, al igual que ocurrió en la Crisis energética de los años 70, las economías más abiertas y volcadas a la Exportación son también las economías más vulnerables.  Entre 2001 y 2007, los medios y lobbies más afines al nacionalismo se emplearon a fondo para satanizar al Constructor del mismo modo que sus abuelos habían denostado al pequeño agricultor:  culpables de todos los males de la economía catalana.

Un estudio comparativo más fino del modelo exportador sirve para mostrar que el peso de las exportaciones en el PIB de los países del entorno es relativamente constante en el tiempo.  Un país como España bien pudo pasar del 6% al 30% a lo largo del siglo XX, conforme crecían Madrid y Barcelona, pero es francamente dudoso que vaya a superar ese listón, a pesar de multiplicar las subvenciones y ayudas encubiertas. Es más:  la Crisis Subprime sirvió para demostrar lo frágil que es el modelo, al caer la tasa de exportaciones por debajo del 20% y originar un monstruoso déficit comercial.  Ni siquiera las descaradas e injustificadas ayudas de Zapatero a Cataluña y sus empresarios entre 2006 y 2011 consiguieron evitar que su economía colapsara.

Cebar a los empresarios catalanes y vascos para que permanezcan “callados” no es un modelo económico. Cualquier sistema económico que incentive la deslealtad y el juego sucio es necesariamente contraproducente.  Si en las España de las Autonomías, que definía a Constitución en 1978,  las principales fuentes de ingresos de las regiones son el Turismo, la Industria, la Construcción, la Agricultura y los Presupuestos Generales del Estado, es harto improbable que las CCAA sin acceso al mar y con la obligación de entregar “solidariamente” sus recursos naturales pueda competir y prosperar en el mercado.  En sentido contrario, regiones que se definen a si misma como históricas, gozan de todas las fuentes de ingresos y obtienen los recursos ajenos por debajo de su coste. El desarrollo privilegiado de Cataluña y País Vasco ha provocado el subdesarrollo y despoblación de todas las regiones que conforman la España Interior.

Es muy difícil pensar que el dibujo de las distintas Autonomías se pactara en la Constitución del 78 en base a la lealtad de los nacionalistas. La propia existencia y actividad de ETA, perfectamente definida por Arzalluz, impide admitirlo.  Nació para marcar la agenda política y condicionar la política presupuestaria. Para que el nacionalismo pudiera quedarse las nueces y ahorrarse el pago de Dividendos al resto de los españoles. Ser Polo de Desarrollo en esas condiciones es un gran negocio.

(c) Belge

 

HISTORIA DE UN CUPO (LA REFORMA AUTONÓMICA QUE ALGUNOS QUIEREN)


Unamuno dijo una vez que lo de los fueros era algo muy sencillo de entender. Consiste en no pagar. Unamuno era vasco, y en el País Vasco se le rechaza y se le aprueba en función de la ocasión y los intereses, pero solía decir verdades como puños.

En la Edad Media, por el hecho de nacer o vivir en una villa o una ciudad diferente, o en un condado o señorío diferente, los ciudadanos tenían derechos y obligaciones diferentes.

El origen de todo ello era la necesidad del Rey, o del Señor, de asegurarse la fidelidad de los habitantes de un lugar, así como financiar sus costes militares. Era una época en la que además se estaba repoblando con gentes afines territorios arrebatados al enemigo.

Todas las cartas fundacionales de las villas o ciudades son cartas de privilegio, en las que se concede a los habitantes una serie de servicios por parte del señor (fundamentalmente defensa y abrigo frente al enemigo) y en ocasiones peajes (por entrar a la villa, por cruzar un puente, etc…) a cambio de una serie de tributos. A su vez el señor tenía que pagar una parte a su rey, que era el que le había concedido su señorío o título nobiliario. Los fueros vienen a ser el equivalente, aplicado a un territorio completo en lugar de a un solo pueblo o villa.

Esto era más o menos así en toda Europa, cuyas fronteras variaban constantemente debido a las guerras, excepto en España a partir de la reconquista de Granada. Los impuestos los recaudaba localmente un recaudador y éste a su vez hacía llegar su parte al señor y su parte al rey.

Los fueros de las provincias vascongadas y Navarra son privilegios otorgados a los ciudadanos libres de estos territorios (todos los vascos y navarros consiguieron ser considerados hidalgos, a diferencia de otros lugares, en los que había hidalgos y vasallos) a cambio del apoyo a la Corona de Castilla hace siglos. Por ejemplo, en caso de guerra no había levas forzosas en estos territorios, pero sí en el resto de España.

Todo esto tenía sentido en la Edad Media, pero en todos los países europeos se abolieron los fueros cuando se constituyeron en estados modernos. El ejemplo más claro es Francia en la época de Napoleón, quien redactó y promulgó su famoso Código Civil, que con pequeñas variaciones sigue estando en vigor en Francia y establece los derechos y obligaciones de TODOS LOS CIUDADANOS, todos por igual.

Eso no fue así en España, donde sucesivamente se abolieron, restablecieron, volvieron a abolir, etc… y además de manera desigual en las diferentes regiones españolas. Esto fue una de las causas principales de las guerras carlistas, guerras cantonales, etc…

Con la democracia se restablecieron al completo los fueros vascos (en Navarra nunca se suspendieron) y como resultado de ello existe el llamado cupo vasco. En este sistema el estado transfirió, no a la autonomía, sino a las diputaciones forales de cada una de las provincias, la competencia de la recaudación de impuestos. Es decir, la Diputación Foral de Vizcaya cobra los impuestos en Vizcaya, la de Guipúzcoa allí, etc… Básicamente el impuesto es igual en todos los territorios forales, pero hay algunas pequeñas diferencias, por ejemplo en algunas deducciones. El sistema llega al absurdo de que hay diferencias en el régimen matrimonial de bienes, o en el régimen de herencias, o en las posibilidades de hacer testamento, en función de que el matrimonio se celebre en un municipio o en otro (hay villas, ciudades y anteiglesias con derechos diferentes establecidos siglos atrás)

Periódicamente el Departamento de Hacienda del País Vasco negocia con el Ministerio de Hacienda el famoso cupo, que es el coste de los servicios que presta el estado en la autonomía debido a las competencias que aún no están transferidas a la misma. Una vez alcanzado el acuerdo el gobierno vasco paga esa cantidad a la hacienda central. Si no recuerdo mal el último cupo ha sido del orden de 1600 millones de euros.

El sistema del cupo, evidentemente es una discriminación, es un sistema arcaico y fuera de lugar, y yo no estoy de acuerdo con él. Creo que los derechos y las obligaciones son de los ciudadanos, no de los territorios. Pero en un país gamberro como el nuestro, al final está resultando más sano. Es un mal sistema aplicado correctamente que está resultando mejor que un sistema teóricamente más justo pero que se aplica de manera negligente, y me explico.

El Gobierno Vasco sólo tiene una vía de financiación, los impuestos que recauda. En consecuencia, su presupuesto tiene que cuadrar siempre. No puede gastar más de lo que ingresa, porque no recibe fondos de la hacienda central, sino que tiene que pagar una cantidad a la hacienda central. Si necesita financiación tiene que acudir a los mercados financieros, que cobran un tipo de interés u otro en función del rating. Por eso el País Vasco tiene unas cuentas públicas saneadas.

Las autonomías “no privilegiadas” se desentienden de cuadrar el presupuesto. A sus responsables les importa una higa si se puede gastar más o se puede gastar menos. Si necesitan más dinero piden a Madrid, y en función de que sean más o menos importantes a la hora de conseguir los votos para formar gobierno, reciben más o reciben menos.

De la misma manera, se desentienden de las inspecciones y controles legales que son necesarios para que todos los contribuyentes declaren sus actividades correctamente. Por eso en las zonas turísticas se recauda menos de la tercera parte del IVA que se debería recaudar, muchas menos cotizaciones sociales de las debidas, se cobran pensiones de invalidez irregularmente, se ofrecen pisos a todos los que vengan sin papeles, se empadrona a todo dios y se le da una ayuda autonómica o municipal, etc…

Y los presupuestos de estas comunidades no son “finalistas”, es decir, una vez que llega el dinero el responsable se lo gasta en lo que le parece más adecuado, en lugar de dedicarlo a la partida presupuestada.

¿El resultado? El País Vasco tiene unas cuentas envidiables, Galicia tiene unas cuentas más o menos presentables, Castilla y León también, de Madrid , Extremadura, Cantabria y Aragón tengo mis dudas, y el resto de autonomías, en general, son una casa de putas, con perdón de las putas. Y las más despilfarradoras ¿cuáles son? Pues es bien fácil de adivinar. Cataluña, porque siempre ha sido clave para formar gobierno, y Andalucía, por ser el caladero de votos del PSOE. Y las menos eficientes en la recaudación ¿cuáles son? Las mismas, Andalucía y Cataluña, porque reciben millones de turistas cada año y el sector de hostelería hace de su capa un sayo y declara lo que le sale de la entrepierna.

Felipe González ofreció a Pujol el mismo sistema de cupo que al País Vasco, pero Pujol no aceptó. Y no aceptó porque ya era un ladrón que había dejado un agujero de unos 30000 millones de pesetas en Banca Catalana. Eso actualizado con la inflación sería el equivalente a unos 15000-20000 millones de euros. Pujol prefirió seguir robando, pero ya de los presupuestos del estado. Cuando ahora los catalanes, que tienen unas cuentas públicas absolutamente impresentables, reclaman el cupo, la respuesta del gobierno tiene que ser forzosamente que no. No pueden reclamar la competencia de la recaudación de impuestos después de dejar una deuda multimillonaria al resto de España. Pero esto a los indepes y a buena parte de los ciudadanos de Cataluña nadie se lo explica de manera didáctica, y así estamos.

Con la reforma constitucional lo único bueno que podría salir sería que todas las autonomías tuviesen obligación de sanear sus cuentas, pero me da a mí que no van precisamente por ahí los tiros.

Si Rajoy abre con pedrito el melón constitucional nadie sabe qué consecuencias puede tener, pero desde luego ninguna será buena.

Saludos

SOBRE EL COCHE ELÉCTRICO


Hoy he hecho unos numeritos, para situarme.

El consumo de gasoil A más gasolina en España, en 2016, ha sido de aproximadamente 28 millones de toneladas. La energía contenida en esa cantidad de combustible equivale a mantener durante todo el año una generación de aproximadamente 30000 MW.
La capacidad de generación instalada en España es de 105000 MW. Si sustituimos al completo el parque de vehículos (camiones y autobuses incluidos) por vehículos eléctricos, y suponiendo que la mayoría de la recarga de las baterías se realizaría por la noche, no hay problemas importantes desde el punto de vista de la generación, puesto que tenemos 105000 MW de capacidad instalada debido a que la relación de consumo entre horas punta y horas valle es superior a 3:1. Por tanto de noche nos sobra capacidad de generación para la recarga de las baterías.

Tendríamos algún problema desde el punto de vista del origen de la generación, pero si queremos reducir la generación nuclear  y térmica, eso se salva con inversiones en pocos años. No hay problemas serios por ese lado.

Entonces ¿dónde está el problema? Pues está por el lado de la distribución.

Supongamos un bloque de viviendas con doce o catorce vecinos. Diez de ellos tienen plaza de garage, y quieren tener una estación de carga para su vehículo. Pretendemos vehículos con 500 km de autonomía.

La potencia media de los coches españoles puede ser del orden de 100 CV, es decir, unos 75 KW.

Supongamos que como el rendimiento de un motor de combustión no llega al 80% y el del motor eléctrico es superior al 99% nos conformamos con motores eléctricos modestos de 50 KW (no es, desde luego, lo que están sacando al mercado, más bien superan los 100 KW de potencia)

A un ritmo de utilización normal esos 500 km de autonomía serán 7 horas de utilización a un 60% de capacidad del motor, es decir, 7 horas a unos 30 KW de potencia.

Supongamos que somos modositos y nos conformamos con recargar la batería en 3 horas. Eso supone recargar 210 KWh  en 3 horas, es decir, una potencia de 70 KW en cada punto de recarga en el garage.

El bloque normal de potencia de un hogar es de 3,3 KW. Y algunos vecinos, si la cocina es eléctrica, tendrán contratado el bloque de 4,4 KW. Además habrá un bloque comunitario, para escaleras, ascensores, garage, etc… de quizás 11 KW.

En total, la acometida de un bloque de viviendas típico, de 12-14 vecinos, con diez garages, será del orden de 50KW aprox.

Por tanto, cada estación de recarga INDIVIDUAL, de 70 KW, supera la potencia de la acometida de la comunidad.. Que todos los vecinos con garage tengan estación de recarga para la batería de su coche eléctrico supone multiplicar por más de diez la potencia de la acometida del edificio.

Eso sería así EN TODOS LOS EDIFICIOS RESIDENCIALES DE ESPAÑA, Y DE EUROPA.

Eso significa sustituir las acometidas de TODOS los edificios residenciales de España, y de Europa. Como consecuencia, supone sustituir TODOS LOS TRANSFORMADORES DE LA RED DE BAJA TENSIÓN de España, y de Europa.

Por añadidura, eso supone sustituir TODA LA RED DE MEDIA TENSIÓN de España, y de Europa, y sus transformadores de alta tensión a media tensión. Son palabras mayores.

Ha costado más de 50 años disponer de redes capilares de distribución a media y baja tensión en España y en Europa.

Sustituir esas redes por otras con unas diez veces más de capacidad… ¿cuánto tiempo va a costar? Veinte, treinta, cuarenta años? Teniendo en cuenta las protestas ecologistas, quizá nos vayamos a los plazos más pesimistas.

Conclusión: Tenemos coches de gasolina y gasóleo para varias décadas, digan lo que digan los apóstoles del coche eléctrico.

Lo más que vamos a ver en los próximos 15-20 años es la prohibición de entrar con coches con motor de combustión en según qué ciudades. Con no ir, asunto resuelto.

Ah! Y por supuesto, nuestros graciosos gobernantes aprovecharán para OPTIMIZAR la factura fiscal del parque automovlístico.

Una prueba de última hora: Frau Merkel ha doblado, de 500 a 1000 millones de € los apoyos a la investigación para la reducción de emisiones de los motores diesel, y a la vez ha pregonado, alto y claro: TENEMOS QUE EVITAR LA PROHIBICIÓN DE CIRCULACIÓN DE VEHÍCULOS DIESEL EN LAS CIUDADES. Más claro, el agua,

Los motores modernos de gasolina, con el “downsizing” y el turbo, emiten más partículas, y más dañinas, que los motores diesel. Es cuestión de uno o dos años que la normativa les imponga un filtro de partículas y que vuelvan a tener mala prensa con respecto a los motores diesel.

Por tanto: Larga vida al motor de combustión, diesel mejor que gasolina.

Saludos

X

Vacaciones en España


El sueño de todos los europeos que he conocido era pasar sus vacaciones en España. Es el gran invento del turismo de masas. Pero, para quienes habían nacido en España, vacaciones eran otras cosas. Hacíamos redacciones antes y después del verano, y toda la clase  comentaba sus aventuras en las playas.  En el mes de junio, daban mucha envidia; en septiembre, ninguna.   Por esas y otras circunstancias, nunca confundí tres conceptos emparentados entre sí, como son turismo, viajes y vacaciones.

Sospecho que muchas de las personas que se pasan la vida viajando por hobby o trabajo nunca han estado de vacaciones, y que infinidad de turistas nunca han experimentado el extraño placer de viajar, conformándose con un sucedáneo organizado por una agencia. Claude Levy Strauss tiene escritas páginas memorables, en Tristes Trópicos, sobre la alquimia social de los viajes.

Les “congés payés” del Estado de Bienestar es un remedo de las Fiestas que abundaban en los calendarios romanos y cristianos. La modernidad que acarrea la revolución industrial provoca la metamorfosis de muchas instituciones medievales. Los esclavos expulsados del mundo rural  necesitan descansar y desconectar periódicamente.  La transición no fue sencilla: durante más de un siglo, los prebostes del nuevo régimen religioso imperante en Europa preferían usar a los pobres como carne de cañón barata para sus aventuras militares y coloniales. Hasta que no ocurre la inmensa catástrofe de la Primera Guerra Mundial, y su inevitable secuela, se resisten a dar un periodo de Gracia a sus esclavos.  Son las vacaciones en su formulación actual.

De niño, lo que me llamaba la atención, es que las gentes de los pueblos , que trabajaban duro todo el año, no se cogieran nunca vacaciones ni salieran de viaje. Me recordaban al viejo paisano de Brassens, que nunca había visto Carcasonne.  Se aburrían o eran felices, pero no sentían la necesidad de “desconectar” de su vida cotidiana. ¿Cómo podía ocurrir ese milagro?

Karl Marx racionalizó y extrapoló el estado de confusión mental que padecen los pueblos del norte de Europa, y lo definió como “alienación”.  Es decir: Karl Marx concluyó que sus contemporáneos vivían “enajenados” bajo influencia de la religión. Y casi lo clava, salvo por un pequeño detalle:  en las culturas del Sur mediterráneo no se verificaba ese estado de “alienación” que aleja a individuo de su realidad. Al contrario. Vivían su realidad y su entorno con total plenitud. No necesitaban “desconectar” ni “reencontrarse”.  Las muchas Fiestas del Calendario que celebraban eran días “grandes” donde olvidaban cualquier penuria material y cualquier agravio.

Magaluff representa la quintaesencia de lo que un alemán o un británico entienden por “vacaciones” en las playas españolas: una orgía. Sueñan con venir a España a beber, fornicar y pelear.   Esos millones de hooligans anglo luteranos, que ensucian y contaminan todas las playas en el Sur mediterráneo, son un verdadero ejército en campaña.

Turismofobia

En España, la codicia de los catalanistas y de los empresarios turísticos ha acabado por provocar una reacción social.  Durante décadas, han falsificado la contabilidad del sector para defraudar sus ingresos con total impunidad y seguir cebando la máquina de las subvenciones. Es completamente delirante, desde un punto de vista funcional, que un país que acoge a más de 70 millones de europeos por el colapso de los competidores,  se pase todo el año haciendo publicidad de las playas. TVE tiene corresponsales fijos en Benidorm, que se pasan todo el año vendiendo las bondades del lugar.

La gran estafa de la Unión Monetaria, que ha disparado las diferencias de renta de 1 a 5 entre España y el resto de Europa, ha provocado que millones de jubilados e inversores europeos vivan el sueño húmedo de estar todo el año de vacaciones y ganar dinero por ello.  Salía hoy publicada la noticia que Airbnb había intermediado casi 60 millones de alquileres y declarado poco más de 50.000 euros.

Como explicamos en un anterior análisis, el sueldo de los camareros que atiende in situ a ese ejército de jubilados y turistas cobran salarios inferiores a los que se pagaban hace 25 años , y las Comunidades Autónomas que se quedaron sin acceso al mar, no reciben ni un euro de los ingresos que genera el sector.  Ya nadie está a gusto con ese modelo, que está provocando la despoblación y desertificación de España, y el saqueo de sus recursos estratégicos.